• Aurora Videla, jefa del área creativa de contenidos Editorial Ziemax
  • Catalina Sepúlveda, psicóloga clínica
  • Gloria Mieres, directora ejecutiva Fundación para la Infancia Coquimbo
Crédito fotografía: 
Lautaro Carmona
La brecha digital pone sobre la mesa la amplia desigualdad que hoy existe en la educación chilena. Al respecto, especialistas advierten que las consecuencias serían significativas para el futuro académico de muchos niños y niñas que no tienen acceso a internet.

A un año de la pandemia en nuestro país, son varios los análisis que se han realizado respecto a la nueva cotidianidad que la sociedad ha adoptado en medio de la emergencia.

Uno de los escenarios más complejos ha sido la educación, y eso bien lo saben cientos de niños y niñas que han tenido que lidiar con los problemas de conectividad para poder desarrollar sus labores escolares.

Un reportaje de El Día publicado el pasado domingo, dejó en evidencia la gran deuda que aún existe con los  alumnos que no cuentan con las herramientas mínimas para estudiar, brecha que pone en alerta a expertos que definen esta situación como un “estancamiento de su desarrollo, no solo educativo, sino que también psicosocial”.

Así lo confirma Catalina Sepúlveda Sáez, psicóloga clínica que indica que la brecha digital, no sólo se manifiesta en la dificultad de acceso a la señal, sino también en el conocimiento de herramientas. “Por ejemplo, en niños y niñas que viven con personas mayores que desconocen el funcionamiento de equipos tecnológicos o aplicaciones”, explica.

“Si bien, ahora los niños son nativos digitales, esta desigualdad en el acceso a información y socialización, los expone a experiencias de alto estrés y frustración, ya que se trata de una situación que no está bajo su control, y que afecta directamente en su desarrollo”, precisa la psicóloga.

En simples palabras, la profesional señala que este escenari, “es como si nosotros los adultos tuviésemos que conectarnos a diario para cumplir con funciones laborales y no contáramos con un computador y/o acceso a internet, pero nuestros compañeros de trabajo si pudiesen hacerlo”.

 

Garantes de derechos

 Es sabido que la pandemia ha develado distintas realidades que no habían sido consideradas o priorizadas antes de la emergencia. Situación que para Gloria Mieres, directora ejecutiva de la Fundación para la Infancia Coquimbo,  refleja la desigualdad y la falta de derechos que muchos niños, niñas y adolescentes han tenido que experimentar durante este año.  “El sistema de educación remota no está al servicio de todos los niños y niñas de Chile (…) se hace tremendamente dificultoso y más discriminador”, manifiesta la profesional.

Respecto a esto, Mieres sostiene que la solución no solo está en manos del Estado, sino que también como sociedad civil, declarando que “la brecha educativa va a ser abismante en unos años a causa de esto”.

“Para instalar un sistema de educación remoto robusto en Chile, primero hay que garantizar que todos los  niños lo puedan tener, y de forma inmediata, buscar otros medios para que todos estos niños y niñas que tuvieron que subirse a un cerro o al techo de su casa, no sean víctimas y puedan avanzar en el sistema educativo”.

 

¿Qué significa aprender?

Internalizar los contenidos académicos ha sido el mayor desafío para estudiantes, profesores y apoderados en el último año. Esto incluso para quienes no tienen dificultad para avanzar en el sistema remoto. De esta manera, ¿cómo se logra aprender en tiempos de pandemia?

Aurora Videla, jefa del área creativa de contenidos de la Editorial Ziemax, declara que hoy los niños, niñas y adolescentes están “obligados a aprender vía online, con clases remotas con horarios distintos, más tiempo frente a la pantalla, versus otros que no tienen ninguna posibilidad”.

Los problemas a futuro serán inminentes debido a que en algún momento, los estudiantes van a ser medidos con la misma vara, como por ejemplo la rendición de la PDT (Prueba de Transición). “Un mismo tipo de prueba para estudiantes que se han formado en procesos diferentes, recursos y oportunidades distintas y eso va a tener un impacto tremendo en sus resultados”, agrega la profesional.

En cuanto a las alternativas de aprendizajes frente a esta brecha, Videla enfatiza que la misión como familia y colegio es “fomentar el hábito de lectura como gran alternativa. Porque el fomento de la lectura, el desarrollo de juegos lúdicos que favorezcan un desarrollo emocional y cognitivo, les va a permitir llegar en algún momento en mejores condiciones cuando esto se normalice al proceso de enseñanza y aprendizaje. Por lo tanto, a los que no aprendieron bien, van a aprender más rápido y mejor”.

 

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