El ministro de Agricultura, Carlos Furche, nos comunicó la buena noticia respecto a que la Región de Coquimbo fue declarada zona de emergencia agrícola, tal como lo habíamos solicitado después de constatar los problemas y daños que las precipitaciones de mediados de mayo provocaron en agricultores y familias de localidades rurales, lo que hacía imprescindible este decreto para entregarles apoyo.Durante las últimas semanas pudimos recorrer algunas localidades rurales y apartadas, conversar con hombres y mujeres que viven del campo quienes nos dieron a conocer sus dificultades, porque si bien las lluvias son una buena noticia mirando el largo plazo al asegurar riego por varias temporadas, en lo inmediato han provocado muchos trastornos entre agricultores de todos los tamaños. Los servicios del Ministerio de Agricultura pudieron constatar anegamiento de suelos, dificultades de acceso a predios y canales por daños en caminos, destrucción de invernaderos, erosión de suelos con pérdida de recursos agrícolas, aterramiento de cultivos y de infraestructura, corte de canales de regadío y serias dificultades para acceder a alimento para el ganado, entre otros problemas.El decreto de zona de emergencia agrícola es conocido en nuestra región. En el pasado reciente fue la formula que permitió entregar apoyo a los afectados por la intensa y extensa sequía, como también por las heladas que caían durante el invierno. Ahora es el exceso de precipitaciones -que en el caso de comunas como Monte Patria y otras se suma a los daños económicos producidos por el bajo precio de comercialización de la uva de mesa en Estados Unidos- lo que nos lleva nuevamente a mirar este instrumento como un salvavidas para miles de familias de toda la región.Porque así como conseguimos la declaración de Zona de Catástrofe, que ha disminuido trabas burocráticas y liberado recursos para disponer de maquinaria, rehabilitar caminos y entregar otros aportes; la zona de emergencia agrícola tiene por objeto poder entregar de manera más directa otros recursos económicos, semillas, insumos, materiales y otros beneficios a campesinos, productores y familias que se dedican a las distintas actividades que se ven en el mundo rural; y que son la base del encadenamiento productivo en muchas comunas, al requerir servicios, en muchos casos generar empleo y producir alimentos.

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