El jueves 22 de diciembre, en la Iglesia Catedral, fue el último concierto del Coro de Cámara de la Universidad de La Serena.
Una jornada cargada de emociones para los más de 30 integrantes de la agrupación, quienes sabían que ésta era una despedida tras 3 años juntos. Días antes, la directora Darsy Astorga explicaba que “nos gustaría poder seguir funcionando, pero no podemos porque el Departamento de Música (de la ULS) decidió darles otros lineamientos al trabajo coral, en el cual este proyecto no cabía”.
A un mes de ese adiós, mientras aún buscan alternativas para la continuidad de este conjunto, afloran los recuerdos entre quienes fueron parte del ahora exCoro de Cámara de la Universidad de La Serena. “Hay veces en la vida que uno no es capaz de dimensionar los regalos que nos ofrece el Universo día a día.
Al llegar a La Serena pasaba por un momento tremendamente oscuro, sintiéndome perdida, sin horizonte, en un agotamiento espiritual que no me permitía avanzar. Al llegar a este coro, sentir el abrazo de su canto y la acogida de su directora, fue como llegar a un oasis cuando la esperanza ya casi había cesado”, contó María Cristina Gatica, contralto I.
“Y bueno, la música se encarga de sanar de por sí, porque cuando cantas desde el corazón y en entrega, todos nos volvemos uno…Se olvidan los problemas, las diferencias, los obstáculos, se olvida todo. El seguir las señales de la directora, que nos conecta a todos como una gran artista pintando con nuestras voces, dibujando en la oscuridad a la luz de las velas, emitiendo todos una vibración donde, al terminar el ensayo, vuelves a casa tranquilo de saber que cumpliste bien tu día, que cumpliste con entregar a este mundo un granito de esperanza, de unión, de amor. Porque cuando se canta con el corazón te vuelves indestructible, porque es la luz la que te protege y te acompaña”.
Por su parte, Nicole Mejías (contralto II), expresó que “personalmente, ingresar al coro fue la mejor decisión que tomé en el 2016. Yo soy estudiante de Ingeniería en Alimentos y al momento de ingresar tenía poco estudio musical, pero tuve una excelente acogida de parte de la directora y de mis compañeros. Poco a poco fuimos conociéndonos más y al día de hoy los considero a todos como buenos amigos. Me ha ayudado a crecer emocionalmente, a tener compañerismo, a trabajar duro y a perder el miedo. Estoy muy agradecida de haber tenido esta oportunidad”.
El Momento Justo
Sebastián Zúñiga, tenor II, confesó que “el coro llegó a mi vida en un momento en que necesitaba de algo, en el momento no sabía qué, pero cuando escuche y viví el primer ensayo de coro me sentía pleno. No tienen idea de las sensaciones que se producen en el canto coral, existe una conexión entre nosotros más allá de nuestro cuerpo. El canto coral requiere de mucha práctica, esfuerzo, dedicación, pero sobre todo pasión; cuando todo se fusiona nace lo coral como algo que eleva tu alma y alegra el corazón”.
“El coro es plenamente vida, es alegría, es amor, es rabia, pero también es tristeza. La directora es nuestra mentora y nos transfiere con su potencia y pasión todo lo hermoso que puede ser la vida, porque también en la tristeza existe hermosura y la música coral es realmente de otro mundo, hay que vivirlo, explorarlo y sentirlo piel a piel. Me atrevo decir que es como un ritual de sanación, en donde todos tus sentimientos afloran y nuestras voces son como un tsunami que arrasa y nuestra directora entra en un trance infinito que le da potencia en su dirección, es sencillamente la artista que pinta con nuestras voces”, recalcó.
Verónica García, soprano I, dijo por su parte que “al pensar en el término de esta fase para nuestro coro, lo primero que siento es gratitud. Aprendí tanto en todo sentido y conocí gente verdaderamente importante en mi vida, que sin la existencia del coro quizás no hubiese conocido. El coro me convirtió en una mejor persona, y me entregó muchas herramientas para hacer música de manera más honesta y siempre con amor. El ensayo de coro después de clases se sentía siempre como llegar a casa. Hacernos uno con las voces de los demás, vibrar en la misma frecuencia nos sanaba, nos llevaba a un mejor lugar”.
