Se cumplió un año del terremoto y tsunami que afectó a la región y a nuestra gente. Lo más sencillo al intentar una evaluación respecto de la situación actual sería concentrarse en lo pendiente, pero lo cierto es que no podemos olvidar lo realizado en estos 12 meses.
El trabajo del Ministerio de Obras Públicas que recuperó la conectividad vial en tiempo récord y la reposición de la infraestructura portuaria, para que pescadores puedan retomar sus actividades productivas, por ejemplo. Además, el Ministerio de Economía, entregando nuevas embarcaciones a pescadores artesanales y reparando otras, lo que sumado a la entrega de motores fuera de borda permitió reactivar el sector. Y, también con la entrega de semillas e insumos desde Corfo, se pudo retomar la producción de ostiones en Tongoy y Puerto Aldea.
También desde el Ministerio de Economía, valorar el apoyo directo a 894 empresas que recibieron aportes desde Sercotec y 394 microempresarios que han podido emprender nuevamente, a partir del respaldo del Fosis. Y tampoco podemos olvidar que el Ministerio de Minería pudo facilitar que en un breve plazo se retomen las faenas en las tres provincias y que desde el Ministerio de Obras públicas se despejaron los canales de riego para retomar la actividad agrícola.
En materia habitacional, hay más de 1.200 casas de emergencia instaladas, aunque hubiésemos preferido que el gobierno no desestimara el apoyo de Un Techo para Chile. Se han entregado 4.200 bonos enseres y 6.700 soluciones para daño menor, pero es cierto que quisiéramos mayor rapidez en la reconstrucción de viviendas con daño mayor. Por lo pronto se logró flexibilizar el criterio de la subsecretaría del Interior para la instalación de viviendas de emergencia en zonas de riesgo. También con las familias del Barrio Baquedano, en Coquimbo, para que opten a construir una nueva vivienda en el mismo lugar; comprar una casa en otro lugar con subsidio y lo que reciban por la venta de su actual propiedad; o vivir en un departamento en un nuevo condominio en el mismo sector, pero con las medidas de mitigación para enfrentar un eventual futuro tsunami.
Claramente a un año hay soluciones pendientes, y seguiremos acompañando a los damnificados y fiscalizando que se cumplan compromisos y plazos, gestionando recursos para ello. Porque la emergencia y la reconstrucción recién termina cuando la última familia recibe el apoyo que merece.