El falso héroe propuesto por Coelho, por Jodorowsky, y por el new age posmoderno en general, es una parodia absurda del héroe de la psicología profunda de Carl Jung.

En el new age, el arquetipo es transformado en estereotipo, y la saga se convierte en un simulacro predecible que busca superar dificultades obvias del mundo actual. El verdadero héroe se atreve a realizar lo jamás soñado ni por los más grandes utopistas, se convierte en una estrella del caos, se hunde en su propio ocaso (untergehen), abraza temporalmente las fuerzas de la oscuridad, cae a los infiernos, comete un pecado terrible, pierde una reliquia sagrada y debe lanzarse al combate para recuperar lo arrebatado.

El héroe de Jung es un arquetipo que puede tomar las más variadas formas: un predestinado a rey que se arroja a buscar el camino que lo conduce al trono, un desafortunado que ha perdido su amor y debe lanzarse al inframundo para rescatar a su amada. En aquel que se enfrenta al destino trágico, en la guerra contra alguna bestia mítica y en el que se revela contra los mismos dioses. El héroe debe sumergirse en lo más profundo de sí mismo, navegar por las aguas de la muerte, buscar la inmortalidad experimentando el fallecimiento.

El héroe verdadero posee también un daimon, una interna potencia divina sobrenatural representada en una estrella guía que ilumina el camino trágico, el vía crucis que no conduce al infantil final feliz (como ocurre en el mecanicismo new age), sino a la bella muerte (kalos thánatos) del que se sacrifíca a sí mismo, renunciando a su propia inmortalidad, extinguiendo la luz del sol, produciendo un dolor cosmogónico, una gran tragedia universal, da nacimiento al mártir-héroe.

La muerte inevitablemente despierta otras fuerzas superiores, los que viven la muerte no serán nunca más los que solían ser, sufren la alquimia interior de encarnar el dolor supremo, el dolor muta en poder. Por ello el héroe peregrino regresa del viaje de la muerte, desde el infierno dantesco, desde el hádes, desde el abismo penitente, vuelve bañado con la sangre del dragón o dominando la espada excalibur, listo para sentarse en el trono, para batirse a muerte contra algún usurpador o contra los dioses.

Esta saga iniciática se vive de uno mismo y no se puede enseñar, pues Carl Jung dijo: "Los verdaderos secretos no pueden revelarse"

 

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