Por: Estefanía González
La pandemia del coronavirus agudizó una serie de problemáticas que enfrenta a diario nuestra sociedad.
Una de ellas es la creciente brecha digital en la educación, que a un año de la crisis sanitaria, persiste como una gran deuda en materia de aprendizaje en niños y niñas, principalmente en la ruralidad.
Con el fin de conocer in situ esta realidad, un equipo de diario El Día se trasladó hasta los lugares más recónditos de la Región de Coquimbo.
Maryelin Pérez vive a 30 minutos de La Serena, en un sector de la comunidad agrícola de Quebrada de Talca llamada Los Corrales. Ella, al igual que otros 60 estudiantes de esa zona rural deben “buscar la señal” de internet para poder asistir a sus clases online o descargar material educativo.
Y es que en sus casas simplemente no tienen cobertura, así que cada mañana deben subir un cerro y encontrar el tan ansiado 4G.
Son aproximadamente 2 kilómetros de recorrido para llegar al sector de la mina de cuarzo, donde, con unas rocas como sillas, niños de diferentes edades deben soportar el calor y la sed para estudiar, un doble esfuerzo que las familias han asumido con ellos.
“Nos tenemos que subir a una piedra que hay allá en ese cerro y una vez que se encuentra la señal hay que quedarse quieto”, nos relata Maryelin, apuntando a ese sector de estudio, donde con cuaderno, lápiz y computador sube cada vez que necesita asistir a clases mediante Meet o Zoom.
“Después nos venimos cuando se agota el celular o el computador”, explica la alumna de octavo básico de la escuela de Quebrada de Talca, para quien el 2020 fue especialmente difícil, por la pandemia y lo que significó el estudio remoto, aunque sus profesores les daban flexibilidad y plazos más amplios a quienes viven en ese sector.
Misael Cortés de quinto básico, también es de Los Corrales y si bien vive un poco más cerca del cerro que Maryelin, siente que “fue difícil para mí estudiar el año pasado, porque a veces no pescaba la señal allá en mi casa, y a veces no me conectaba”, por lo que debía acceder al sector de la mina de cuarzo, en bicicleta, al igual que Francisco Castro, de sexto básico, a quien sus profesores optaron por enviarle guías. “Me iban a mandar un computador y dije que no tenía internet, entonces me mandan puras guías y me comunico con la profesora para poder resolver mis dudas”, cuenta.
Si bien los estudiantes se esfuerzan día a día para cumplir con sus estudios, las familias también han debido hacer grandes esfuerzos, como el caso de Diana Aguirre, madre de Maryelin, quien además tiene un hijo más pequeño, en segundo básico, y que decidió dejar de trabajar para apoyar a sus hijos. “Tomé la opción para acercarme más a ellos y ayudarlos”, relató, recordando que en un inicio su hija la llamaba para solicitar apoyo, mientras trabajaba. “Para mí lo más importante son ellos, y tengo el apoyo del padre, se podía un poco dejar de trabajar”, aseguró, no obstante, la falta de cobertura ha sido un verdadero problema para todos en Los Corrales, muchos de los cuales no cuentan con medios para contratar internet satelital y están obligados a subir el cerro.
“Nos vinimos caminando un día, buscando y buscando hasta que los niños nos ayudaron y conseguimos este lugar. Este es el punto donde hay señal, si bajas un poco más allá se pierde”, nos explicó la apoderada, sobre como encontraron el punto ideal para conectarse sin problemas, no obstante reconoce que hay días que simplemente no se encuentra. “Cuando no hay cobertura esperamos hasta el día que llegue y después nos comunicamos con los profesores, esa es la única opción que tenemos”, narra.
Lo que más frustra a esta madre es ver el esfuerzo de sus hijos y las pocas alternativas que tienen. “Nosotros pedimos a gritos la instalación de antenas, para que los niños no vengan más a pasar calor, sed o frío. Es un sufrimiento para ellos, además del riesgo de salir de sus hogares”, indicó.
