• 20 estudiantes ingresaron al curso de electricidad que se imparte tres veces por semana
  • Genise Castely y Eliana Raymond junto a su maestra de cocina nacional e internacional
  • Los estudiantes compartieron este miércoles con el alcalde de Coquimbo Marcelo Pereira
  • Moldesir Dieusibon llegó a Chile en el año 2013. Siente que por saber español antes de llegar al país, las cosas han sido más fácil para él en comparación a otros haitianos.
Crédito fotografía: 
Rebeca Luengo
El programa “Vamos a crecer” está financiado por la Fundación Carmen Goudie y es ejecutado por el Instituto de Desarrollo Humano del Municipio de Coquimbo. El objetivo es integrar a los extranjeros que llegaron a la comuna y mejorar su empleabilidad.

Empleadores abusivos que los obligan a extensas jornadas laborales con escasa remuneración; vivir hacinados en espacios pequeños e insalubres pero de alto costo; agresiones y discriminación  que incluso los llevó a manifestarse en la subcomisaría de Tierras Blancas el martes 19 de septiembre son algunos de los hechos que han demostrado la problemática que viven los haitianos en la Región de Coquimbo.

Es por ello que el Municipio de Coquimbo, a través del Instituto de Desarrollo Humano (IDH) trabaja para terminar con estas situaciones y mejorar las condiciones de vida de estos extranjeros, considerando que es en la comuna puerto y, especialmente en Tierras Blancas  donde las personas provenientes de Haití, se han establecido.

En una primera etapa, el IDH realizó cursos de español  y también de creolé a carabineros de Tierras Blancas y funcionarios de los diferentes CESFAM. Hoy, en paralelo a los 11 talleres de español, se han sumado clases de Manipulación de alimentos y Cocina chilena e internacional, administración y computación y desde el 24 de septiembre  se sumaron nuevos talleres en el programa “Vamos a Crecer”

Esta última iniciativa imparte clases en dos cursos: electricidad y soldadura. Es financiado por Fundación Carmen Goudie y desarrollado en los talleres del Liceo Fernando Binvignat. El requisito principal  para ser parte de los talleres, con 20 cupos por cada área, es presentar un nivel básico del español.

Así lo explica la directora del IDH, Gladys Barraza, quien añade que es neceario este requisito considerando que se imparten “habilidades específicas de reconocimiento, trabajo y manejo de herramientas, por lo tanto, la mayoría de ellos son alumnos nuestro del proceso 2017 y estamos muy satisfechos de hacerles entrega de esta nueva oportunidad”, señaló.

40 ciudadanos haitianos residentes en Tierras Blancas cursan los talleres de soldadura que contemplan 90 horas cronológicas, divididas en clases tres veces por semana, hasta diciembre del 2018.

El Alcalde Marcelo Pereira compartió con los alumnos la tarde del miércoles, en su segunda clase. El edil destacó el liderazgo de la comuna en temas de migración, enfocados en entregar mejores condiciones de vida y nuevas oportunidades a quienes llegan a Coquimbo para cumplir un sueño.

“Integración, capacitación e igualdad social son los valores que estamos promoviendo con las acciones que estamos desarrollando en favor de los ciudadanos haitianos, a quienes tenemos que recibir con los brazos abiertos porque son la mayor cantidad de inmigrantes que tiene la comuna de Coquimbo. En ese sentido, primeramente hemos derribado la barrera idiomática, ampliamos la oferta y hoy tenemos 700 haitianos que están aprendiendo español, pero además estamos partiendo con este curso para que ellos se integren a la vida laboral y sean sostenedores de sus familias”, agregó el jefe comunal.

“Nuestros hermanos haitianos valoran la oportunidad  y la única forma en que ellos pueden agradecernos esta capacitación, es que asistan a las clases y aprendan todo lo que le están enseñando, para que sea un beneficio para ellos y sus familias”. Marcelo Pereira, alcalde de Coquimbo.

SUS HISTORIAS

“Llegué a Santiago en el 2015, pero duré como una semana, ya tenía a mi primo aquí en Tierras Blancas y me vine. Mi familia quedó en Haití, pero después los mandé a buscar y están conmigo ahora”, relata  Elio Durogene

En la actualidad, su hijo de nueve años estudia en el Colegio Santo Tomás de Aquino en el mismo sector, su esposa  es dueña de casa y él trabaja en una pesquera en el barrio industrial. “Nunca he tenido problemas, pero usted sabe que cuando uno llega a un país extranjero, siempre habrá algunas cosas o no será lo mismo que cuando estabas en tu país. Pero yo no he tenido problemas”, relata.

Elio ya se proyecta viviendo en Chile, como un coquimbano más. Por eso decidió participar de estos talleres que le permiten aprender un oficio y así seguir creciendo en la comuna puerto. “Para nosotros es un privilegio aprender algo con ustedes coquimbanos de corazón”.

“Son importante estos cursos para tener nuevos conocimientos y mejores trabajos. Nosotros debemos poner la fuerza para aprender y llegar más adelante”. Elio Durogene, haitiano radicado en Coquimbo.

Genise Castely llego a Coquimbo hace un año cinco meses y su primera barrera fue el idioma. ”Aprendí el español acá en Coquimbo con compañeros de trabajo y no tengo problemas si me hablan despacito”, señala.

