• En el caso del recinto de La Antena, es evidente que se ha visto rodeado por el crecimiento de la ciudad y se hace imposible su ampliación por la falta de terrenos.
  • En Coquimbo se están construyendo nuevos nichos, pero no permitirían mantener la demanda por mucho más tiempo.
  • En el camposanto ovallino señalan que en el corto plazo existe un proyecto para construir 3 nuevos pabellones, con una capacidad de 55 nichos cada uno, sumando un total de 165 nichos.
  • Los camposantos de a poco han ido siendo rodeados por el crecimiento de las ciudades. La foto muestra la realidad el recinto de Las Compañías, donde avanzan viviendas y tomas aledañas.
  • Los camposantos de a poco han ido siendo rodeados por el crecimiento de las ciudades. La foto muestra la realidad el recinto de Las Compañías, donde avanzan viviendas y tomas aledañas.
  • Las imágenes muestran las maquetas del nuevo cementerio que el municipio de Coquimbo pretende levantar en el sector de Majada Blanca.
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Crédito fotografía: 
Andrea Cantillanes
En Coquimbo y Ovalle, ante la imposibilidad de ampliarse, se están desarrollando proyectos para la construcción de nuevos camposantos y se espera conseguir los recursos para su concreción en los próximos años. En el caso de La Serena, en tanto, se plantea que la capacidad de sepultación en el recinto de La Antena alcanzaría sólo para los próximos 5 a 10 años. La opción que se considera es la ampliación del espacio en Las Compañías.

Los tres principales cementerios de la región son centenarios. Se construyeron en su momento en las afueras de la ciudad, pero el crecimiento demográfico y la ampliación de las poblaciones provocaron que se integraran a las ciudades. 

Con el paso de los años, evidentemente han ido copando sus capacidades. Actualmente, según informan desde los municipios de La Serena, Coquimbo y Ovalle, todos se encuentran en algún nivel de colapso, el que se ha resuelto con el retiro de tumbas que cumplieron sus plazos de uso y levantando nuevos nichos, pero advierten que esto no será suficiente para cubrir la demanda que se espera se registrará en los próximos años.

Las posibilidades de ampliación son nulas. En primer lugar por la falta de terrenos aledaños, pero además porque, increíblemente, todos fueron concebidos con anterioridad a la norma que rige para la regulación de este tipo de establecimientos. 

Así lo explica Herman Cifuentes, jefe del Departamento de Acción Sanitaria de la Seremía de Salud, quien detalla que en general los cementerios de la región tienen muy larga data, por lo cual crecieron en forma inarmónica “y dada la legislación vigente que nosotros tenemos hoy día, que se refiere específicamente al Decreto Supremo N° 357 del año 1970, estos cementerios quedaron fuera del estándar”.

Esto impide, indica, que hoy día se logre regularizar su situación, “menos aún las ampliaciones que puedan implicar”.

De hecho, un informe dado a conocer por esta seremía el 2016 advertía que de los 101 camposantos vigentes en la región, sólo 8 contaban con resolución sanitaria para funcionar.

Cifuentes señala que en la actualidad esta situación se mantiene y que lamentablemente no se registra un avance respecto de la norma. A la fecha, indica, sólo obtienen su resolución de autorización todos aquellos cementerios nuevos “y están referidos prácticamente sólo a los parques”.

Este es un problema que se presenta a nivel nacional, dice, “y afecta a los cementerios que tienen larga data, los que no tienen la autorización específica como cementerio”.

Estos, de acuerdo a sus necesidades, crecen, “pero de forma inarmónica y por lo tanto no cumplen de cierta manera lo que establece este Decreto Supremo, por lo que no podemos regularizar algo que no está en su origen así contemplado”.

Esto no significa, eso sí, que se vaya a cerrar alguno de estos establecimientos por no cumplir con la norma “porque ahí entraríamos en un problema sanitario mucho mayor”. La única opción de que esto ocurra, precisa, es que “ya no tenga cabida para la demanda que se tenga”.

ESTADO ACTUAL

El cementerio municipal de La Serena, emplazado en el sector de La Antena,  se comenzó a levantar en 1842, gracias a donaciones voluntarias que financiaron su construcción. La historia dice que la primera persona que fue sepultada en este recinto fue Gregorio Cordovez, veterano de la guerra de Independencia, ex alcalde de la comuna y diputado por Elqui. Eso ocurrió el 6 de agosto de 1846.

Pero de eso ya han pasado 171 años y evidentemente el recinto de esa época hasta ahora ha visto incrementada su demanda, esto considerando además que ya no existen terrenos aledaños que se puedan utilizar para pensar en una posible ampliación.

Patricio Bacho, secretario general de la Corporación Municipal Gabriel González Videla, entidad que además mantiene la administración del camposanto en Las Compañías, reconoce que efectivamente en el último tiempo se dificulta la opción de contar con nuevos nichos, por lo cual se han tomado otras acciones.

