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El incremento del uso de la tecnología como consecuencias de la pandemia del Covid 19, reuniones virtuales, clases on line y utilización de redes sociales por parte de menores de edad con poca supervisión, son instancias perfectas para que personas inescrupulosas cometan este tipo de delitos.

Por: Estefanía González 

Se volvió una rutina normal, ingresar a Zoom o Meet para las clases online, conversar con conocidos a través de Whatsapp o Telegram, hacer videollamadas, incluso conocer a nuevas personas a través de aplicaciones como Twitch, Tiktok, Instagram o Discord. Y es que las medidas de confinamiento como las cuarentenas y la imposibilidad de socializar de manera personal empujaron a toda la población a encontrar otras formas de relacionarse.

Un boom en el uso de redes sociales, de las cuales los niños, niñas y adolescentes no están ajenos, es más, son participes activos de este nuevo modo de interactuar, considerando que el 70% de ellos cuentan con un teléfono móvil.

Si bien el uso de estas nuevas tecnologías resuelve la necesidad del ser humano de socializar, también trae consigo una serie de riesgos, sobre todo por la vulnerabilidad de los menores de edad, que pueden ser víctimas de ciberacoso, o el más reciente zoombombing.

Y es que el ciberacoso puede llegar a tener graves consecuencias, sobre todo cuando va asociado a grooming o sexting, explicó el Subprefecto Cristian Alarcón, jefe de la brigada de delitos económicos de la Policía de Investigaciones (PDI) de La Serena, quien señaló que hasta la fecha se han denunciado más de 2300 delitos de abuso sexual en línea a nivel nacional desde 2020.

“El abuso virtual infantil está relacionado con delitos que se efectúan en línea y se ha visto acrecentado en la medida que los niños están teniendo mayor contacto con la tecnología a través de estos sistemas de videollamadas y con las redes sociales”, sostuvo el subprefecto Alarcón, añadiendo que cuando existe ciberacoso “generalmente hay una persona detrás que se hace pasar por un niño y empieza a tener una cierta relación de amistad con su víctima,  entonces comienza a pedir fotografías en ropa interior, piden fotografías más subidas de tono, y después esta persona, que se hace pasar por un niño, toma estas fotografías y toma contacto nuevamente con el niño y les dice que se va a tomar contacto con sus papás y les va a comentar sobre las fotografías”, relató. 

Una de los mayores peligros estaría en la extorción que el abusador realiza sobre su víctima que lo podría llevar a entregarle dinero o a acceder a una reunión real “esta persona (niño, niña o adolescente) se asusta y, para que no sean divulgadas estas fotografías en redes sociales, hace contacto con esa persona en forma física y ahí está el peligro que se pueda cometer un abuso sexual, una violación o algún delito relacionado”, indicó el Jefe de la Brigada de delitos económicos de la PDI.

Es por ello que es importante denunciar este tipo de hechos y además estar siempre pendientes de las conversaciones de los menores de edad. “Nosotros le damos como recomendación a los padres y a los niños, a través de los colegios ,que cuando estén en una situación de este tipo lo denuncien a la PDI para que la PDI pueda tomar las acciones que correspondan junto con el Ministerio Público y poder detectar a estas personas y poder iniciar una investigación”, recomendó el subprefecto, agregando que es muy importante la prevención, dada por la vigilancia de los padres a las actividades de sus hijos en redes sociales, “es importante la comunicación que deben tener los padres con sus hijos, utilizar el computador a la vista, incluso hay un software que se instala para monitorear las comunicaciones al niño, niña o adolescente, para saber lo que está haciendo”.

EVITAR EL CIBERACOSO CON LA VIGILANCIA



Para Javier González, psicólogo coordinador del Centro de Atención Psicológica de la Universidad Central (CAPS), es importante estar pendiente de los niños niñas y adolescentes ya sea para prevenir que sean víctimas de estos delitos, como para detectar cuando estos ocurren.

“Cualquier delito que de alguna manera u otra infrinja la corporalidad o vulnere ese espacio personal que tienen niños y adolescentes genera angustia, genera vergüenza, miedo, porque se sienten atacados de alguna manera y en la medida de que son más pequeños quienes sufren estos delitos, se puede generar conductas regresivas, pueden haber cambios bruscos de ánimo y todas esas son señales de alerta a las que los papás y adultos tenemos que estar atentos”, sostuvo González, puntualizando que una de las primeras señales de alerta ante un caso de ciberacoso es el cambio anímico, así como la incorporación de lenguaje o actitudes sexualizadas.

El psicólogo recomendó “siempre estar atentos, ocupar herramientas de filtro o de control de teléfonos, tablet o computador, por ejemplo, Google tiene esta aplicación Familiy Link donde uno, como adulto o tutor, tiene un grado de control”, agregando que es importante respetar las edades mínimas requeridas para el uso de redes sociales las que “están diseñadas para que sus usuarios sean mayores de 14 o 15 años, entonces uno debiera propender también eso, que niños más pequeños no tengan acceso a esas Redes Sociales porque también les cuesta diferenciar que es lo privado, que es lo público, quienes pueden ser amigos, quienes no”.

Otra de las recomendaciones es “estar atento al comportamiento o navegación que tenga el niño, ojalá que la navegación siempre sea en un lugar relativamente visible, que el computador no esté en un lugar difícil de ver, si no que en un lugar donde el papá o la mamá pueda ver que está haciendo el niño”.

Finalmente el psicólogo sostuvo que en caso de detectar un posible ciberacoso es importante “compartir con ellos, acompañarlos, contenerlos y denunciar”, además de contemplar medidas que les permitan superar el trauma, que puede permanecer durante mucho tiempo e incluso afectar su vida adulta.

ZOOMBOMBING, GROOMING Y SEXTING



Una de las nuevas formas de acoso informático es el llamado zoombombing, donde un hacker ingresa a una reunión de Zoom e irrumpe en ella, ya sea para insultar a los participantes, como para difundir imágenes inadecuadas, por lo que es importante mantener altos niveles de seguridad en este tipo de plataformas.

Los usuarios no invitados buscan interrumpir, compartiendo videos de otras temáticas, gritando o insultando. Puede resultar sencillo interrumpir en las videoconferencias de Zoom porque muchas veces las URL para acceder a los encuentros se pueden rastrear haciendo una búsqueda digital o bien si alguien por error la comparte o deja publicada en algún sitio. Al respecto el Subprefecto Alarcón indicó que “hay aplicaciones que son tremendamente vulnerables y otras más seguras”.

El grooming por su parte es un tipo de abuso sexual online, donde el victimario es siempre un adulto que se hace pasar por otra persona y la víctima un niño, niña o adolescente.

Las personas que generan este delito crean un perfil falso en una red social, en donde se hacen pasar por una persona de la misma edad y empiezan a generar una relación de amistad y confianza con quien quieren acosar.

Generalmente el grooming suele comenzar con un pedido de fotos o videos de índole sexual o erótico. Cuando se consigue este material, la persona puede desaparecer o chantajear con hacer pública esa información si no entrega nuevos videos o fotos.

El sexting, en tanto, consiste en el envío de contenido sexual por medios de las plataformas digitales. Los niños, niñas y adolescentes pueden verse expuestos a la circulación de este contenido en la web. La exposición puede dañar la reputación y autoestima de la persona. Además, que en internet es muy difícil de borrar la información.

 

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