• Sueños sin límites ni fronteras
    Sueños sin límites ni fronteras
Tras años dedicados al estudio de la danza del vientre y con una prometedora carrera como bailarina profesional, una joven La Serena ganó un importante concurso nacional. Por estos días, Nicol Hayal sólo piensa en seguir perfeccionándose y en aprovechar el talento que posee.

Todas íbamos a ser reinas, pero ella sí lo consiguió. No era un concurso de belleza pero si había que dejar todo en el escenario. No sólo estaba en juego el primer lugar, había que alcanzar una meta. Es que dicen por ahí que los sueños están para cumplirse.

Años de esfuerzo y dedicación, de perseverancia, caídas y nuevos comienzos, cientos de emociones se mezclaban mientras nicol hayal danzaba e interpretaba la canción árabe más importante de su vida, aquella que le permitió tocar el cielo con las manos.

Aquel 30 de septiembre de 2012, en Santiago y frente a un jurado implacable, Nicol consiguió la corona del Miss Bellydancer Chile 2012, concurso de danza árabe que busca a la mejor exponente del género en nuestro país. Por primera vez una joven bailarina representante de una región inscribía su nombre entre las grandes maestras de la danza.

SUS INICIOS. Nicol nació en Santiago el 9 de enero de 1993 y posteriormente se trasladó a vivir junto a su familia a La Serena. Fueron las paredes de la Academia de Sylvia Aguirre las que la recibieron cuando sólo tenía 12 años y recién incursionaba en el mundo de la danza árabe. Ya a los 17 dictaba sus primeras clases. Todo le auguraba un futuro prometedor.

“Tuve que aprender desde muy chica a organizar todo, a distribuir los tiempos, a concentrarme bien en cada cosa que hago, más ahora que estudio psicología” señala la bailarina.

Ha tomado clases con importantes maestras tanto nacionales como extranjeras, entre las que se cuentan Seyyal, Gada Kanaan y el maestro argentino Pablo Acosta.

“Por ahora quiero seguir perfeccionándome y espero nunca dejar de ser alumna pero también quiero traspasar mis conocimientos a las jóvenes de La Serena”, señaló.

Nicol ha obtenido importantes reconocimientos en competencias regionales y nacionales como su segundo lugar a nivel latinoamericano en la categoría profesional con el dúo “Flamenco Árabe”, galardón que consiguió junto a la bailarina Rosita Alveal el 2011.

UN LARGO CAMINO. Pero como en la vida nada es fácil, el camino para llegar a ser la mejor bailarina del país estuvo lleno de obstáculos. Sin embargo para nicol no existe la palabra imposible.

“Si uno quiere puede lograr todo lo que se proponga. La clave está en la perseverancia, en ser constante, en no bajar los brazos. Aquí no existen “los no puedo” o “los me rindo”, nunca hay que dejar de luchar”.
Y ella es una luchadora. Tener que afrontar los prejuicios de su familia ha sido una de las batallas más dura que le ha tocado pelear. “Cuando gané el Miss Bellydancer Chile al fin sentí mucho más apoyo de su parte. Me ha costado un poco que creyeran en mí” cuenta Nicol mientras sus ojos dejan ver un halo de tristeza. Rápidamente se repone y agrega, “pero mi carrera como bailarina recién comienza así que aún puedo demostrarles mucho”.

Diariamente la joven dedica a lo menos cuatro horas a su gran pasión. Una jornada extensa que parte a eso de las 08.00 a.m cuando suena el despertador y Nicol debe prepararse para ir a la universidad. Toma un par de asignaturas y de vuelta al hogar para almorzar. Una rápida colación y nuevamente a clases. Por fin llega la tarde y entusiasmada parte a la academia de Sylvia Aguirre donde debe dictar talleres a su grupo de pequeñas estudiantes. Finaliza la jornada y entre las paredes de su dormitorio comienza a organizar seminarios, galas y eventos. Ya son las 01.30 de la madrugada. Hora de dormir.

“LA DANZA ES MI VIDA”. Nicol es enfática en señalar que nada sería lo mismo si no pudiese desarrollarse como bailarina pues en la danza encontró un estilo de vida, una forma de ser, de sentir, de pensar, un cristal diferente por el que observa el mundo.

