Mientras sigue la búsqueda de Javier Castro en Tongoy, se supo que sufría de desvanecimientos repentinos por un problema que adquirió trabajando como buzo
Desde la edad de 16 años que Javier Antonio Castro Zepeda (36), el pescador desaparecido desde el miércoles en las aguas de Tongoy, se dedicaba a la captura de jibia. Pero antes no lo hacía a bordo de una embarcación, sino que como buzo mariscador. Algo que hace 2 años le provocó serios problemas de salud a este trabajador padre de 7 hijos.
La jefa de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI), Jeanette Arenas, reconoció ayer que este factor haría descartar cualquier intento de homicidio en la desaparición de Castro. “Esta persona presumiblemente habría sufrido un infarto o una subida de presión, ya que años atrás desarrollaba la labor de buzo, desarrollando lo que ellos denominan mal de presión, que provoca desvanecimientos inesperados”, explicó.
El mal de presión o EDI (Enfermedad por Descompresión Inadecuada) se produce cuando la persona está sometida a altas presiones por períodos prolongados, lo que provoca una mayor concentración de nitrógeno en la sangre. Si el retorno a la superficie es demasiado rápido, no se alcanza a eliminar este gas por los pulmones y se transforma en pequeñas burbujas en la sangre, provocando dolores articulares osteomusculares, e incluso daño neurológico y cerebral.
“Cuando tuvo ese problema, después estuvo un tiempo sin trabajar”, contó una sobrina del desaparecido, Paola Cisternas. En la familia también creen que este problema de salud hizo que el joven pescador y ex buzo cayera al mar. Hoy están todos llenos de angustia porque su cuerpo no aparece. Aunque no esconden que siempre queda esa pequeña esperanza de hallarlo con vida.
Y es que el mundo de todos ellos cambió para siempre a las 5 de la madrugada del miércoles, cuando Javier Castro tuvo el accidente al caer de un bote, mientras estaba extrayendo jibias junto a su cuñado y un hijastro. Ellos no se percataron del momento en que se desvaneció, pues le estaban dando la espalda. Tampoco contribuyó el hecho que Castro no llevara chaleco salvavidas. Otro aspecto preocupante es que tenía puestas unas botas e indumentarias muy pesadas, lo que sin duda dificultará aún más las labores de rescate que está llevando a cabo personal de la Armada.
“Estamos en presencia de un accidente, tomando en cuenta los antecedentes (médicos) que han dado los familiares directos”, sostuvo Jeanette Arenas, descartando que los que iban a bordo del bote hayan tenido una riña o ingerido alcohol. Por el momento, la búsqueda sigue sin novedades. 01 01