Leo la correspondencia del marqués de Sade. Stendhal creía que sólo por su inmensa fortuna pudo él pasar del libertinaje a la perversión. El marqués había prometido escribir sus memorias que irían encabezadas por una sentencia: “los entreactos de mi vida han sido demasiado largos”.  Además dijo: “Sí, soy un libertino, lo reconozco; he concebido todo lo que se puede concebir al respecto, pero ciertamente no he hecho todo lo que he concebido ni lo haré jamás”.Tenía 37 años cuando lo encarcelaron en Vincennes, gracias a la petición de su suegra, pues ella creyó poder así quitarlo de la vergüenza y del escándalo.Cinco años y medio estuvo allí y luego se lo trasladó a la Bastilla, en donde estuvo cinco años y medio más, siendo liberado por un decreto de la Asamblea Constituyente. Más tarde, sin embargo, teniéndosele por loco, se le internó en un asilo. No volvió a ver la luz del sol.Describe con admirable precisión las condiciones de su cautiverio: “Estoy en un torreón encerrado tras diecinueve puertas de hierro, recibiendo la luz del día por dos pequeñas ventanas, cada una de ellas protegida por una veintena de barrotes. El hombre que me trae de comer me hace compañía diez o doce minutos cada día. El resto del tiempo lo paso solo y llorando… Esta es mi vida…”Refiere un caso atribuido a Tiberio, el segundo emperador de Roma, «tristissimus hominum», el más triste de los hombres. Un día se le rogó al emperador que juzgase a un infortunado que gemía desde hacía tiempo en la cárcel. “Me irritaría mucho –respondió el gobernante-. ¿Y por qué?, preguntó. Es que así lo condenarían a muerte y ya no tendría el placer de saber que sufre”, le contestaron. Sade dice que Tiberio era un monstruo.Pide que le envíen libros, entre otros, las “Confesiones” de Jean –Jacques Rousseau. Este “puede ser un autor peligroso para insoportables beatos como vosotros, mientras que para mí es un libro excelente. Para mí, Jean-Jacques es lo que para vosotros una “Imitación de Cristo”. La moral y la religión de Rousseau son para mí tan exigentes, que las leo cuando quiero edificarme”.  

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