“He crecido mucho a través de este arte, ha sido una experiencia enriquecedora que me ha ayudado a pararme de una manera diferente frente al mundo. La danza del vientre me conecta conmigo misma, con mi sensualidad, con mi feminidad, entrega seguridad, me hace sentir plena”.

Además agrega, “sin tener una familia ligada al mundo árabe, ni a la danza ni al arte, yo pude encontrar y apreciar la riqueza de su cultura, tan distinta a la nuestra, pero tan admirable para mí. Y sueño con muchos proyectos a futuro, metas por alcanzar, lugares que visitar, personas que conocer y vivir bailando todos los días, hasta que muera”.

Tanto es así que la joven decidió cambiar cuadernos y jornadas universitarias por hermosos trajes y escenarios. “Voy a congelar mi carrera de psicología por un año y quiero dedicarme por completo a bailar, la danza es mi vida”
Para algunos esta frase puede ser un tanto cliché, sin embargo sólo quienes vibramos con ella -disculpe señor lector que me incluya pero, para mí también es una gran pasión- logramos entender el peso que tiene esas palabras.

MISS BELLYDANCER CHILE. De la mano de la gran maestra Raqia Hassan, en 2007 nace en nuestro país el primer concurso de Danza Oriental. Todas las expectativas estaban puestas en esta competencia que busca a la mejor exponente del género en Chile.

Desde ahí en adelante se han realizado con total éxito cinco versiones, que han contado con un jurado internacional de primer nivel y que han permitido a las ganadoras mostrar sus trabajos en Festivales como el EIDA de Argentina o el Festival Luxor de Brasil.

En su versión 2012, el implacable jurado presidido por Randa Kamel, Mohamed El Sayed, Angeles Cayunao, Samir Abut y Julio Sanz evaluó desde el traje, la música escogida hasta cada movimiento y cada expresión corporal que realizaron las siete competidoras que disputaban la corona. Finalmente Nicol fue la flamante ganadora.

Orgullosa por su logro, un tanto sorpresivo pues confiesa haber olvidado la coreografía que por semanas ensayó, señaló que “tenía un desafío personal, quería saber si voy en un buen camino, me interesaba mucho la opinión del jurado, en especial de la mejor bailarina egipcia para mi, Randa Kamel. Además quería demostrar que una bailarina de regiones también puede tener un lugar dentro del mundo de la danza oriental en Chile. Y que sin representar a ninguna escuela en particular, yo siento que representaba a bailarinas jóvenes y emergentes”.

DESCENTRALIZANDO EL ARTE. A pesar de su corta edad, Nicol está consciente de que lamentablemente para los artistas regionales, las oportunidades se concentran en la región metropolitana. “Desde que entre al mundo de la danza árabe sentí que en Santiago estaba todo mientras que acá en regiones no había nada” señala un poco decepcionada.

Importantes sumas de dinero ha tenido que invertir en su perfeccionamiento no sólo por el valor de los talleres a los que asiste sino porque inevitablemente debe viajar varias veces al mes a la capital.

En un afán por descentralizar la cultura y el arte, Nicol ha intentado entregar sus conocimientos a las jóvenes de la región. “De alguna manera u otra traigo lo que me enseñan las maestras en Santiago y se los traspaso a mis alumnas a través de clases y talleres”.

Además destaca la importancia de su corona afirmando que “cuando gané se pudo demostrar que en regiones también hay bailarinas, también hay danza, también hay mucho talento”.

PROYECTOS. Innumerables son los proyectos que la joven tiene en mente. Seguir perfeccionándose, impartir clases en distintas regiones del país, participar en cuanto festival se organice, dictar talleres gratuitos para la comunidad son algunos de ellos.

Aunque intenta disimular su emoción, cada parte de su cuerpo, cada movimiento y cada palabra refleja la satisfacción del deber cumplido. “Me he sentido de muchas formas en este último tiempo, a veces muy feliz, a veces confundida, hasta frustrada. Creo que es normal, estuve en dos competencia en un mes, más la presión de la universidad…pero después de todo lo logrado me siento satisfecha”.

Pero sin duda su proyecto más importante está relacionado con su crecimiento como bailarina profesional y todos los desafíos que ello conlleva, “quiero llegar a ser la mejor bailarina que puedo ser”.

 

 

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