• Los vinos de la zona atraen a los turistas y son perfectos para acompañar las parrilladas de Donde el Guatón.
    Los vinos de la zona atraen a los turistas y son perfectos para acompañar las parrilladas de Donde el Guatón.
Crédito fotografía: 
Juan Adaos
Con una variada carta, donde sobresalen los productos de la zona, el restaurante emblema de la chilenidad en La Serena sigue encantando comensales, aún en momentos difíciles para los emprendimientos locales, que se han visto afectados por la crisis social.

Cuando Clemente Rodríguez volvió al país, luego de años en Estados Unidos, llegó y se encantó con La Serena. Ya no eran “solo parcelas”, como él recordaba las veces en que había venido. La comuna seguía creciendo y este oriundo de Los Andes vio en ella “una ciudad con mucho futuro”, ideal para establecerse con su familia, iniciar una nueva vida y comenzar con su propio negocio.

Pese a que en Norteamérica tenía “otro concepto de comida”, al volver al país vio que en la ciudad colonial faltaba algo, un local cien por ciento dedicado a la chilenidad, que aprovechara los productos y la tradición nacional, así que hizo suyo ese concepto y el resultado fue “Donde el guatón”, un restaurante que ha logrado formar más de 35 años de historia gastronómica en La Serena y que sigue encantando, incluso en los peores escenarios.

Chilena, bien chilena

Se nota al entrar. Serenense o foráneo, quien haya ido a comer “Donde el Guatón” queda encantado por la mezcla de aromas, colores, decoración, música y vida “a la chilena”, que se respira en cada rincón de esta antigua casa colonial, emplazada en calle Brasil, detrás del supermercado Unimarc de La Recova, en pleno casco histórico.

Atraídos por el ambiente y la confianza que han ido generando con los años, sus clientes fieles saben que al llegar encuentran lo mejor. “Se ha creado mucha lealtad porque la gente se va contenta (…) atrae mucho la comida chilena, el sazón que uno le pone a la comida y el amor que uno le pone a la cocina”, señala Clemente. 

Una de las características que más atrae, es que en medio del local se puede ver como se preparan las parrilladas, las favoritas de las familias. “Las hacemos delante del público, para que vean como se asan sus carnes”, destaca. Pero hay “comida para todos”, incluso ensaladas, para quienes se ponen un poco más sanos llegando el verano.

Una carta variada, con pescados, hortalizas, frutas, platos típicos y los mejores vinos locales, lo convierten en un local completo y se nota en la sonrisa del cliente que sale satisfecho.

Días difíciles

En tres décadas los cambios en la sociedad han sido varios y los más recientes no son los mejores para cientos de empresarios y emprendedores locales, que han visto afectados sus negocios con la crisis social que enfrenta el país, pero Rodríguez ha buscado la forma de seguir adelante y reencantar a sus fieles comensales con comida chilena.

“Estamos funcionando a medias”, admite. No es ajeno a la realidad social actual, donde las personas han cambiado su rutina para no encontrarse con incidentes en la calle, por lo que se ha visto mermado en clientes y con la difícil decisión de tener que “hacer recortes” para poder mantenerse. “Las ventas no dan para solventar todo”, indica.

Aunque si, no se ha visto afectado por mayores inconvenientes, como si les ha sucedido a muchos locales del centro. “Pasó un grupo de gente que nos pateó la puerta y trató de entrar, pero no pudieron. Es una casa antigua, donde los diámetros de las puertas son muy grandes, entonces es difícil”, sostiene.

Estas semanas ha readecuado sus horarios, comienza a atender público a las 12 y trabaja de corrido hasta las 21 horas y prepara varias ofertas para agilizar las jornadas y esperan volver pronto a los horarios normales.

Productos de primera

Pero el negocio debe continuar y mientras la sociedad busca una salida a la crisis Donde el Guatón sigue aportando con los mejores sabores de la zona. “Trabajamos con muchas frutas y hortalizas de la zona (….) las familias vienen por las parrilladas, pero está más fuerte la guatita a la jardinera y el blanquillo, que es el pescado que se da acá en la zona, en los cultivos de ostiones”, comenta.

En los vinos, también se trabaja con el producto local, Dalbosco y otras viñas de la zona principalmente. “Llega mucho extranjero que se va feliz con nuestros vinos, con el carmenere principalmente”, agrega.

Testigo de los cambios

Como dueño de un local “bien chileno”, no es indiferente a todo lo que pasa en su país. En estas más de tres décadas ha sido observador de la sociedad y al igual que muchos, ha reflexionado en torno a todo lo que sucede en Chile y en su ciudad. “Nuestra ‘serena’ parece otro mundo, cambió en tan poco tiempo”, sostiene.

Como ciudadano indica que “tenemos muchos años donde la gente se ha sentido sobrellevada, los políticos no tienen a nadie contento. Es necesario hacer cambios de una forma consciente y profesional. La gente mayor, la salud, la educación, hay muchas cosas que hay que cambiar y hay que saber buscar soluciones”, sostiene, apoyando las manifestaciones, pero condenando la violencia y la delincuencia.

Para el rubro no ha sido fácil, pero “hay que tener fue en que esto tenga un término, aún es incierto”, por lo que le preocupa la temporada de verano que viene y las consecuencias que pueda haber para los negocios locales, alertando cierta “inseguridad” por parte de los comerciantes.

¿Teme cerrar? Es el peor de los escenarios, pero se ha puesto en él. Nadie está exento de las consecuencias de la crisis y no quiere llegar al punto de tener que vender el lugar y buscar nuevos rumbos, por ahora, el futuro es algo incierto, pero a estos momentos difíciles le toca aportar con lo que más sabe, recibir y alegrar al serenense con la tradición de siempre.

 

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