El aumento de perros abandonados en la zona sigue sumando afectados.

Para nadie es un secreto la gran preocupación que existe por el aumento de perros abandonados en la región de Coquimbo. Cerca de siete mil canes se encuentran deambulando por las distintas comunas de la zona, situación propiciada por la irresponsabilidad de las personas y el vacío legal en la materia.

La legislación vigente indica que sólo el dueño del animal tiene el derecho de sacarlo de la calle. Es por esta razón, que las autoridades municipales han manifestado la necesidad de avanzar en la normativa de Tenencia Responsable de Mascotas y el Gobierno Regional ha iniciado campañas de esterilización.

Pese a las diversas iniciativas que han nacido con la intención de controlar la cantidad de perros abandonados, siguen apareciendo afectados. Este es el caso de Alfredo (21), estudiante de psicológica de la ciudad de Talca, que el pasado 20 de septiembre sufrió el ataque de un perro en el sector de La Florida.

Durante la tarde del feriado, el joven salió a trotar por una cancha del sector. En la oportunidad, el perro lo siguió y posteriormente lo atacó. Al escuchar los gritos de auxilio de Alfredo, una vecina llamó a Carabineros, quienes lo asistieron y llevaron al consultorio.

Según relata Juan Pineida, padre de Alfredo, el ataque provocó “lesiones más o menos graves porque tiene comprometido el brazo. La buena noticia es que el resultado de las radiografías arrojaron que sólo tiene un musculo perforado por los colmillos del animal, y que dentro de uno o dos meses se podrá regenerar”.

Llamado de alerta a las autoridades

Si bien los padres del joven acudieron a la Municipalidad de La Serena para realizar una denuncia, no tuvieron una respuesta satisfactoria. “Mandaron a unos funcionarios a ver al perro, pero lo encontraron al interior de una casa, por lo tanto nos dijeron que no podían hacer nada y nos recomendaron hacer una denuncia contra su dueño”, contó.

“Nosotros fuimos a verificar la versión de la municipalidad y efectivamente estaba en un jardín. Lo que pasa es que los vecinos le dan comida y agua, pero generalmente es vago, vive en la calle. Cuando nos juntamos con la dueña del inmueble, nos dio la explicación lógica, que lo ayudaba, pero no era suyo”, agregó.

Al igual que muchos otros casos, la familia no obtuvo una solución y se quedaron con la preocupación de que esto vuelva a suceder. “Muchas veces nos da lata denunciar estas situaciones porque tenemos la sensación que no llegaremos a nada”, confesó, para luego hacer un llamado a “las autoridades que tienen las herramientas para hacer algo al respecto y se pueda al fin regular la situación”.  

 

Suscríbete a El Día y recibe a diario la información más importante

* campos requeridos

 

 

Contenido relacionado

- {{similar.created}}

No hay contenido relacionado

Cargando ...

 

 

 

 

 

 

 

 

Diario El Día

 

 

 

X