• Las tres personas fundamentales en el buen término de esta investigación. De izquierda a derecha, Janina Guerrero, fotógrafa; Rafael Reyes, chef, y Pamela Contreras, impulsora y diseñadora de este libro. FOTO: Silvana Meza
El trabajo, que fue liderado por la diseñadora gráfica Pamela Contreras, es la continuación de una investigación que largo aliento, que contó con el apoyo del chef Rafael Reyes y de la fotógrafa Janina Guerrero

Fue el resultado de un largo y prolijo trabajo, donde se mezclaron la investigación de la historia regional, sabores, el buen diseño y la imagen como un exponente evidente de vestigios desconocidos para muchos. En otras palabras, se juntaron esfuerzos, talentos y experiencia para concluir en un libro  donde la presencia de los ingredientes y alimentos más propios de una de las culturas más representativas del Norte Chico asoman con personalidad propia, marcando de paso un sello claro: la identidad.

“Sabores diaguitas de ayer y hoy”, trabajo liderado por la diseñadora gráfica Pamela Contreras, fue la continuación de otro libro que tuvo lugar en 2011, denominado “Sabores diaguitas: Cautiva tu paladar”, que financiado por Fondart Regional, al igual que esta nueva investigación. Pero esta vez, buscó ir más al fondo de una historia marcada por la tradición culinaria y alimenticia de uno de los pueblos originarios más representativos de toda América Latina.

“Este libro muestra principalmente los productos que comían los antepasados en esta región.  La idea era darle una página a cada producto, mostrar sus beneficios, de donde vienen y dar a conocer mediante la fotografía la esencia del producto y además presentar recetas de vanguardia. Eso se quiso plasmar”, aseguró Pamela a El Día, en el lanzamiento efectuado en Inacap La Serena.

Esta iniciativa nació, como se señalaba anteriormente, hace algunos años, cuando esta diseñadora gráfica profesional preparaba su proyecto de título. “Yo tenía que buscar un problema informativo y de comunicación visual. Y llegué al tema arqueológico, porque a mí me gusta mucho y no había nada donde sólo se tratara el tema de la gastronomía. Había información muy básica, y que aparecía en casi todas las publicaciones. Lo bueno es que con estos dos libros se muestra información novedosa e investigación que no se había realizado antes”, recalcó esta profesional.

El objetivo es que se pueda difundir en distintas ferias, en bibliotecas y en internet, para que se pueda comercializar al extranjero. “Con el primer libro también ocurrió, pese estar sólo en castellano. Por eso, esta vez lo producimos bilingüe, para que pueda exportarse al extranjero”, consignó.

Hay varios productos “estrella” y que eran habituales entre los diaguitas, como la chocha, el copao, el chañar y el algarrobo, que están muy cerca, pero la gente no sabe que se comen.

Esto fue ratificado por Rafael Reyes, chef que tuvo un rol fundamental en esta valiosa investigación. “Quisimos respetar los productos, hacer un montaje y utilizar técnicas de vanguardia, al vacío o de cocción lenta. Hay productos muy interesantes como los caracoles de mar, la salicornia, las algas, pescados de peña, algarrobo o amarantos, productos que se encuentran en cualquier punto de la Región de Coquimbo. Lo que pasa es que por una cuestión cultural, si la gente no las ve en una góndola de supermercado no las adquiere. Hay que conocer más nuestros productos”, afirmó este chef.

En ese contexto, Reyes asegura que la generación cercana a los 30 años se la juega por probar nuevos sabores, y los trabajos en torno a la cocina diaguita han sido una gran oportunidad y un desafío que asumió junto a Pamela Contreras. “Se trató de un crecimiento en conjunto. Pamela  empezó con su tesis y yo era docente del área de gastronomía de Inacap en La Serena, ahí nos conocimos, luego pasamos al primer libro y ahora creo que nos titulamos de investigadores culinarios”, dijo con orgullo y satisfacción.

El valor de la imagen

Para el buen desarrollo de esta valiosa investigación, contar con imágenes claras, precisas y de muy buena calidad era fundamental. En ese contexto, el aporte de la fotógrafa Janina Guerrero fue muy importante, quien destacó lo que fue esta experiencia para ella. “Es la primera vez que trabajaba en el ámbito gastronómico. Fue una experiencia muy enriquecedora, porque hay muchos productos de los que quizás habíamos oído pero no habíamos visto en su morfología, por eso fue muy enriquecedor. Nos permitió conocer aquellos productos que son de nuestra zona”, subrayó.

Este trabajo fue una labor extensa para Janina, que debió dedicar tres jornadas completas sólo para captar las imágenes, y de cada producto se generaron alrededor de 20 fotografías, para luego concluir en una selección final. “Habían algunas muy hermosas, pero debíamos elegir, lo que no fue fácil”, comentó.

Luego vino el trabajo de edición, donde de cada plato seleccionaban tres fotos, y Pamela Contreras debía elegir la definitiva. Así, concluía un trabajo muy delicado y donde a su vez, los detalles y el trabajo en equipo fueron fundamentales.  

“Pamela (Contreras) tiene la ambición de generar más productos de tipo gastronómico, y ahí vamos a estar para respaldarla. Trabajar en estos temas es un gran vuelco para mí en lo profesional”, concluyó Janina.

NUEVOS PROYECTOS

Pamela Contreras se enteró, hace pocos días, y con gran alegría, que se adjudicó un nuevo Fondart, y que espera desarrollarlo en otra interesante materia: arte rupestre en decoraciones. “Queremos seguir recuperando el arte y la gastronomía de esta etnia. Es mucho trabajo hacer un libro, sobre tras adjudicarse un Fondart, porque más allá de yo haber diseñado este libro, conté con el apoyo de Janina Guerrero, que es una excelente fotógrafa. Lo bueno es que tengo un equipo que me apoyó en todas y espera lo siga haciendo en los próximos desafíos”, destacó Pamela.

 

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