En este sentido, especifica que el servicio del Cementerio General se extiende de acuerdo a  la demanda que se vaya presentando, “realizando traslados internos, externos, exhumaciones y reducciones de nichos vencidos”.

Pero de igual forma, plantea, su capacidad de sepultación se estima “de 5 a 10 años, aproximadamente”.

En efecto, en la entrada del camposanto ubicado en la parte alta de la capital regional, se informa a través de un documento que con fecha 16 de marzo de 2014 se publicó en el diario El Día el aviso de regularización de usos de los cementerios municipales, informando que se procederá al retiro de los restos de aquellos nichos temporales cuyo plazo de uso se encuentre vencido, como también las sepulturas y/o mausoleos que se encuentren deteriorados o en estado de abandono.

“A fin de evitar inconvenientes, se dio un plazo de 90 días para la regularización correspondiente”, precisa el escrito.  

Las opciones de extenderlo son nulas, pero la autoridad señala que están apuntando al cementerio de Las Compañías como una alternativa, porque de acuerdo a su capacidad de espacios de construcción, cuenta con un período de sepultación que se estima entre 30 a 50 años aproximadamente.

Además, indica Bacho, considera una proyección de crecimiento de 14 mil metros cuadrados de espacio físico, aledaño al emplazamiento actual sector norte, correspondiente a 5.000 nuevas tumbas.

“Además y por primera vez en sus 115 años de existencia, nuestra institución ha venido ejecutando trabajos significativos de mejoramiento en el camposanto”, precisa. Estas mejoras se relacionan con  la disponibilidad de 2.460 nichos, de los cuales 1.740 corresponden a tumbas de adultos y 720 para párvulos y reducción, más la habilitación de 104 terrenos en sus dependencias.

Por otra parte, se están realizando obras de ampliación y de mejoras consistentes  en la habilitación de baños públicos, agua potable,  pavimentación, electricidad y alcantarillado particular y construcción de un sendero para facilitar el acceso a personas con discapacidad. “Asimismo, se ha venido trabajando en una plazuela para comodidad de los usuarios y hermoseamiento del cementerio”.  

Desde la administración de ambos cementerios hacen hincapié en que, en virtud de la facultad que le confiere el Decreto Supremo Nº 357 de fecha 15 de mayo de 1970, artículo Nº 38, ha venido informando que “una vez vencido el plazo de ocupación de una sepultura temporal sin que nadie reclame los restos existentes en ella,  el cementerio podrá retirarlos para trasladarlos a la fosa común o para proceder a su incineración, en los casos que el establecimiento cuente con crematorios, sin responsabilidad alguna para la dirección del Cementerio”.

OVALLE AL 90%

En el principal camposanto de la capital del Limarí la realidad no es muy distinta. Según informaron desde el municipio, actualmente el recinto está llegando a un 90% de su capacidad máxima, “considerando que para paliar la permanente demanda de espacio se están efectuando reducciones y construyendo nicheras con capacidad proyectada para un año más”, especificaron en un comunicado.

En el corto plazo, existe un proyecto para construir 3 nuevos pabellones, con una capacidad de 55 nichos cada uno, sumando un total de 165 espacios “y se están realizando reducciones sistemáticas de acuerdo a la actual demanda de las familias en sus propias sepulturas”.

Lo que no tienen, especifican, son terrenos para nuevos mausoleos o sepulturas familiares. “Otra alternativa es también que los usuarios recurran al préstamo de sepulturas entre ellos”, expresan.

Tampoco tiene opciones de expansión, porque el crecimiento de la ciudad ha ocupado los terrenos aledaños. Por esta razón, se está estudiando la proyección de un nuevo cementerio municipal, que se ubicaría a 10 kilómetros de la ciudad, en la ruta 45, camino a Socos, aproximadamente y a 1,5 kilómetros del actual Parque de Ovalle. 

En la capital limarina no existe actualmente la opción de crematorio, pero desde la casa edilicia plantean que “se considera proyectar uno en el nuevo cementerio actualmente en estudio”.

COQUIMBO, EL MÁS COMPLICADO

Desde 2015 se viene denunciando la situación que vive el recinto del puerto, que ha visto colapsada su capacidad. En la anterior administración se plantearon 2 soluciones. La primera era adquirir un terreno ubicado en Recoleta y Colón, y la otra era construir un nuevo camposanto en el sector de Majada Blanca.

Consultado por la situación en noviembre de este año, el alcalde Marcelo Pereira señaló que este tema está en su plan comunal “Contigo más Coquimbo” y reconoció que era de suma urgencia resolverlo. En esa oportunidad explicó que se estaba trabajando en  las dos vías propuestas por la anterior administración que quedaron inconclusas y que, incluso, el cementerio que se ubicaría en Majada Blanca ya contaría con un prediseño. 

“En el sector de Pan de Azúcar o más alejados, cuando pierden a un ser querido tienen que venir para acá, lo que genera gastos.  Por qué no tener un cementerio  grande y bonito en el sector rural, lo que también ayuda a que se pueda descongestionar el actual”, planteó en esa oportunidad.

