• Juan de Dios Rojas busca difundir su historia para evitar perder su casa.
Crédito fotografía: 
Bastián Salfate
Juan Rojas no alcanzó a contraer matrimonio con su pareja y denuncia que luego de que la mujer falleciera, familiares pusieron a la venta la vivienda que juntos construyeron hace más de 40 años.

Juan De Dios Rojas Astudillo cumple 80 años de edad este 8 de marzo, de los cuales, más de 48 los pasó al lado de Marta Toro Alvarado, el amor de su vida y quien falleció tras diversas complicaciones médicas a las 6:50 horas de la mañana del sábado 5 de agosto de 2017, cuando tenía 70 años de edad.

Aún no supera por completo el dolor de compañera y debe enfrentarse a nuevas dificultades, luego de enterarse de que uno de los hermanos de la mujer intenta vender la casa en la que vivieron casi medio siglo y que juntos construyeron con esfuerzo.

Siempre tuvo la preocupación de que su mujer quedara desamparada en caso de que él falleciera, razón por la cual el inmueble estaba a nombre de Marta. Afirma que para evitar esta situación tenían planes de casarse, sin embargo primero debía esperar que se concretara el divorcio de su primer matrimonio, lo que ocurrió recién un mes después de la muerte de su conviviente.

Indicó que ya han ido personas a preguntar por el valor de la casa, ubicada en la esquina de Alemania con Los Aromos, el sector de Las Compañías, además diversos avisos en el lugar difunden la venta de la vivienda.

Juan afirma que Marta no tenía mucha cercanía con sus hermanos y que incluso él ayudó a que se reunieran un par de veces después de muchos años, además en medio del velorio, el hombre le habría prometido que harían los trámites para que la casa quedara para él.

Finalmente no sucedió y la propiedad pertenecería a los familiares de Marta por derecho y de concretarse la venta, el adulto mayor no tendría dónde vivir, ya que se niega a llegar a un asilo y dejar atrás la casa que construyó con sus propias manos y que guarda los recuerdos de una mujer con la que declara haber sido muy feliz.

Recuerdos vivos

Tras llegar a La Serena desde San Antonio en 1969, Juan llegó a vivir a la casa de sus padres junto a Marta y años después les cedieron dos terrenos, uno de los cuales se lo pasaron a una compañera de estudios que no tenía dónde vivir. En el segundo construyeron su primer hogar, que al principio solo era una pieza de 3 metros cuadrados.

Empezó a trabajar y compró los materiales, “era tabiquería americana, le puse cables gruesos y ambos hicimos el piso”, recuerda con detalle Juan de Dios. El 15 de 1974 comenzaron a vivir ahí.

Hoy el inmueble no está en buenas condiciones y declara pasar frío en los inviernos, debido a que “se llueve porque el techo está malo”, sim embargo, a Juan no le importa el bajo valor del bien y asegura que no quiere abandonar el lugar donde no solo construyó una casa, sino una vida junto a su compañera.

Isabel Pizarro es hija de una de las vecinas y pese a que ahora vive e otro sector de la comuna, da fe de la historia, ya que en toda su infancia los vio en la casa, incluso, a veces la pareja se hacía cargo de ella cuando su madre debía trabajar.

Declara que en sus 50 años de vida ha visto al hermano de Marta dos veces, una de las cuales fue en el funeral de la mujer y da cuenta de la nula cercanía de los familiares cuando estaba con vida.

Isabel señala estar muy preocupada por su vecino, quien no tiene las condiciones de buscar un nuevo lugar donde vivir, ya que la pensión de 80 mil pesos que recibe a veces no le alcanza para comer y en ocasiones manifestó su intención de buscar trabajo, sin embargo ella le aconsejó no hacerlo por su avanzada edad y por la diabetes y otras enfermedades que limitan su salud.

Con esta preocupación comenzó a recolectar firmas entre los vecinos, para buscar soluciones, llevando a Bienes Nacionales una carta junto a los documentos que demuestran que los servicios de electricidad, agua potable y alcantarillado están a nombre de Juan Rojas, “están viendo de qué forma pueden ayudarnos”, indicó. 6301

"Tiene que salir"

Vecinos difundieron una grabación telefónica a uno de los contactos que ofertan la casa, en la que preguntaron por la vivienda y el hombre indicó que alguien se encontraba viviendo en el lugar, “pero tiene que salir, porque no tiene nada que ver aquí”.

Además, en la llamada señaló estar esperando que su hijo salga de vacaciones para juntos “buscar un abogado y sacarlo”, indicó.

Isabel Pizarro, vecina de Juan Rojas expresó su malestar y la preocupación por los adultos mayores que viven situaciones similares, además dijo que existe la posibilidad de que el afectado llegue a la casa de su madre, pero entiende por completo la negación de Juan, que no quiere perder los únicos recuerdos que le quedan de Marta cuando estaba con vida.

 

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