“Después de ensayo éramos todos felices. Después de ensayo nuestros cuerpos, alma y corazón agradecían poder cantar con un grupo como el que somos, el canto nos sanaba y por eso siempre tratamos de hacerlo de la mejor manera posible. Gracias a todas las personas con las que me encontré en estos 3 años, en los ensayos después de clase, en las giras, en los conciertos. Gracias infinitas a nuestra directora, sin ella ésta linda historia jamás se hubiese escrito. Gracias, Coro de Cámara, por darme tanto”, remarcó Verónica.
Sin Rivalidades
Brenda Rivera, soprano I, comentó que “eso es lo bueno de compartir la música, que nos llena el corazón y nos sentimos plenos y felices, sin que haya rivalidades, sólo el deseo de querer cantar todos juntos. Todas las semanas esperaba los días martes y miércoles para ir a ensayar, y vez que llegaba de ensayar a mis padres y hermanos ya los tenía aburridos porque llegaba cantando. En fin, voy a extrañar mucho a cada uno de los integrantes del coro, fueron demasiado importante para mí, aprendí a querer a cada uno y forme lazos que espero estén siempre. Simplemente me enamoré del coro desde el día uno”.
Darsy Astorga, soprano y directora coral, contó que “el Coro de Cámara de la ULS fue mi proyecto artístico, de vida, más importante. En el deposité todo mi amor, perfeccionamientos, muchísimo estudio, perseverancia…y por sobre todo, mi pasión. Me dediqué por completo a levantarlo cuando no tenía siquiera un integrante el 2014. Formé desde cero a muchos cantantes, montamos música coral de alto nivel con gente venía de todos lados”.
Sobre la situación actual, sostuvo que “muchísima gente se ha acercado, nos ha escrito, nos alienta. Hasta la ciudadanía nos ha sorprendido manifestando públicamente en las redes sociales y prensa el apoyo a la calidad de nuestro trabajo y el compromiso hacia el arte coral. Ven nuestros videos en la web, nos comentan y todos esperan que se encuentre una solución”.
En ese sentido, el barítono Franco Fernández es claro en su pensamiento: “El coro se presentó con sus energías y personas como la oportunidad de saldar una deuda histórica con el arte y la comunidad, donde intentó abrirse paso en la búsqueda de crecimiento y rescate de lo que fue el legado de Jorge Peña Hen. Hoy el espíritu de las voces que se apagan nos evoca en un trágico recordatorio de aquella época donde los sueños al alcance de florecer fueron quebrados”.
Cantando en la Calle
Sebastián Zúñiga indicó que tras el concierto final en la Catedral “hemos vuelto a reunirnos en juntas informales, sociales, encuentros de amistad para saludarnos, ver cómo estamos después de todo lo que ha pasado. Hemos salido a cantar a las calles para poder juntar dinero y poder tener un paseo de grupo…Pero el motivo que siempre nos une sigue siendo la música”. En tanto, Nicole Mejías dijo que cantan en la calle “para juntar dinero para futuros proyectos... De todas formas siempre estamos en contacto. Hay un inmenso cariño entre nosotros”.
Darsy Astorga indicó que “después del concierto de Navidad, con la Catedral llena de público apoyándonos, continuamos cantando. Uno de los momentos más significativos fue cuando recibimos la invitación del concejal Pablo Yáñez y la agrupación Los Patiperros, para cantar con motivo de la Navidad en una cena organizada para personas en situación de calle”. Nicole Mejías complementó que “hay mucha gente que nos manda buenas energías. Nuestro sitio en Facebook Ex Coro de Cámara de la Universidad de La Serena incrementó muchísimo sus visitas y hasta hemos recibido apoyo del extranjero”. El contacto con ellos es el correo darsyastorga@gmail.com.