• Como en los viejos tiempos, Claudio Narea y Miguel Tapia están recorriendo el país interpretando las canciones que dejaron huella en la cultura popular chilena.
Crédito fotografía: 
Facebook y Archivo
Como plato fuerte de esta noche en la Pampilla de San Isidro, dos de los ex integrantes de Los Prisioneros revivirán los clásicos que marcaron a una generación en la década de los 80, que siguen sonando hasta el día de hoy.

La historia de Los Prisioneros, el grupo más emblemático del rock chileno, también tiene capítulos que se escribieron en la región. Hace un par de años, en la Feria del Libro de La Serena, el guitarrista Claudio Narea recordó que “la primera entrevista que dimos a un diario, fuera de Santiago, fue acá, al diario El Día”. Dicha publicación corresponde a 1985, cuando se encontraban en plena promoción de su primer disco, “La voz de los 80”. Pero también la zona fue simbólica en el quiebre del trío original, ya que su última actuación ocurrió en septiembre del año 2003, en La Pampilla de Coquimbo. 

El conjunto sanmiguelino había regresado un par de años antes, repletando dos días seguidos el Estadio Nacional de Santiago. Parecía que la carrera de los intérpretes de “El baile de los que sobran” tomaría un nuevo aire, pero volvieron a aparecer los conflictos, especialmente entre su líder Jorge González y el guitarrista Claudio Narea. Este último, antes de subir al escenario de La Pampilla, entregó una carta a una joven fan (a cargo de una página web), explicando las verdaderas razones de su salida de la banda.

“A los medios de comunicación y a los seguidores de Los Prisioneros: Me veo obligado a redactar este comunicado tras una semana de especulaciones sobre mi salida del grupo Los Prisioneros. Anoche, en La Pampilla, ofrecí mi último concierto junto a la banda. Creo que ya no hay razón para guardar silencio sobre las razones de mi partida”, decía el encabezado de la famosa carta, que fue ampliamente difundida en aquellos años por todos los medios nacionales e incluso internacionales, tomando en cuenta la repercusión que tuvieron Los Prisioneros en varios países del continente. 

“No quiero dejar a cargo de mis ex-compañeros la versión oficial sobre estos hechos. Tampoco que mi silencio confirme tácitamente las livianas teorías que hoy atribuyen todo a simples diferencias musicales o a que ya hemos rentabilizado suficientemente nuestro reencuentro. Muy por el contrario: creo que tengo la misma autoridad de Jorge y Miguel para dar a conocer las circunstancias de mi salida y analizar el desarrollo del grupo durante los últimos dos años. Es, creo, mi obligación moral desmentir el sinfín de versiones que circulan, mucho más cuando mi salida de Los Prisioneros no responde a una decisión voluntaria y personal, sino a que Jorge González me ha pedido que deje de tocar junto a la banda”. 

Esa noche del 19 de septiembre, Los Prisioneros se despidieron ante 80.000 personas con las canciones “Papapa” y “Nunca quedas mal con nadie”. Jamás se volvieron a ver los tres. Pero la carta fue subida a internet, desatando una polémica de proporciones. En ella, tal como se expuso, Narea aclaraba que no se fue voluntariamente del grupo, sino que fue expulsado. Culpó a González de autoritario y a Miguel Tapia de pasivo ante los conflictos internos. Un par de días después, en una recordada conferencia de prensa en Santiago, Jorge botó todos los micrófonos de los periodistas, tras las insistentes preguntas de la prensa sobre la disolución.

EL REENCUENTRO 

Pasaron los años y por lo menos Narea y Tapia limaron sus asperezas, empezando a trabajar juntos. Hicieron nuevas canciones y decidieron revivir en vivo las canciones que los llevaron a la fama y al reconocimiento. En una entrevista al diario La Segunda, el baterista Miguel Tapia llegó a declarar que  “el peso de Los Prisioneros no me molesta en forma negativa, lo he aprendido a llevar. Lo bueno de esa etapa es la experiencia que acumulé y que sigo aplicando en cada proyecto que emprendo. Soy prisionero de por vida. No me provoca ningún peso y no me complica ya para nada”. 

De paso, desmintió que el regreso de la banda en el año 2001, llenando recintos como el Estadio Nacional, les haya generado beneficios económicos. “No creo que en Chile haya un artista millonario. Algunos vivimos mejor que otros, pero en general, en Latinoamérica, la cosa es bastante difícil para los músicos, aunque debe serlo mucho más para los escultores, pintores, etc. Para mí la música es lo más importante que me ha pasado. Estar ligado a ella es una bendición y desarrollar un talento en algo así es digno de agradecer”, dijo el intérprete de “¿Quién mató a Marilyn?”.

Esta noche, aproximadamente a las 22:00 horas, Miguel Tapia y Claudio Narea subirán al escenario de la Pampilla de San Isidro, en la comuna de Vicuña, donde volverán a interpretar himnos como “La voz de los 80”, “Paramar” y “We are sudamericanrockers”. Si bien es cierto que la mayoría de los temas de Los Prisioneros fueron compuestos por Jorge González (alejado de los escenarios por problemas de salud), los otros dos exPrisioneros han dicho que esos temas ya pasaron a ser de todos, de la cultura popular chilena. 

LIBRO DE NAREA

En 1990, después de su primera salida de Los Prisioneros, Claudio formó su propia banda, Profetas y Frenéticos, una de las más influyentes de la década en Chile. En 1992 fundó y se convirtió en el primer residente de la Asociación de Trabajadores del Rock (ATR), asociación gremial que buscaba abrir espacios para el rock chileno en momentos de escasa difusión. En 2000 debutó como solista con el álbum homónimo Claudio Narea, cuyo sencillo “Amar es complicado” tuvo un éxito moderado en las radios locales.

El año 2006, en compañía de Los Indicados, grabó su segundo álbum como solista, “El largo camino al éxito”, considerado por la revista Rolling Stone Chile como uno de los mejores álbumes de ese año; además fue elegido uno de los personajes del 2006 por la misma publicación. Y en el verano de 2016, como parte de la programación de la XXXI Feria Internacional del Libro y la Lectura en La Serena, presentó el trabajo “Biografía de una amistad”.El artista destacó en aquella oportunidad a diario El Día las distinciones a los artistas nacionales en eventos que incentivan y fomentan la cultura, como esa Feria del Libro que estuvo dedicada a Gabriela Mistral. “Qué bueno que se reconozcan y que se hagan homenajes a los grandes artistas chilenos, como a Gabriela. Todo lo que sea reconocernos a nosotros mismos en importantes artistas nacionales es bueno”, expresó el músico.

 

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