la trata de personas es un problema mundial y uno de los crímenes más vergonzosos del mundo, afectando la vida de millones de personas, robándoles su dignidad. Los tratantes engañan a las mujeres, hombres, niños y niñas de todos los rincones del mundo y los obligan a vivir situaciones de explotación diariamente. Mientras que la forma más conocida de la trata de personas es aquella con fines de explotación sexual, muchas de las víctimas son objeto de trata de personas con fines de trabajo forzado, la servidumbre doméstica no remunerada, la mendicidad obligada o la extracción ilegal de órganos. La trata de personas es un delito en nuestro país y fue incorporado a la legislación chilena a través de la Ley N° 20.507 del año 2011. En el mundo hay más de 2 millones 400 mil personas que son víctimas de este delito, la gran mayoría de las víctimas detectadas son mujeres que representan el 60 %, otro 27% son niños, niñas y adolescentes, de los cuales las niñas constituyen las dos terceras partes.Para visibilizar esta realidad y sensibilizar a la comunidad, se crea durante el primer gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet la Mesa Intersectorial de Trata de Personas, MITP, comisión asesora de carácter permanente con composición interministerial e intersectorial, encargada de coordinar las acciones, los planes y programas en materia de prevención, represión y sanción de este delito.En el marco de esta instancia hemos realizado seminarios y fiscalizaciones que ayudan a visibilizar esta realidad que tiene una importante cifra negra puesto que es un delito de difícil investigación, es una realidad invisible o que la gente no quiere ver. Como ciudadanos debemos denunciar y apoyar a las personas víctimas, que pueden ser compatriotas o, como en la mayoría de los casos, extranjeros que no tienen puertas que golpear en un país desconocido. Este 30 de julio se conmemora el Día Internacional Contra la Trata de Personas y a través del corazón azul, que representa la tristeza de quienes son víctimas, hacemos un llamado a la prevención, a la denuncia, a asumir que este es un delito y advertir que no sólo se da con fines de prostitución, sino también con objetivos de carácter laboral y nuestro país no está ajeno a ello. 

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