• Diego vive hace más de 6 años en Hangzhou, la capital de la Provincia de Zhejiang. Hoy ya se siente un ciudadano chino más y comparte su tiempo entre los negocios de su empresa y las tradiciones de China.
  • Daniela se casó en Estocolmo en el verano de 2016 con Stefan, relación que la llevó a radicarse en Suecia.
Mientras en Chile el aumento de extranjeros en nuestro país está en el centro del debate e incluso ha llegado a ser parte de la discusión de los precandidatos presidenciales, miles de chilenos han optado por vivir en otros países, todos buscando nuevos horizontes, pero sin dejar atrás sus lazos con su país natal.

En medio de la polémica discusión que se vive en Chile respecto al tema del aumento de inmigrantes en nuestro país, quisimos conocer la realidad de nuestros compatriotas en el extranjero. Tres historias de vida que comenzaron con una simple visita al país en que residen y que terminó por llevarlos a visualizar sueños y proyectar su vida fuera de Chile.

Según la proyección del INE, a junio de 2016, cerca de 900 mil chilenos viven en el extranjero y de ellos 57,2 por ciento han pasado más de 20 años de residencia. Los principales países donde residen chilenos son Argentina, Estados Unidos, Suecia, Canadá, Australia, Brasil, Venezuela y España. Principalmente, son personas entre 20 y 40 años. 

DE VICUÑA A CHINA

En el año 2008, Diego Vargas, radicado en la comuna de Vicuña en el valle de Elqui, viajó por tres semanas a China por un programa de intercambio cultural y negocios de la Universidad Católica del Norte. En ese corto tiempo pudo darse cuenta que ese era el país de las oportunidades y que debía volver. 
Y lo logró. En el año 2010 se instaló en la ciudad de Hangzhou, la capital de la Provincia de Zhejiang, para aprender el idioma y hoy incluso instaló una empresa de importación y exportación en esa ciudad. 

“Fue en el programa y durante el viaje que decidí regresar para aprender y explorar más China, vi las oportunidades que presentaba en ese momento, me gustó el desafío de algún día poder hablar chino y hacer negocios y sentí que debía tomarlo. Luego, cuando termine mis estudios en Chile me fui a China en febrero del 2010 para estudiar el idioma. Al mismo tiempo comencé a ver y buscar la forma de hacer negocios con China. Durante esos años viví y estudié como un estudiante chino más en la universidad. En junio del 2013 terminé mis estudios en master en comercio internacional e idioma y registré mi empresa”, relata Diego.

Para radicarse debió pasar por un proceso complejo de migración. Se necesita una visa que es fácil de conseguir si es por estudios o vacaciones, no así si es para trabajar o realizar negocios. Todos los documentos deben ser entregados en la embajada de China en Santiago. 

Agrega que en un principio fue un descubrimiento diario, desde comidas, costumbres y relaciones sociales. Sin embargo, fue el idioma lo más complicado, porque el  “poder comunicarse, leer, escribir y expresarse bien con los chinos es lo más difícil en la adaptación, no es un idioma que sea parecido al castellano, donde uno puede encontrar palabras parecidas con otros idiomas de la misma base, así que dedico bastante tiempo de estudio, práctica, dedicación y paciencia”.

En la actualidad ya parece un ciudadano más en esta ciudad de más de 9 millones de habitantes. Debido a la diferencia de horario con Sudamérica y como su trabajo le obliga a estar conectado con ambos continentes, tiempo es lo que más le falta. “Me quedo hasta tarde trabajando y luego comenzar temprano con el horario chino, mis días normales son de bastantes viajes y salidas a visitar proveedores, inspecciones en fábricas, control de calidad, embarques, etc. La vida aquí en China comienza muy temprano y los chinos se duermen temprano, los adultos salen por las mañanas antes que amanezca, a caminar o hacer Taiji, bailes en grupos para mantenerse activos y por las noches también. El horario de almuerzo es sagrado al mediodía y una siesta de 20 minutos después de almuerzo es común en todo tipo de trabajo en este país”, relata Diego.

Sin embargo, se ha acostumbrado debido a la calidez del ciudadano chino que son, según su opinión, personas sencillas, atentas y siempre dispuestas a ayudar al extranjero y muestran curiosidad por aprender más de Chile.  “Son muy orgullosos de su país y cultura, que tiene más de 6.000 años de historia, en cada ciudad en China se habla un dialecto, que tiene como base el idioma mandarín, en cada ciudad existe una gran cultura culinaria, las comidas se comparten en mesas redondas donde todos tienen alcance para disfrutar, siempre invitando al extranjero a probar y aprender de su cultura”.