Trabaja en un restaurante de sushi, por lo que incorporarse  al taller de cocina impartido por el IDH le ha servido para perfeccionarse en la comida japonesa y también para aprender platos chilenos como “cazuelas, pastel de choclo y ceviche. Estoy agradecida del curso”, señala.

Relata que hasta el momento no ha sentido discriminación de la comunidad coquimbana y ha sido más fácil de lo que pensaba radicarse en Chile, por ello ya proyecta su futuro con importantes metas en la búsqueda de su estabilidad económica y perfeccionamiento personal. “Quiero vivir acá, aprender bien el idioma y también entrar a la Universidad”, dice sonriendo Genise.

Eliana Raymond  también participó en el curso de cocina. Llegó hace dos años a Chile, instalándose primero dos meses en Santiago y luego se traslada a Tierras Blancas. “Coquimbo me gustó, me pareció bien”, explica Eliana.

Para la muchacha aprender un oficio es muy importante para establecerse en la comuna y superar los obstáculos. “Me parece muy bien, aprendo mucho y ya he aprendido a hacer postres, papas a la diabla y muchas otras cosas. Estoy agradecida”.

Moldesir Dieusibon llegó en el año 2013 a Chile, solo y con un poco de dinero. “Soy negociante y estuve primero en República Dominicana, donde tenía mi propio negocio. Fueron  como 10 años que tenía una verdulería y me estaba yendo muy bien, pero por la delincuencia que apareció en la República Dominicana no me permitió seguir y  me dije qué voy a hacer. Tenía mucho tiempo que no volvía a mi país y como tengo una prima que es doctora en Santiago, hablé con ella y me hizo una carta de invitación”.

Con todos sus papeles al día, hoy puede seguir con su negocio y a la vez aprender nuevos oficios, por lo que ya se inscribió en el curso de soldadura. “Es muy importante cuando uno llega a un lugar sin capacidad profesional, sólo hace trabajos más pesados y si aprendo un oficio, encuentro un mejor trabajo”, señala Dieusibon

Moldesir no se atreve a asegurar si se quedará en Chile, “porque uno no es dueño del destino”, dice. Sí está claro que, hasta el momento, este país y Coquimbo le han permitido seguir creciendo y vivir tranquilamente.

EL IDIOMA: UNA BARRERA

Para todos los entrevistados,  la barrera del idioma es el principal problema y la que genera algunos abusos, como se ha visto por parte  de empleadores o arrendadores.

“Los niños que no saben hablar español, si no tienen compañeros a su lado, alguna gente puede abusarlos. Pero no es todo. En toda nación hay buenos y malos, no te voy a  decir que en mi nación solo son buenos, hay buenos y malos o que se aprovechen de otros, pero son algunos.  Yo sabía español antes de llegar a Chile, pero mis otros compañeros no y se les ha hecho difícil”, señala Elio Durogene.

"Como en todo país, hay gente buena y otras no, incluso en Haití también es así. El problema es el idioma, es lo más complicado, por eso es importante poder aprender español para que no sean engañados". Moldesir Dieusibon, haitiano radicado en Coquimbo.

Asimismo piensa Moldesir quien dice que en todos los países “uno encuentra gente buena y gente mala. Yo por lo menos no he tenido problemas, porque sé hablar español antes que llegara a Chile. Entiendo lo que me dicen y quienes no saben hablarlo, es complicado, a veces la gente se enoja también porque no nos entienden”.

Moldesir ha escuchado vivencias de sus compatriotas respecto al cobro excesivo en arriendo de habitaciones o de maltrato de empleadores. “Conozco un lugar en que es una casa pequeña y le cobran a cada uno de los que viven ahí $70 mil  por habitaciones y eso no está bien”.

Por ello, ve como una solución para algunos haitianos el plan de retorno implementado por el Gobierno de Sebastián Piñera, ya que muchos de sus compatriotas “llegaron engañados a Chile, con proyectos que no eran de verdad. Les ofrecían trabajos antes de llegar a este país y cuando se bajaron del avión, no era verdad y los dejaron tirados, sin tener a nadie. Si sabían que era así, no iban a venir y esas personas pueden regresar y eso es mejor para ellos”, concluye.5202i

LLAMADO A LA INTEGRACIÓN

El alcalde Marcelo Pereira señala que no es un tema menor los diversos abusos que pueden sufrir los haitianos no sólo en Coquimbo, sino que en todo Chile.

“Fuimos hasta el Congreso para hablar de esta temática y me llama la atención que Chile no tenag una cifra concreta de cuántos migrantes se encuentran y cuántos  de ellos se encuentran trabajando o trabajando a la mala. Lo que vamos a hacer es crear la Casa del Migrante en Tierras Blancas y poder recibir todas las dudas y denuncias y nuestros profesionales puedan ayudarlos y guiarlos”.

El jefe comunal llama a la comunidad  a recibir y no discriminar a quienes vienen de otros paises a radicarse a Coquimbo.

“A mí me gusta atender al inmigrante como me gustaría que atendieran a un coquimbano que, por cualquier circunstancia, tenga que irse del país. Nosotros sabemos de eso, sufrimos un golpe militar y muchos compatriotas tuvieron que irse y fueron recibidos con los brazos abiertos. Hago un llamado como alcalde a abrir las puertas e integrar, porque ellos vienen a colaborar y a hacer de Coquimbo su casa”, concluye.

 

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