• La abogada de Fabiola Órdenes espera que este resultado sirva para regularizar la situación de estos trabajadores sin contrato.
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Foto: Lautaro Carmona
Nicole Layera Piazzoli está convencida que con este fallo del Juzgado del Trabajo, muchas personas podrán anticiparse ante situaciones como estas

Fabiola Órdenes Ibarra trabajó durante cuatro años en el supermercado Santa Isabel de La Herradura, cuando un día tras estar realizando sus labores como empaque y mientras conversaba con una de sus compañeras, una mujer le llama la atención por esta situación. La joven, amablemente, le indicó que por favor no se metiera en este asunto. En ese momento, la clienta reclamó y desde la gerencia del local decidieron despedir a Fabiola y por whatsapp. De un día para otro.

Sin embargo, decidió buscar ayuda y ese contexto, pese a lo difícil que resultaba hacer frente al hecho ya que ella no tenía un contrato de trabajo, quiso buscar compensaciones por sus años de labores.

En ese contexto, Nicole Layera Piazzoli fue su abogada, y más allá de estar satisfecha por la determinación del Juzgado de Letras del Trabajo que finalmente acogió la demanda laboral de despido injustificado y obligó al supermercado a pagar las prestaciones correspondientes, asegura que este puede ser un buen precedente.

“Investigando, encontré sentencias anteriores que se dictaron en el Juzgado del Trabajo de Valparaíso, que le habían dado el favor a los empaque. Yo consideré que si alguna vez había ocurrido, era posible que se acogiera. En ese contexto, nos dimos cuenta que la prueba era contundente como para poder acreditar que había un vínculo de subordinación y dependencia. Por eso decidimos ingresar la demanda”, argumentó.

En primera instancia, aseguró que el supermercado les habría realizado, durante la audiencia de preparación, un ofrecimiento de $300 mil para cerrar el juicio, pero ella y su representada no quedaron conformes, porque las cifras demandadas alcanzaban los tres millones aproximadamente. “Presentamos pruebas donde se veía a Fabiola con su uniforme de trabajo. También mostramos un chat de whatsapp laboral al que ella pertenecía. Además, llevamos dos chicas como testigos, que también trabajaron como empaques. También pedimos la declaración del gerente del local. Las pruebas fueron contundentes, porque las testigos lograron acreditar que para ingresar a trabajar, les pedían certificado de alumno regular, papeles de antecedentes, fotocopia del carnet, lo que era solicitado por este gerente”, afirmó la jurista.

Agregó que les pedían uniforme de trabajo o no usar pircing. “Debía cumplir horario, que aunque era media jornada, está contemplado en el código del trabajo. Y debían anotarse en un cuaderno. Había muchas estructuras, como usar vestimentas en fechas como fiestas patrias o año nuevo, además de obligarlos a ordenar cajas en las bodegas, sin ningún tipo de seguridad”.

"No es justo que los empaques no tengan los mismos derechos que tiene cualquier otro trabajador del supermercado". Nicole Layera Piazzoli, abogada

Desde el supermercado, asegura la abogada, se defendían diciendo que los empaques “le prestan un servicio al cliente y no a Santa Isabel, cosa que es bastante irrisoria, porque eso produce que la gente avance más rápido y los supermercados puedan vender más. Son parte de la cadena logística y recibían órdenes de todo el mundo”, subrayó.

Fabiola Órdenes Ibarra va a recibir una indemnización sustitutiva del aviso previo, por años de servicio, cotizaciones previsionales y las remuneraciones que se devenguen hasta el momento en que el supermercado pague la totalidad de ellas.  

Sin embargo, es importante consignar que esta sentencia puede ser recurrida de nulidad por la cadena de retail. “Ellos tienen hasta el 16 de septiembre para interponer este recurso, pero yo tengo fe que la Corte de Apelaciones, si es que hay un recurso de nulidad, va a mantener el fallo y lo va a confirmar”, afirmó la defensora.

La abogada Layera espera que este resultado “sirva para regularizar la situación de estos jóvenes, que en la gran mayoría de los casos estudian y trabajan al mismo tiempo. No es justo que no tengan los mismos derechos que tiene cualquier otro trabajador del supermercado. Es bueno que estén protegidos, al menos, con un seguro en caso de algún accidente, sobre todo considerando que incluso deben ordenar cajas sin ningún tipo de seguridad”.

Sostiene que este tipo de trabajos “deben tener algún tipo de regulación especial, porque la mayoría de estos chicos tienen becas o perciben pensiones alimenticias y si se les hiciera algún tipo de contrato tradicional, ellos no podrían tener derecho a esos beneficios estudiantiles”, concluyó. 3801i

 

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