ENTRE LA SERENA Y ESTOCOLMO

Daniela Barrera Pacheco llegó como turista, visitando a unos familiares en Estocolmo, en Suecia, en el año 2008. En ese lugar conoció a Stefan, quien primero fue su amigo y luego su pololo y actual marido, “tuvimos más de un año de relación a distancia, yendo y viniendo. Meses en Chile extrañándolo a él, meses en Suecia extrañando a mi familia”. Tras ir y venir de Chile a Suecia, en el año 2010, Daniela obtiene su visa definitiva y con mucha suerte, ya que al año de llegar a Suecia encontró trabajo. “Algo raro cuando se es inmigrante aquí y más si no manejas el idioma”.  En la actualidad es supervisora en Travel Retail primero para L’Oreal Paris y ahora para Coty Inc. 

El proceso para obtener la residencia definitiva fue largo, pero simple para la joven. Como estaba de novia con Stefan solicitaron una visa o residencia temporal por dos años, probando con fotos, correos electrónicos y registro de llamadas la relación. “Yo debía presentar estos documentos e ir a una entrevista en la embajada sueca en Chile y Stefan debía hacerlo en Estocolmo. Durante este proceso y mientras esperábamos la respuesta yo no podía ingresar a Suecia. Tuvimos suerte y sólo se tomó un mes. Yo me titulé en Chile y en enero del 2010 me mudé a Suecia. Luego de dos años de vivir en Suecia, mi residencia temporal se terminó y pudimos optar por la residencia definitiva”. En esta parte del proceso, ambos tuvieron que realizar entrevistas por separado para comprobar la relación con preguntas que iban desde sus planes futuros hasta cosas domésticas como los muebles o electrodomésticos que tenían en el hogar”. Ya con cinco años viviendo en Suecia se puede optar a la nacionalidad y hoy Daniela es sueca y chilena.

“Yo siempre he considerado que Chile y Suecia son como el mundo al revés, en lo bueno y en lo malo. Suecia es un país muy seguro, donde casi todo funciona, las necesidades básicas están cubiertas y los beneficios sociales son muy fuertes. Pero el lado social es mucho más frío que en Chile. Es difícil hacer amigos, en especial con suecos. Acá se piensa que cada uno debe ser independiente y capaz de valerse por sí mismo, sin molestar al otro. Las reuniones sociales son muy organizadas también, no hay mucho espacio para la espontaneidad. Todo se planea con tiempo y los horarios se respetan. En Chile es todo más espontáneo, pero no se respeta mucho el tiempo del otro”, relata.

 Para Daniela un día en Suecia es muy parecido a Chile, aunque sí ve mucha diferencia en la repartición de roles. Allá las labores del hogar son compartidas, no existen las asesoras del hogar y es de alto costo contratar a alguien para que haga el aseo. Patricia Pacheco, madre de Daniela, que la ha visitado en varias ocasiones quedó sorprendida de ver a su yerno cocinar, lavar su ropa y planchar como actividades naturales.  

Pero sin duda, una de las cosas que más le ha costado a Daniela en su adaptación es  el clima. “En invierno sale el sol tipo 7 am y se oscurece de nuevo a las 3pm. Esos meses de oscuridad y frío son duros, pero para compensar, en el verano tenemos sol hasta las 11 de la noche” 
Respecto al trato hacia los chilenos, en Suecia existe muy buena impresión de nuestros conciudadanos, especialmente por quienes llegaron en la década de los ochenta exiliados por la dictadura, que son utilizados como ejemplo de adaptación social. 

“Si bien Suecia es conocido como un país muy abierto a recibir inmigrantes, esa tendencia está cambiando al igual que en el resto del mundo. En las últimas elecciones el Partido Nacionalista tuvo 13% de los votos, logrando entrar al Parlamento y subiendo cada vez en los rankings. Esto se ha notado en el diario vivir también, hay comentarios más abiertos y conductas racistas. Los más perjudicados son, igual que en otros países, los inmigrantes de países de Medio Oriente o África. Siempre ha habido una diferencia entre el discurso público y el actuar privado, hace unos años se hizo un reportaje de como los curriculum vitae con apellidos extranjeros no eran leídos, mientras que el mismo curriculum con un apellido sueco era llamado a entrevista y en ocasiones incluso se les ofrecía el trabajo”. 

En la actualidad, Daniela vive feliz junto a su marido en Estocolmo y por ello no sabe si volvería a Chile, pero como su madre vive en Peñuelas siempre quiere volver, además tiene “suerte de que mi esposo entiende mi necesidad de seguir conectada con mis raíces y que además a él le guste mucho Chile. En el 2015 pasamos 6 meses en La Serena, yo tomé esos meses sabáticos en mi trabajo y él trabajaba a distancia medio tiempo. Cuando lleguen los hijos, pensamos repetirlo durante el post natal que acá es de casi un año y medio para ambos”, concluye Daniela, esta ciudadana chileno-sueca. 

