Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
La recomendación de la autoridad es evitar el contacto con estos organismos. Académico asegura que las calurosas costas favorecen su aparición, como la que ayer tuvo en el sector La Marina.

Una de las mayores preocupaciones de los bañistas que llegan hasta las costas de la Región de Coquimbo, además de la fuerza de algunas playas que no son aptas para el baño y que pueden ser determinantes en hechos trágicos, son las diferentes formas de vida que aparecen en las costas en la temporada estival.

En ese contexto, los turistas y todo aquel que transite por las distintas playas de la Región de Coquimbo debe tener cuidado con la presencia de la conocida fragata portuguesa. Son muchos los riesgos asociados al contacto con este hidrozoo, por lo que la autoridad ha insistido en las campañas para que las personas tomen todas las precauciones posibles.

Cabe destacar que ayer se encontraron dos especies en el sector La Marina, en la avenida del Mar. Según informó el capitán de Puerto de Coquimbo, Edgardo Palma “no hubo personas que resultaran picadas, y éstas fueron retiradas del lugar por personal dispuesto para estas labores, gracias a unos guantes gruesos, para luego ser depositadas en la basura. De todas maneras, se dispuso de una bandera amarilla en el sector a manera de precaución”, señaló a diario El Día.

Números

Los datos son claros: en 2016 fueron siete las personas “picadas” en la región. Al año siguiente sólo fueron tres, el 2018 la cifra llegó a ocho afectados y en lo que va de 2019 ya hay una persona que resultó afectada por la fragata portuguesa. En todos los casos se trató de atenciones ambulatorias.

Según la información entregada por la propia seremía de Salud, a nivel nacional fueron 100 las playas que contaron con medidas de prohibición de baño por esta causa en 2016. En 2017 fueron 90 y el año recién pasado fueron 18.

A nivel regional, los datos son más bien marginales, pues en igual período se registraron 9 playas afectadas, tres por año.

¿Por qué es peligrosa?

El doctor Armando Mujica Retamal, académico de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte, en diálogo con diario El Día, explicó que a diferencia de lo que la gente cree, no se trata de una medusa. “Es un organismo colonial, que forma parte de los sifonóforos. Ellos tienen dos fases: primero son una planta que está en el fondo del mar y luego proliferan muchos individuos que llegan a la superficie”, afirmó.

De acuerdo a lo señalado por el académico, cerca de los 90% de su composición es agua y sólo un 10% es de materia orgánica; por ende son conocidos como organismos gelatinosos. 

El tema es que cuando éste llega a la costa, estando vivo o muerto, puede inyectar una toxina que es paralizante. “Ellos normalmente están en océanos de aguas templadas, por esto es que en el verano llegan hasta nuestras costas. De 18 grados de temperatura hacia arriba, nos vamos a encontrar con la fragata portuguesa”, subrayó.

Lo peligroso es lo que queda fuera del agua, que es el nectóforo, tiene colores muy brillantes que pueden resultar muy atractivos para los niños.

“Tienen colores rosados, celestes o tornasolados verde. Y los niños van a querer tocar esos globitos, y abajo están las prolongaciones que tienen órganos urticantes. Es peligroso, porque puede producir la muerte del tejido, ocasionando necrosis. En ese caso, a los menores hay que inyectarles antiestamínicos”, añadió.

Si se llega a producir el contacto físico con la piel de algún ser humano, la recomendación del académico es que “rápidamente limpien la zona afectada con agua abundante y se dirijan lo más pronto posible al centro de salud más cercano”, concluyó.

 

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