Respecto a la ampliación en que se trabajaba desde hace varios años en el terreno aledaño al cementerio, en esa misma nota de prensa el jefe de proyectos de la Secplan, Luis Zepeda, precisó que no se pudo concretar, ya que al presentar los documentos  a la autoridad sanitaria,  ésta fue negada debido a que el actual camposanto no cuenta  con resolución sanitaria y que resultaba imposible regular el  cementerio porteño, ya que no cumple con las normativas vigentes. 

Cabe destacar que en esta ciudad existen otros camposantos, como el Cementerio Católico y el Inglés, en Guayacán, pero tampoco estarían con disponibilidad para absorber la demanda local. 

Así lo confirmó Juan Luis Hidalgo, contralor del Arzobispado de La Serena e integrante del Consejo de Cementerios de la Arquidiócesis, entidad que ahora tomó el control de los camposantos católicos en la región debido a la necesidad de regularizar su situación tras los daños producidos tras el terremoto de 2015.

Señala que el recinto coquimbano data aproximadamente del año 1876 y que su capacidad actual es de 14.000 metros cuadrados aproximadamente, correspondientes a  alrededor de unos 9.000 difuntos en el sector Cementerio San Luis y otros  7.000 en el sector de Cementerio San Pedro.

Respecto de cuánta de esa capacidad está disponible actualmente, explicó que en el sector del Cementerio San Luis existen 30. “San Pedro no tiene, pero existe la posibilidad de sepultura con reducción”, especifica.

Sobre si tienen planes de expansión, mencionó que actualmente la administración de los recintos del Arzobispado está en búsqueda de algún terreno que cumpla con las especificaciones técnicas, para poder habilitar un nuevo camposanto.

En el caso del Cementerio Inglés, la situación sería similar. La diferencia es que el 2013 la “Sociedad de Servicios Generales Guayacán” decidió iniciar la construcción del primer crematorio de la región de Coquimbo, una iniciativa que buscaba precisamente dar respuesta al colapso de los camposantos. 

El proyecto tendría una inversión de 180 millones de pesos y se instala como una alternativa más cercana, pues con anterioridad para llevar a cabo la cremación había que trasladarse a Santiago o Viña del Mar.

Esto ha paliado en parte la demanda existente. Sin embargo, no todos tienen la opción económica de acceder a este proceso, por lo cual se deben buscar alternativas. 

NUEVO PROYECTO

El Día solicitó antecedentes a la casa edilicia respecto de la situación actual del Cementerio Municipal de Coquimbo, lo que no fue posible obtener. Lo que sí detallaron fue la información del proyecto que pretenden desarrollar en Majada Blanca. 

Se indicó que en estos momentos se encuentra terminado un diseño de anteproyecto (ver fotografías de maquetas), que deberá ser presentado por el municipio a los comuneros del sector con el objeto de mostrar sus beneficios y realizar un proceso participativo del mismo. “También tiene como objetivo principal lograr el acuerdo por parte de los comuneros del traspaso gratuito de 3.5 hectáreas de terreno cuya propiedad es de ellos”, especifica.

Este terreno sería traspasado a la municipalidad, para generar un proyecto definitivo que sea presentado a alguna fuente de financiamiento o bien construido con recursos municipales. “En estos momentos la Secplan está a la espera de fecha para la presentación del Anteproyecto”, aclaran.

La inversión proyectada es de $850 millones aproximadamente. Tendría una capacidad máxima de 15.000 difuntos en una extensión de 3,5 hectáreas. Contaría además con oficinas y servicios higiénicos, cumpliendo lo mínimo exigido por la norma. Se proyecta bajo un concepto tipo parque, con stand para ventas de productos relacionados. Incluye un espacio común que permite realizar actividades religiosas y estacionamientos.

EXIGENCIAS PARA NUEVOS CAMPOSANTOS

Pese a que desde los municipios de Coquimbo y Ovalle se informó que se están desarrollando nuevas iniciativas para cubrir la demanda futura, desde la Seremía de Salud confirman que ninguno de ellos ha ingresado aún a la entidad para su correspondiente aprobación. 

“En ese caso tienen que presentar los antecedentes ante la autoridad sanitaria para poder proceder a calificar o evaluarlos y poder resolver el tema”, sostiene Herman Cifuentes. Respecto a las características que deberán cumplir estos nuevos camposantos, indicó que una de las principales exigencias dice relación con las napas subterráneas, porque el terreno tiene que tener una profundidad acorde para que amerite la instalación de fosas, que en algunos lugares llega a 4 o 5 metros de manera subterránea.

Otro aspecto a considerar son las distancias de lugares poblados, que es de 25 metros como mínimo “tienen que tener además un cierre perimetral, abastecimiento de agua, un sistema de alcantarillado y distancias entre grupos de nichos o fosas”, puntualiza.

 

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