Aplastar la curva de contagios por el Covid-19 y hacer sostenible el aislamiento social al cual la Autoridad Sanitaria ha llamado a la población, han sido y deben seguir siendo los principales objetivos en la Región de Coquimbo y el país. Por eso me he planteado hacer un breve diagnóstico del cumplimiento de dichos propósitos y lo que nos falta, desde el ámbito de las políticas públicas, para lograrlo.

En nuestra región se adelantó la fase 3, tal como lo había requerido la comunidad médica, pues si bien aún es posible mantener la trazabilidad de los casos conociendo la procedencia de los contagios, resulta imprescindible poder compeler el cumplimiento efectivo de los aislamientos, lo que rige tanto para los controlados como para sus empleadores. Caso paradigmático el del funcionario del Banco Estado en Illapel, que debió seguir laborando. Por lo mismo mantener condiciones de aislamiento de las comunas es esencial, como lo han requerido nuestros alcaldes. 

Para qué decir la necesidad de aumentar las camas adicionales integradas al sistema Covid-19. Estadística dada a conocer esta semana muestra que en la Región de Coquimbo tendremos -según información dada a conocer hasta ahora- 132,2 camas hospitalarias por cada 100 mil habitantes, que contrasta por ejemplo con las 306,3 camas para igual número de habitantes en la Región de Los Ríos. Otro tanto dice relación con la autonomía y celeridad de nuestra capacidad de testeo. En ese sentido celebro el convenio con nuestra Universidad Católica del Norte, que permitirá a partir de esta semana tener un diagnóstico más fiel de la realidad. Por último, y tras la inquietud que me manifestaron, médicos, enfermeras y trabajadores de los hospitales de la Región; he oficiado al Ministro de Salud sobre sus condiciones de trabajo e incorporación a la Mesa Social.

Pero cualquier campaña para lograr una cuarentena efectiva pasa también por mantener condiciones de subsistencia mínimas en los hogares. Si bien aprobamos proyectos del bono de 50 mil pesos por carga, de protección al empleo y de ingreso mínimo, hemos advertido que resultan absolutamente insuficientes para la magnitud de la crisis económica provocada por la pandemia; lo mismo en relación a las medidas de apoyo a las pymes. Ha habido consenso entre todos los economistas, del más variado espectro, en relación a la timidez del plan anunciado. Mientras países como Alemania gastarán un 22% del PIB en reactivar su economía y EEUU un 10%, Chile ha anunciado un poco ambicioso menos de un 5% de nuestro producto interno, que el ex ministro de Hacienda Rodrigo Valdés señaló que en términos reales no era más de un 1,5%.

De esta tenemos que salir todos juntos, con unidad pero también con más ambición, dejando los dogmas de lado… de ambos lados.

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