En varios académicos prevalece la idea que es necesario experimentar en la sala de clases, como una forma de mejorar la calidad de la educación. Pero, ojo, no se puede hacer experiencias de ensayo-error con los estudiantes en las escuelas para encontrar nuevas metodologías e innovar.

No es posible someter a los estudiantes como conejillos de Indias. Toda la experimentación en educación y la búsqueda de nuevas metodologías para el apredizaje deberá desarrollarse en otros ámbitos: será necesario crear instancias de colaboración entre centros universitarios (para lo cual habrá que superar el nivel de rivalidad y competitividad que existe entre ellos), potenciar centros culturales dedicados a mejorar la educación y otros a crear en forma ex profeso.

Pero por ahora, los estudiantes serán capaces de aprender mejor, con mayores logros de profundidad y de expansión conectiva con otros aspectos relacionados, cuando coinciden tres elementos claves:

  • Interés en el tema. (¿Cómo el docente genera este interés?)
  • Vinculación con un grupo que comparte dicho interés (¿Cómo se trabaja el aprendizaje colaborativo?)
  • Aplicaciones directas con su vida diaria (¿Cómo se desarrolla la vinculación y transferencia entre contenidos y el medio?)

Visto así el tema, la mirada debe volcarse hacia las nuevas tecnologías con un sentido de aplicación inteligente y no solo oportunista para resolver problemas aislados.

Las TIC permiten, posibilitan y potencian estos tres elementos, brindando numeros soluciones que se enmarcan dentro de las expectativas de los estudiantes.

Sin embargo mientras todo esto no suceda (porque no está sucediendo ni siquiera en los llamados "establecimientos emblemáticos"), mientras no se aprueben nuevas metodologías aplicables a la escuela, quedémonos con algunas propuestas que efectivamente van a cambiar los resultados de la escuela:

  • Suspender las pruebas tipo SIMCE y otras. Ello imprimirá un impulso hacia el sentido de aprender.
  • Incorporar la evaluación para el aprendizaje: en las escuelas hay un verdadero divorcio entre evaluar y aprender. Se trata de caminar en otro sentido para integrarlos. Para ello, el empleo de tecnologías que evidencian a los propios estudiantes sus niveles de desarrollo y lo que podrían llegar a alcanzar, así como sus avances, errores y limitaciones está disponible para el trabajo individual y colaborativo.
  • Integrar tecnología a los procesos de enseñanza aprendizaje en forma sistemática (no significa usar presentaciones y proyectores, sino que incorporar herramientas y medios al quehacer permanente del trabajo de aula).
  • Desarrollar proyectos acotados y bien diseñados en todas las asignaturas en función de la creación de productos concretos basados en intereses reales de los estudiantes, generando sinergias en los grupos de trabajo, con una proyección de valoración y reconocimiento social, y en su transferencia concreta a la práctica reconocible en el medio.

Para todo esto es imprescindible la capacitación docente mediante una guía metodológica acotada en cada caso, lo que tampoco se está haciendo.

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