UN ARTISTA EN SAO PAULO

Hace 20 años, Francisco Ledesma Pardo, a quien le gustaba vivir en libertad, decidió tomar su mochila y partir a recorrer el mundo y llegó a Brasil, el mejor lugar para un artesano. Hoy vive en un “barrio tranquilo en la ciudad de Ribeirão Pires, región metropolitana de São Paulo”.

Llegó primero como turista y después de dos años era residente temporario. En Brasil se casó y con el nacimiento de sus hijos hizo los trámites de reunión familiar que le permitieron la residencia permanente.

La vida alegre y en torno a la música ya se impregnó en su personalidad y todos los días baja a la plaza, a un local frente a un bar a vender sus artesanías que durante los fines de semana se llena de música y un “ambiente agradable y el día transcurre entre trabajo y buena prosa”.

La personalidad de los brasileños le permitió a Francisco adaptarse rápidamente a este país y sus trabajos ayudaron a que se hiciera conocido.
“De los brasileños puedo destacar su alegría, más cálidos, generosos. El trato hacia los extranjeros es óptimo, tal vez por las leyes en relación a cualquier discriminación, la Constitución nos da los mismos derechos y obligaciones. Además en este país, en general todos descienden de inmigrantes. Con los chilenos existe cariño y respeto por ser un ejemplo de país”.               

Aún no sabe si quiere volver a Chile. Su vida ya está hecha en Brasil y es un reconocido artista en su localidad. “Creo que todo chileno que desea volver la piensa miles de veces, comenzar todo de nuevo... no reconocer rostros familiares. Si hubiera algún programa de gobierno para poder recomenzar, tal vez más compatriotas volverían”, concluye Francisco. 

¿Cuál es el mejor modelo migratorio?

Mientras en Chile se discute el tema de la inmigración y la creciente discriminación en nuestro país con el aumento de extranjeros, desde el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet se anunció el envío de un proyecto de Ley de Migraciones que actualice la normativa vigente que data de 1975. Mientras algunos esperan que esta nueva normativa sea más restrictiva en el permiso de ingreso de extranjeros a Chile, otros hablan de políticas de puertas abiertas Pero, cuál es el mejor modelo migratorio  en el mundo y que Chile podría emular.

Daniel Ibáñez, presidente de la Fundación Participa, señala que la normativa migratoria que rige actualmente en Chile tiene un espíritu relacionado con la seguridad interior del Estado y no con una política migratoria, por lo cual se encuentra desfasada sin reconocer al migrante como sujeto de derechos.
“Dentro de las falencias que se aprecian en la normativa está la limitación que se impone a los trabajadores extranjeros al momento de querer cambiar de trabajo, ya que la visa por contrato es válida sólo en relación a un empleador específico y en el caso de cambiarlo se debe tramitar nuevamente toda la documentación dentro de 30 días, lo cual deja a los extranjeros en una clara situación de vulnerabilidad”.

Para el experto, el mejor modelo migratorio lo posee Nueva Zelanda  ya que tiene como eje el desarrollo económico y social del país.
“Nuestra nación debe mirar este tipo de modelos, a fin de facilitar el ingreso de inmigrantes con alta calificación, simplificando los procesos de convalidación de estudios, haciéndose cargo, además, de fomentar políticas de integración que permitan aprovechar de mejor manera todo el potencial que significa la inmigración para nuestro país, tanto en materia económica como social.

Respecto a lo que sucede en Europa con la crisis de migración que existe actualmente, Ibáñez aclara que los modelos migratorios del antiguo continente no son deficientes y aclara que en Europa se vive un fenómeno de “crisis de refugiados y no sólo un fenómeno migratorio. Sin ir más lejos estamos hablando de la mayor crisis migratoria y humanitaria en Europa después de la Segunda Guerra Mundial”.

Por otra parte, agrega que si en Estados Unidos se concreta una política migratoria altamente restrictiva como la que el presidente electo Donald Trump anunció, afectaría principalmente a ese país y sus relaciones diplomáticas. Además, esta restricción provocaría que los migrantes pusieran el foco en otros lugares como Chile.

Esto porque nuestro país posee estabilidad económica, política y social, lo que facilita el emprendimiento y permite a los extranjeros radicados en Chile ayudar a sus familias en su país natal.

Sin embargo, para el presidente de la Fundación Participa se necesita que exista en nuestro país mayor educación respecto a la inmigración y políticas públicas que se hagan cargo de este proceso, “desde una mirada de integración y de enfoque de derechos que permita terminar con discriminaciones y abusos hacia los inmigrantes, pero que, además, rescate todo el potencial que significa la inmigración para nuestro país desde lo social, cultural y económico”
Para Ibáñez, la nueva normativa chilena debe tener como base la integración, “mirando la inmigración bajo un enfoque de derechos, y dejando en segundo plano el foco utilitario de la migración para la economía”, concluye.

 

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