El libro “Raza chilena” del doctor Nicolás Palacios, apareció en 1904 y tuvo una segunda edición en 1918. Desde entonces está totalmente agotado y se ha constituido en una rareza bibliográfica. ¿Por qué nuestras editoriales o universidades no se preocupan por reeditar estos libros que conmovieron al país? Sería no sólo un acto de justicia, sino también una contribución valiosa para el mejor conocimiento de nuestra historia e idiosincrasia. En este libro, “escrito por un chileno y para los chilenos”, como se advertía en la portada, el doctor Palacios volcaba todos sus conocimientos, amplios no sólo en la medicina, sino además en historia, sociología y sicología, ciencias que aún estaban en pañales en esa época, produciendo una obra que aún en estos días sorprende por su clarividencia en muchos aspectos.Pueden tacharse de falta de comprobación científica varias de sus teorías, pero nadie puede dejar de ver que hasta la época de Balmaceda, Chile era país preponderante dentro de Sudamérica, vencedor en la Guerra del Pacífico, lo que le permitía ser único productor  mundial del apetecido salitre; con astilleros que construían hasta destroyers,  la más fuerte flota de la Guerra del Pacífico y hasta exportador de casas prefabricadas a California, y trigo y harina a Australia y Argentina.Y lo que le dolía a Nicolás Palacios era ver cómo este capital de riqueza física y humana se desperdiciaba con consecuencias  que aún estamos pagando. Antes que nadie, él denunció la lacra del analfabetismo pidiendo enseñanza primaria obligatoria: “Toda escuela es fábrica de fuerza viva social”, decía. Hizo ver que nuestro país tenía un índice altísimo de mortalidad infantil y señaló los medios para combatir este mal. “Raza chilena” le valió a su autor las persecuciones que están destinadas a aquellos que llevan la luz, como decía José Martí. La muerte lo sorprendió repentinamente el 11 de junio de 1911.

X