Otra opción es la que tomó Gabriela Yáñez, vecina del sector, quien decidió enviar a su hijo a Tierras Blancas, con su padre. “Mi hijo pasó a tercero medio. El año pasado él caminaba al cerro, pero no le fue muy bien y le faltaron contenidos”, explicó, agregando que “para este año lo envié a Tierras Blancas, para que se pueda conectar con facilidad. Yo vivo solamente con mi hijo y para mí es difícil que él esté en otro lado, es muy difícil que mi hijo esté allá y yo acá sola, preocupada, también subo al cerro para poder llamarlo por teléfono porque acá en la casa no conecta el teléfono”, añadiendo que tomaron esa decisión considerando que “él quiere cumplir su sueño de ir a la Universidad“.
ESFUERZO DOCENTE
Mientras en Los Corrales los alumnos suben al cerro, en El Romeral deben bajarlos, puesto que el único lugar con WiFi es la misma escuela a donde asisten 28 estudiantes desde primero a sexto básico. Muchos de ellos de localidades como Los Porotitos y El Chacay, apartados geográficamente, en lugares donde no existe señal de ningún tipo, así nos comenta Juan Frivola, encargado de la escuela multigrado de El Romeral, quien optó, junto a los demás profesores, por no hacer clases online y en cambio repartir guías casa por casa.
“No hay conectividad, entonces entregamos guías en las casas, con vehículos de la Corporación Municipal, cada 10 días”, explicó el docente, quien debió adaptarse a estas circunstancias. “Nosotros tenemos señal de WiFi, entonces lo que hacen los niños, cuando bajan a buscar la canasta de alimentación, es que ellos captan la señal y así podemos comunicarnos”, agregando que mediante la campaña “Reciclar para Educar”, de la Corporación Cuento Contigo y Mr Droid se reunieron alrededor de 23 computadores que les fueron entregados a las familias. “A pesar que no tienen conexión a internet vamos a ir con pendrives a cargarles la información, las guías , algunos videos y así se les va alivianar el trabajo a ellos”, señaló, asegurando que la idea es tratar de innovar y apoyar pedagógicamente a los alumnos.
Y es que debido a la falta de conectividad, la realización de clases es aún más complicada, y sobre todo el aprendizaje, donde la ayuda de la familia si bien es un factor primordial, también lo son los recursos. Guillermina González, es apoderada del colegio, su hija, Sofía, de segundo básico, pasó de curso el 2020, no obstante, aún tiene dificultades para leer por lo que espera que con los nuevos computadores y recursos educativos su hija pueda completar su aprendizaje. “Vamos a tener que conectarnos en el colegio para tener internet, va a ser un poco difícil igual por la carga, porque tampoco tenemos luz”, reconoció Guillermina, quien está a la espera de la instalación de electricidad, mientras apoya a su hija con las tareas.
JUNTO A LAS MAJADAS
En el Valle de Elqui la realidad no es muy diferente a lo que pasa en la zona rural de La Serena. Durante estos días se conoció el caso de los hermanos Andry y Manuel Rivera, quienes deben buscar la señal en un cerro del sector Las Minillas (Vicuña), mientras acompañan a sus padres en la crianza de ganado caprino.
Es así como ambos hermanos, de octavo y sexto básico, acondicionaron un espacio para estudiar, desde las 8:30 hasta las 15:00 horas. “La conexión es mala, el sol es fuerte y en la mañana hace frío”, sostuvo Andry Rivera, cuyo sueño es estudiar para convertirse en veterinario. “Este es el único punto donde nos pesca la señal el computador o el celular, aunque a veces la señal se cae y uno se pierde la mitad de la clase”, reconoció.
Manuel Rivera, su padre, indicó que si bien es un sacrificio, “ellos están luchando para salir adelante” y que es parte de su trabajo como crianceros movilizarse a sectores apartados. “Salimos para acá, porque nosotros somos crianceros, es un poco sacrificado, pero se puede igual. La búsqueda de la señal es lo que nos ha dado más lucha”, manifestó el padre.
APOYO EN PREESCOLAR
También en el Valle de Elqui, pero en Paihuano, la conectividad es también deficiente, por lo que el apoyo en todos los niveles se ha debido adaptar a esto. Es el caso de la ayuda que se otorga a niños y niñas en etapa preescolar, donde las educadoras han debido entregar material educativo a las familias, guiándolas en este importante proceso. “Hemos utilizado diferentes medios para lograr otorgar educación de forma remota, ya sea a través de comunicación vía WhatsApp, llamadas telefónicas, video llamadas, visita domiciliaria o bien mediante correo electrónico”, señaló Fabiola Espejo, educadora de párvulos encargada de sala cuna, para quien lo más importante fue conocer la realidad de las familias. “Durante todo este tiempo hemos podido llegar a cada hogar, a veces teniendo que realizar visitas domiciliarias para entregar material o bien para entregar contención emocional, que en estos tiempos es tan importante, sobre todo en los niños y niñas más pequeños, quienes a veces no comprenden la dimensión de lo que sucede en el mundo a causa de la pandemia”.
