Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
El inmueble es propiedad del Arzobispado que abrió las postulaciones para su arriendo. La municipalidad de La Serena gestiona un comodato o arriendo del edificio.

La noche del sábado 6 de octubre del 2018 fue la última vez que el público se pudo sentar y disfrutar de un espectáculo en el Teatro Centenario de La Serena. Esa jornada, el guitarrista Ángel Parra se presentó junto a su trío en el marco de un festival de jazz. Al día siguiente, los arrendatarios del inmueble desmontaron el escenario, para hacer entrega de las llaves a los propietarios del inmueble, el Arzobispado.

Desde esa fecha ya ha transcurrido un año y el lugar que durante décadas fue un punto de encuentro de la familia serenense, permanece con sus puertas cerradas. Allí en una primera época se exhibieron los principales estrenos de cine hasta que a fines de la década de los 90, con el surgimiento de los cines de cadena, el sitio estuvo inutilizado. Luego apareció el gestor cultural, Rodrigo Cuturrufo, quien quiso revivir el espacio y lo arrendó. Estuvo un año en un proceso de remodelación y diez años cumplió con su proyecto hasta que el Arzobispado canceló el contrato de arriendo.

Rodrigo Cuturrufo, ex arrendatario del Teatro Centenario, dice que lo sucedido con el Teatro Centenario es “triste, porque finalmente me di cuenta que estaba solo en un trabajo, luchando por hacer cultura y es triste porque no hay otra entidad que se haga cargo de lo que allí hicimos”.

Para Cuturrufo que el teatro permanezca con sus puertas cerradas es una demostración de lo “difícil” que es “trabajar con el Arzobispado”

A su juicio, “lo que está haciendo el Arzobispado es poner trancas (...) un día, una de las personas que estaba postulando a la nueva licitación que dijo las cláusulas que habían eran tan complejas y tenían tantas condiciones y requisitos que era muy difícil (..) Es una lástima porque el Arzobispado en vez de facilitar el proceso, está complicando las cosas”.

Para Cuturrufo, “si el Arzobispado no ocupará este espacio para la cultura debería cederlo como un aporte a la comunidad y como una forma de mitigar todo el daño que han hecho a través de la historia”.

Transcurrido un año desde el cierre del espacio, Cuturrufo plantea que “tiempo que pasa se pierde y es tiempo perdido sobre todo para el arte”.

Por una opción personal, Rodrigo Cuturrufo nunca postuló a proyectos para adjudicarse fondos para solventar el proyecto. “Yo quise trabajar con todo el mundo y mantenía el teatro gracias al café que funcionaba en la esquina”.

“Creo que el arriendo es carísimo, todas las personas que postularon dijeron que era super complejo”; concluyó.

A principios de este año, el Arzobispado abrió un proceso de postulación para los interesados en arrendar el inmueble de su propiedad y que se ubica en una esquina estratégica de la ciudad: Carrera con Cordovez, frente a la Catedral de la ciudad.

Diario El Día consultó al Arzobispado acerca de cómo avanza el proceso y a través de su departamento de comunicaciones, el Arzobispado informó que “el Consejo Económico declaró desierta la licitación, puesto que en las ofertas no se cumplía con los estándares y, desde ahora, se realizará un trato directo con las instituciones interesadas”.

Gestiones municipales

Una vez que se difundió la información de que se había terminado el arriendo del inmueble a la familia Cuturrufo, en sesión del concejo sus integrantes manifestaron abiertamente el interés de iniciar las gestiones para obtener de la propiedad en comodato o en arriendo, gestiones que continúan hasta el día de hoy.

El concejal Luis Aguilera como presidente de la Comisión de Cultura fue el encargado de liderar las conversaciones con el Arzobispado, que cuenta con un equipo de administración que se encarga de las propiedades que mantienen en la región de Coquimbo.

“Yo planteé en sesión del concejo la posibilidad de que el municipio se hiciera cargo del Teatro Centenario (...) el alcalde Roberto Jacob mandó una carta solicitando la sala para el municipio (...) nos juntamos con la Administración, quienes nos informaron de que se efectuarán las bases para un llamado a licitación”, relató el concejal.

Aguilera indicó que existía el temor de que el edificio que es considerado un patrimonio para la ciudad y donde por generaciones se convirtió en un referente cultural, se transforme en un centro comercial o con fines que estuviesen alejados de la cultura y las artes. Desde el Arzobispado se informó que el espacio no sería utilizado para fines comerciales, resguardando, de alguna forma, su valor cultural.

El presidente de la comisión de cultura indicó que se requiere de un espacio cultural de la calidad para la ciudad, “ya que en este momento no contamos con un teatro regional” y que en rigor el “teatro municipal es el teatro del liceo de niñas (...) no tenemos salas”

Para el concejal de La Serena, Robinson Hernández “al cabo de un año de cerrado este espacio para las artes musicales, fílmicas y escénicas sigue presentando un desafío e imperativo para el Municipio y propio arzobispado por colocarle en valor e invertir con tal que la ciudadanía deseosa de más y mejores espacios para las Artes tengan un lugar de encuentro y disfrute  estético”

Hernández agregó que “urge materializar un proyecto y un plan de gestión liderado por una instancia estatal en alianza con privados que tengan en su adn el fomento de la cultura sin censura alguna; no se vería mal a los ojos de la ciudadanía que el propio arzobispado entregue en comodato sin un fin de lucro, solo con el afán que la cultura tenga un nuevo domicilio”. 

 

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