He postulado en varias oportunidades a cargos relacionados con educación, como especialista en Psicopedagogía, Educación Diferencial y Especialista en Informática Educativa, además de ser Profesor Normalista. En todos ellos he formado parte de un contingente numeroso de postulantes que hemos tenido que enfrentarnos a procesos de selección mediante pruebas escritas. De estas experiencias me llama poderosamente la atención que nadie del campo de la educación haya puesto en evidencia la aberración de varias de estas pruebas, que no aportan ningún dato correlacionado con criterios que permitan seleccionar a unos en vez de otros. Instituciones como el Instituto de Derechos Humanos, la Agencia de Calidad del Ministerio de Educación, entre otros, se permiten comunicar a los postulantes que se les evaluará sus competencias en circunstancias que se aplican tests como el de los colores de Max Lüscher, o exámenes psicotécnicos cuyo poder predictivo es absolutamente nulo. Sería casi como seleccionar en base al horóscopo de cada momento.

La evaluación de competencias requiere de un proceso de evidencias a partir de la claridad y corrección en que es definida previamente la competencia a evaluar.

Dada así las cosas, no es extraño que los profesionales seleccionados con el sistema de Alta Dirección Pública muchas veces no logran demostrar en la práctica sus supuestas bondades profesionales.

Por otra parte, en el caso de la formación de docentes a nivel universitario, lo que sucede es que se seleccionan académicos que sean “magíster” o que tengan algún “doctorado”. Puede ser un criterio aceptable. Pero en la práctica se traduce en que solo se busca contar con personal de “prestigio” para poder acreditarse como institución en cuanto a la calidad académica. Pero muchos de estos profesionales solo se han dedicado a cultivar su currículum pero jamás se han dedicado a hacer clases o a formarse en la práctica docente, lo que es de vital importancia.

Nuevamente, los exámenes de postulación a cargos docentes pecan de gruesas fallas que finalmente no logran aportar nada a la calidad docente.

 

Autor

Imagen de Miguel Angel Rivera

Profesor Normalista, Educador Diferencial, Especialista en Informática Educativa, Psicopedagogo.

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