Una de las mayores dificultades ha sido justamente la falta de cobertura de internet, ya que “afecta especialmente en la rapidez de entrega de información o bien en la entrega oportuna de material pedagógico de enseñanza”, explica.
En la misma línea, agrega que hay niños y niñas que necesitan aprender de forma directa y “es ahí que por problema de conectividad a estos niños y niñas no se les está permitiendo acceder a la educación según sus necesidades”. En este punto, enfatiza que “es muy importante que los alumnos puedan acceder a diferentes experiencias educativas desde edad pre escolar, ya que el cerebro humano de un niño/a, comienza a realizar más conexiones neuronales, permitiéndoles captar más información y de esta forma establecer codificaciones que impactarán hasta su vida adulta”.
Por eso, indica Espejo “en tiempos de pandemia consideramos de gran importancia el permitir que los niños y niñas sigan aprendiendo desde sus hogares”, lo que se da gracias a “la articulación entre equipos educativos y familias, que ha sido primordial durante este tiempo, ya que sin el apoyo de las familias el llevar educación preescolar hasta los hogares sería imposible”.
BUSCANDO LA SEÑAL CERCA DEL MAR
El año pasado se conoció el caso de Martyna Fierro, alumna de séptimo básico que vive en Caleta Mineral de Talca en la costa de Ovalle, lugar donde los estudiantes deben, al igual que en Los Corrales, buscar la señal de internet, tanto en los cerros, como en la costa.
Hoy la realidad no ha cambiado y los niños de la localidad se conectan a sus clases online con mucho esfuerzo. Es el caso de Matías Martínez, de séptimo básico, quien debe estudiar con su teléfono celular . “Aquí no hay una conexión buena, tenemos que buscar sectores a la orilla de la playa para que tenga una buena recepción”, indicó Victoria Cea, mamá de Matías, para quien las clases online no han sido suficientes para el aprendizaje de su hijo.
“No encuentro que haya aprendido lo necesario, porque hay materias que no le explicaron el año pasado y ha tenido problemas ahora”, indicó, asegurando que en estos momentos está conectándose al WiFi de la empresa donde ella trabaja, “mi jefe me da permiso para que él vaya, le dan un lugarcito ahí y ahí estudia y hace sus tareas, yo trabajo en terreno, entonces estamos en diferentes lugares”, argumentó la madre.
Por su parte, Martyna se encuentra en estos momentos en Ovalle, no obstante volverá a la caleta “mientras no vuelvan a clases presenciales“, sostuvo su madre, Nataly Galleguillos , quien se encuentra orgullosa de su hija, “El año pasado Martyna pudo conectarse desde casa. Aunque habían días que no llegaba cobertura y teníamos que salir al cerro como lo hacíamos desde un principio. Ella es muy inteligente, no le costó para nada, sus notas no las bajó, siempre es buena alumna”, destacando que “estamos orgullosos como familia, porque ella, a pesar de todo, logró sus metas y estudió como fuese necesario”.
POSIBLES SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS
La comunicación y los medios se han adaptado a una nueva forma de hacer las cosas, considerando la nueva realidad producto de la pandemia del Covid-19. Las medidas como el confinamiento y la distancia social, han impulsado las clases remotas.
En tanto, las dificultades que se han presentado en el camino, como la falta de conectividad, han acelerado la innovación e inversión en Chile, con el objetivo de acortar la brecha digital.
Al respecto, Claudio Oyarzún, seremi de Educación sostuvo que “como Ministerio de Educación hemos puesto nuestros esfuerzos en entregar herramientas pedagógicas y dar la flexibilidad necesaria para que todos los estudiantes puedan seguir con sus aprendizajes, sobre todo, en localidades donde existe conectividad limitada o que presentan más dificultades para el aprendizaje remoto”.
