Seguridad ciudadana en serio. Ni gas pimienta ni electroshock

La seguridad ciudadana es una de las principales preocupaciones en cada una de las ciudades y en las comunas de nuestra región no se escapa a esta realidad. Y es cierto que enfrentarla es responsabilidad de todos, pero no se pueden acoger todas las ideas para ello.La idea del alcalde de Las Condes, Joaquin Lavín, respecto a dotar a guardias municipales con elementos o armas disuasivas como gas pimienta o electroshock es derechamente mala e ilegal.  Me parece que facultar el uso de la fuerza -aunque sea con armas disuasivas- a guardias municipales que no tienen formación policial, que no están instruidos respecto de los límites que hay en este tipo de acciones, no es una buena idea.En nuestro país se establece que los medios de fuerza para enfrentar a delincuentes deben tenerlo en forma exclusiva las policías, tanto civil como uniformada, quienes pasan por un arduo proceso de formación antes de salir a las calles. Por tanto, entregar este tipo de atribuciones y elementos a guardias que no tienen entrenamiento profesional, en primer lugar los podría inducir a exponer su integridad por desconocimiento de los protocolos, al intentar repeler algún delito.Y hay otro tema que hace de esta una mala idea. Este podría ser el germen de una policía municipal, que en países como México ha demostrado ser absolutamente nociva desde el punto de vista de la prevención del delito, la persecución policial y también de los derechos humanos, como ocurrió con los trágicos acontecimientos donde terminaron muertos los estudiantes normalistas en Sinaloa.En seguridad ciudadana lo que corresponde es hablar y trabajar en serio, entregando a Carabineros y a la Policía de Investigaciones mayores facultades, como lo hicimos en la agenda corta anti delincuencia. No corresponde dotar de elementos o armas de esta naturaleza a guardias municipales que muchas veces obedecen a nombramientos políticos o de otro tipo; y desde la Comisión de Seguridad Ciudadana seré un firme opositor a este tipo de medidas populistas, que, por lo demás, son absolutamente ilegales.