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Lautaro Carmona
La “estafa del WhatsApp”, que se produce cuando un desconocido se “toma” la identidad de una persona y empieza a pedir dinero en su nombre a los contactos de ésta, es uno de los últimos métodos que estarían ocupando algunos delincuentes.

La “estafa del WhatsApp”, que se produce cuando un desconocido se “toma” la identidad de una persona y empieza a pedir dinero en su nombre a los contactos de ésta, es uno de los últimos métodos que estarían ocupando algunos delincuentes.

La pandemia del Covid-19, las medidas restrictivas que han llegado con ella, además de las ayudas económicas como bonos sociales y los retiros del 10% de la AFP, han creado un escenario propicio para el aumento de las estafas online, engaño que busca, a través de la obtención de información o códigos personales, defraudar a una persona consiguiendo depósitos en efectivo.

Un delito creciente y que se vale de la capacidad de crear una historia creíble para una potencial víctima que cae en estos trucos, también llamados “cuentos del tío”.

Según explicó el comisario Harry Díaz, de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos de la Policía de Investigaciones (PDI), “este contexto de emergencia, efectivamente ha influido en los delitos económicos. Nosotros hacemos análisis criminal constante y hemos determinado que ha aumentado la cantidad de denuncias por el delito de estafa y otra defraudación y a la vez ha habido algunas disminuciones en otro tipo de delitos”. Estos últimos corresponden a la clonación de tarjetas bancarias, que en la Región de Coquimbo ha reducido su impacto notablemente, ya que se necesitaría de presencialidad para efectuarse.

En números, entre 2019 y 2020 hubo un aumento de un 15% en denuncias de fraudes online, mientras que por clonación de tarjetas disminuyeron en un 62%.

El comisario Díaz indicó que “esto se relaciona directamente con las medidas restrictivas de desplazamiento. Muchos delincuentes han mutado o han migrado desde su área de competencia delictual al área virtual y la mayoría de las estafas se están haciendo a través de esta última, ya sea con llamadas telefónicas, mensajería de texto, mensajería de WhatsApp, redes sociales, entre otras”.

WHATSAPP Y NUEVOS NEGOCIOS

Una de las modalidades más recientes es la “estafa de WhatsApp”, que consiste en la suplantación de identidad de la víctima en esta red social con el objetivo de solicitar depósitos de dinero en su nombre a sus contactos.

“Hay un delincuente que se apropia del WhatsApp de su objetivo, esto lo hace de distintas formas, ya sea a través de un código que se genera desde la misma aplicación o de pinchar un link, todo esto está hecho en forma voluntaria por el afectado, siempre enganchado por un “cuento del tío” que se produce mediante un engaño”, explicó el comisario, añadiendo que los estafadores “escogen generalmente víctimas a través de ventas o compras de artículos, que han publicado alguna acción en portales, por lo tanto tienen un fundamento para llegar a estas personas y solicitarles un código. A raíz de este código que recepcionan se apropian del WhatsApp, lo que les permite tomar contacto con toda la agenda de contactos de este número para poder solicitar dinero a nombre de esta persona”.

Díaz sostuvo que una de las maneras más efectivas de prevenir este engaño es la “verificación en dos pasos”, la que se encuentra dentro de la misma aplicación. “Esta verificación en dos pasos permite crear un pin, que es un número de seguridad que sólo el dueño del WhatsApp conoce, entonces si a uno logran engañarlo y se genera este código o link no va a ser suficiente para que el delincuente pueda estafar, necesariamente va a necesitar este otro código”, explicó.

Otra de las estafas recurrentes es aquella que se produce con la publicación de artículos para generar un negocio. “Hay muchas personas que están tratando de hacer negocios a través de las redes sociales, como compra de fardos de ropa o artículos en Santiago, productos para vender entre sus conocidos, por ende hay muchos delincuentes que están publicando venta de ropa o artículos para negocio y ofrecen garantías y cosas por el estilo, pero siempre previo a un depósito. Pasa que la persona deposita y no sabe más de la persona, usualmente usan líneas telefónicas asociadas a un chip, botan el chip y hasta ahí llega el contacto de la víctima con el delincuente”, indicó el comisario.

“Hay cuentos relacionados con el retiro del 10%, con asesorías bancarias para ver dónde colocar ese dinero, hay cuentos en relación a los bonos que se están entregando del gobierno, también hay algunos que todavía siguen surtiendo efecto, como por ejemplo el cuento del accidente de carretera de un conocido”, agregó el comisario, llamando a las personas a no dar claves ni información personal.

 

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