alguien podría decir que desde la oposición, casi majaderamente hemos venido señalando que las condiciones de desarrollo económico de nuestro país se han deteriorado en este Gobierno, a niveles que nos afectan a todos los chilenos en los más diferentes escenarios. Hay aspectos que son más notorios, como el desempleo y la incapacidad de frenarlo y dar el envión necesario para crear nuevas opciones laborales o la notoria disminución de las inversiones de las grandes empresas extranjeras, que esperan con cautela las señales necesarias para volver a invertir en nuestro país. Pero cuando se evalúan a nivel mundial las condiciones de desarrollo económico de un país, se consideran entre otros elementos, los informes emitidos por las llamadas clasificadoras de riesgo. Estos informes  tienen especial importancia, porque reflejan la percepción que se tiene de  la probabilidad o riesgo de que el Gobierno de Chile no pague sus obligaciones presentes o futuras.Técnicamente, esto se denomina riesgo país o riesgo soberano y está directamente relacionado con que al país se le cobre mayor o menor tasa de interés en los préstamos que solicita a inversionistas mundiales,  asociado al  riesgo que éstos perciben  de prestarle financiamiento a Chile. Podríamos preguntarnos ¿y esto en qué me afecta? Es simple, si el riesgo soberano es mayor, las tasas de interés de los créditos para el sector privado serán más altas, lo que influye directamente en la capacidad de endeudamiento de las empresas chilenas y por ende, de nosotros, los consumidores.Acabamos de conocer que una de las más importantes clasificadoras de riesgo ha variado esta  clasificación de Chile de “estable” a “negativa”, con lo que hemos quedado a un paso de bajar la clasificación de A+ que habíamos alcanzado y por lo tanto nos cobrarán tasas más altas. ¿Qué factores han variado para que se genere este cambio negativo? Claramente, hay inestabilidad política; ha surgido la desconfianza sobre la solidez de las principales instituciones públicas; falta  consistencia en las políticas macroeconómicas. Igualmente se mide la sostenibilidad de las cuentas fiscales; el crecimiento del PIB; el nivel del producto por habitante; el nivel de endeudamiento externo público y privado; el grado de apertura comercial y financiera, entre otros. En resumen, todos factores que están directamente vinculados con la eficiencia que un Gobierno debe tener en el manejo de los recursos del país; aquí se demuestra claramente como todos los chilenos deben pagar de su bolsillo, los resultados de un Gobierno que no ha sabido hacer bien las cosas. 

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