Llegó hace dos años a Chile y hace poco comenzó a fraguar el desafío de recorrer no sólo el país en bicicleta –debido a la muerte de su madre-, sino que también otros países del mundo con el fin de reunir fondos para la fundación que representa y para que la gente tome conciencia y sepa de esta temida enfermedad

Adrian Marziliano (29) llegó hace dos años desde Toronto para vivir con su prima y su familia. Lo hizo con el anhelo de viajar y conocer más de Chile, país del que tan bien le habían hablado en Canadá.

Pero un día, estando en Santiago y observando la imponente cordillera de Los Andes, cambió la dirección de su visita, que ya no solamente era conocer la urbe y aprender el español. Porque la muerte de su madre, hace algunos años debido a un torturador cáncer, le hizo cambiar de planes. Acá se dio cuenta que algo tenía que hacer. Y desde entonces comenzó a fraguar el desafío de recorrer no sólo Chile en bicicleta, sino que también otros países del mundo hasta llegar a la casa de su padre, en su natal Toronto.

No sabe cuánto demorará. Pero sí sabe, con certeza, que llegará. El viaje de este jugador de hockey de hielo- como todo buen canadiense, obvio- comenzó el 9 de noviembre en Santiago y cuenta, entre risas, que se demoró cinco días en llegar a La Serena, donde estará unos días solamente porque luego seguriá con su desafío.

Y luego, si la suerte lo acompaña, continuará con su peregrinar hasta llegar a Perú. Y luego a Ecuador. Y a Colombia. Así, hasta pesar por Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, México, Estados Unidos y Canadá.

Y serán miles los kilómetros que Adrian espera recorrer a golpe de pedal. Todo, con el objetivo de tomar conciencia contra el cuidado paliativo para pacientes con cáncer y poder reunir fondos para la fundación Princess Margaret Cancer Foundation.

“Lo hago para tomar conciencia del cuidado paliativo para pacientes con cáncer y también para reunir fondos para una fundación en la ciudad de Toronto, que es la que represento”, cuenta desde el sillín y a pedales.

De carácter alegre y familiar, explica que con su viaje intentar hacer ver a la gente que las ganas y la motivación que alguien tiene por algo, no deben nunca verse truncado por nada y que las razones de su viaje es vista por otros como una motivación para enfrentar ese mal.

“Mi madre murió de cáncer y también en ese tiempo murieron como 6 personas y amigos de mi familia. Con el viaje busco demostrar que es necesario tomar conciencia… Para crear conciencia de lo importante del tratamiento. En La Serena estaré un tiempo y sigo para el norte. Espero llegar lo más lejos posible”, reconoce Adrian, que en La Serena se enamoró de la bicicleta, tras subir cerros y montañas.

 

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