Algunas de estas iniciativas son “Aprendo en línea, donde los estudiantes del país de Pre Kínder a 4° medio podrán acceder a una serie de contenidos que les permitirán continuar con su educación, en medio de la contingencia que enfrenta el país por el coronavirus. Entrega de Becas TIC de Junaeb, que consiste en la distribución gratuita de notebooks con programas educativos y 11 meses de conexión a internet, destinado a estudiantes de séptimo básico de los establecimientos públicos y particulares subvencionados. Y por último mejorar la conectividad a internet desde los establecimientos educacionales, que beneficia a cerca de 10.000 establecimientos del país”.
En este punto, asegura que han llegado a los estudiantes de las zonas más aisladas a través del programa “Aprendo en Casa”. Sin embargo, pese a todos los avances que destaca la autoridad local, la realidad habla por sí sola, demostrando que aún la deuda con la educación rural es muy grande.
LA FIBRA ÓPTICA Y EL 5G
Una de las nuevas tecnologías que podrían ayudar a que las zonas apartadas y sin cobertura de internet puedan acceder a ella es el 5G, así como la Fibra Óptica Nacional.
En este sentido, desde la Subsecretaría de Telecomunicaciones, Subtel, reconocen que si bien el sector de las telecomunicaciones a nivel nacional registra buenas cifras, aún hay varios temas pendientes en materia de conectividad.
“Por ello, estamos desarrollando los proyectos Fibra Óptica Nacional (FON), que beneficiará a más de 2,5 millones de personas en 186 comunas desde Arica hasta Puerto Montt y la Fibra Óptica Austral (FOA), que beneficiará a más de 435.000 personas en 16 comunas desde Puerto Montt hasta Puerto Williams, lo que permitirá duplicar los kilómetros de fibra óptica, pasando de 18.000 kilómetros a 36.000 kilómetros”.
En el caso de la Región de Coquimbo, se estima que cerca de un 40% de su población será beneficiada con fibra óptica. Es decir, más de 301 mil habitantes, contemplando 13 comunas de la región: Canela (9.546 habitantes), Illapel (32.801), Salamanca (29.110), Andacollo (11.044), La Higuera (4.241), Paihuano (4.497), Vicuña (29.741), Combarbalá (13.322), Monte Patria (30.751), Ovalle (121.269), Punitaqui (10.956)y Río Hurtado (4.278).
El 5G en tanto, se exigió, en su licitación, equidad territorial a través de las denominadas contraprestaciones sociales. “Por ello, desde Subtel realizamos un levantamiento con la necesidad de conectividad con los alcaldes de todo Chile. Con la respuesta de ellos, llegamos a 366 localidades que se incluyeron como contraprestación social en la banda de 700MHZ y que finalmente se adjudicó WOM. Esas localidades eran zonas que tenían nula o baja conectividad y que ahora se verán beneficiadas con la licitación 5G”.
En la región estas localidades son: Santa Eliza, La Cachina, Cajón del Romero, Los Corrales y La Estrella, en La Serena; Las Cardas, en Coquimbo; San Marcos, en Combarbalá; La Calera y Villa Puclaro de Vicuña; Cañas Dos y Quebrada de Cárcamo Sur en Illapel; Comunidad Agrícola de El Manzano en Andacollo; Peladeros de Salamanca, San Pedro de Quiles en Punitaqui; Potrerillos Alto en Ovalle; Tamelcura en Monte Patria; El Romeral en Río Hurtado; Cerro Blanco en los Vilos y Caleta Puerto Manso en Canela, las as que en 2023 podrían contar con este servicio.
Otra de las medidas es el Roaming Automático Nacional (RAN), “que establece la obligación a las empresas de telecomunicaciones de compartir sus redes de manera de ampliar la conectividad de miles de ciudadanos que hoy habitan en zonas aisladas y/o rurales. Esto con el fin de facilitar el acceso a los servicios de voz, mensajería de datos e Internet móvil a los usuarios de unas 3.300 localidades a nivel nacional que hoy cuentan con una nula o precaria conexión. De esta manera, con RAN los usuarios de localidades aisladas y/o rurales ya no necesitarán contar con más de un celular con chips de diferentes compañías para tener señal”, concluyeron desde la Subtel.