Un músico que ha recorrido el mundo ha sido Ociel Ortiz Villarroel, quien desde muy joven comenzó a matizar la música con otras actividades, pero que finalmente transformó el arpa en su gran pasión. Pasó de ser minero a músico.
“El 16 de junio, si Dios quiere, cumpliré 43 años de vida artística. Mi inicio fue en una peña folclórica, en lo que fue mi primera actuación como solista en arpa en Calama. Tuve como maestro al gran arpista Alberto Rey, del célebre dúo Rey-Silva. Y así fue como crecí rápidamente”.
No pasó mucho tiempo para iniciar giras a nivel nacional e internacional, donde eligió a Paraguay como destino para poder aprender nuevas técnicas, donde además tuvo la posibilidad de dar a conocer la música chilena.
86 ciudades de Europa recorrió el arpista en su extensa carrera.
Pasó el tiempo, y si bien trabajó en Chuquicamata durante 12 años, y se armó de valor para renunciar a su trabajo y comenzar una nueva vida, estrictamente dedicado a la música. “Gracias a Dios triunfé y recorrí 86 ciudades europeas. Estuve en Italia, España, Francia, Portugal, donde destaco lo que fue mi paso por Islas Canarias. Recuerdo también lo que fue una gira importante por Perú, donde recorrí el Cuzco y Machu Picchu. Sumo también giras por Argentina”, subrayó.
A juicio de Ortiz, la música le permitió alcanzar un crecimiento social y económico, pero sobre todo cultural, porque pudo conocer diferentes realidades a lo largo del mundo. “Vengo llegando desde una gira por Paraguay, donde fui invitado por Arpistas Paraguayos Asociados. Ellos están muy contentos de que difunda el arpa paraguaya en Chile y también su música”.
“Mi sueño es realizar un encuentro internacional de arpistas en La Serena. Estoy contento con mi años de carrera”
El intérprete participó de charlas, cursos y también de algunas presentaciones. “Tuve la suerte de compartir con arpistas destacados de ese país como Nicolás Caballero, Marcelo Rojas (quien autografió su arpa). Pude adquirir mi nuevo instrumento de origen paraguayo, que tiene inscrito mi nombre”, recalcó respecto de un arpa que es elaborada por la fábrica “El Rey”, del músico Oscar Maldonado.
En ese viaje, Ociel Ortiz recibió una serie de reconocimientos. “Participé de un encuentro correspondiente a una entidad de artistas, intérpretes y ejecutantes, por lo que me certificaron. Lo dictó un destacado arpista como es Ismael Ledesma, que vino desde Francia a dictar una cátedra, donde nos reseñó de sus experiencias y también efectuó algunas interpretaciones”.
Además, en la ocasión Arpistas Paraguayos Asociados también lo reconoció por difundir este instrumento en Chile. “Tuve la oportunidad de darles a conocer la música chilena, y eso sin duda les dejó muy contentos”
El músico asegura que logró triunfar en un ámbito que en el que no es fácil surgir. “He adquirido cerca de 70 diplomas, tengo más de 300 recortes de periódicos y copias de revistas en las que sale mi nombre. Todo aquello es un maravilloso recuerdo. También he logrado aprender de la historia de distintos países, por ende el mundo te ofrece esas bellas posibilidades y hay que aprovecharlas”
Su sueño pendiente es potente: realizar un encuentro internacional de arpistas en la capital regional. 3801i
El arpa paraguaya
La característica que diferencia al arpa paraguaya de otros instrumentos, a juicio de Ociel Ortiz, es que la tradicionalmente chilena cuenta con otros secretos. “Los misioneros jesuitas se anclaron en Paraguay y ellos traían el arpa. Descubrieron que Paraguay tenía excelentes maderas y le enseñaron a los nativos a hacer este instrumento”. A juicio del músico, ellos gozan del cedro, del jacarandá, del manzano y del trébol, a diferencia de Chile, donde se utiliza el roble como un elemento principal.