Jorge, no supiste lo que hicieron los lobos. ¡Le echaron a pique el bote al Pepe! grita un pescador en la esquina del puerto a un amigo que pasa por ahí.
Es que la noticia de que la embarcación de don José Ahumada había sido hundida por más de 25 lobos que se subieron a ella, durante la madrugada del lunes, era lo más comentado en toda la caleta de Coquimbo. Un bote que fue entregado tras una inversión del Fondo de Fomento de la Pesca Artesanal, tras el tsunami ocurrido el 16 de septiembre de 2015 y que junto a todas las herramientas que contenía, implica una pérdida de más de 30 millones de pesos.
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Pero este no es el primer ataque de los lobos marinos. En el lugar, los pescadores relatan cómo se suben a los botes que están protegidos con una red y los ataques sufridos por los buzos. “Hace un mes el Felipe estaba buceando y comenzó a gritar y sale del agua y tenía el animal agarrado a la cabeza. A otro cabro también lo atacaron y le agarró una pierna, pero ese no dijo nada, no denunció. Qué saca si acá no hacen nada”, señala un pescador mirando desde lejos como sus colegas intentan sacar las redes de la embarcación hundida.
Es que no es fácil olvidar para ellos el ataque que sufrió el buzo Felipe Araya el 5 de noviembre del año pasado, cuando ya preocupaba la sobrepoblación de lobos marinos. Incluso algunos de ellos tomaban el sol en plena calzada obstaculizando el flujo vehicular.
Luis Godoy, presidente de la Corporación Bahía de Coquimbo, señala que “el tema de los lobos es un problema reiterado para nosotros, lo vemos a diario. Todos sabemos que esto es a nivel mundial. Esto afecta bastante al sector artesanal, ya que no es primera vez que una embarcación es dañada por estos animales, generando grandes pérdidas económicas para sus dueños. Tiene un costo enorme”, agregó recordando que este problema afecta a más de 1000 personas que trabajan en el lugar
El dirigente asegura que han conversado con diversas instituciones para poder solucionar esta problemática que en un comienzo era descontrolada, pero que debido también a que los turistas, algunos pescadores y locatarios del lugar alimentan a estos lobos marinos, ha aumentado la cantidad de especies “convirtiéndose en una plaga”, señala Godoy.
La embarcación hundida por los animales tenía una eslora de 12 metros y con capacidad para varias toneladas. “Imagínese el peso enorme que sufrió esta lancha con los lobos marinos y que su dueño había recibido hace poco”, explicaba Luis Godoy quien agregó que sólo limpiar un motor fuera de bordo tiene un costo aproximado de 150 mil pesos. “Siempre lo hemos dicho a nivel nacional o de la subsecretaría de pesca de ver que nos autorice de aprovecharlos de otra forma a esto animales, como en otros países como Noruega o Nueva Zelanda. La autoridad no sé qué está esperando que acá haya una muerte”
Sin embargo, los lobos marinos también tienen defensores. Sólo al revisar los comentarios de los lectores en la noticia publicada en la página web de diario El Día, el 90% de los usuarios señalaba que son los propios pescadores quienes ocupan el hábitat natural de los animales y además se suma la cantidad de desperdicios que se lanzan al mar que sirven de alimento para los animales, por lo cual una solución que complazca a ambas posiciones es compleja.
En el lugar se hicieron parte funcionarios de Sernapesca que pudieron comprobar el derrame de aceite en la bahía por del motor de la embarcación, lo que para ellos es lo más importante de solucionar en este caso, ya que un litro de aceite contamina mil litros del mar. Por otra parte, desde el municipio de Coquimbo señalaron que la Oficina de Pesca apoyará también al dueño de la embarcación, quien podrían incluso estar varios reparando su embarcación.
Luis Godoy hizo un llamado a la autoridad regional, Claudio Ibáñez para agendar una reunión y los pescadores puedan informar de las diversas problemáticas que se viven en el lugar, siendo la principal la sobrepoblación de los lobos marinos.