La innovadora apuesta de la empresa Diez Ríos que surgió de la necesidad ante la sequía, ha generado interés a nivel regional y nacional.

La sequía golpeó fuerte a la Región de Coquimbo por varios años. Diversos problemas se fueron generando por la falta de agua, situación que complicó a la agricultura y sobre todo a los animales por la falta de alimento.

Uno de los miembros de la empresa Diez Ríos, al ver este panorama y cómo afectaba la sequía en sus animales, comenzó a pensar en la forma de poder desarrollar un sistema de cultivo que fuera eficaz ante la falta de agua.

Tras mirar a su alrededor, observó que en los cerros aún se mantenían rastros de la antigua forma de cultivar que tenían los diaguitas y vio en esas terrazas una alternativa al problema que lo aquejaba.   

Como una forma de solucionar un problema a raíz de la sequía que afectaba la provisión de alimento para sus animales, la familia Valdivia de La Serena, buscó la alternativa que mezclara el cultivo en terrazas y la poca agua disponible. Nació así un proyecto de producción de forraje hidropónico que permite uso de menos superficie y agua que un cultivo tradicional.

La familia Valdivia explica que “La idea surgió porque al recorrer el campo siempre recordábamos que los diaguitas cultivaban en terrazas en ese mismo lugar. Se puede ahorrar espacio y optimizar uso del agua haciendo agricultura vertical así que generamos el proyecto. Las iniciativas de forraje verde hidropónico existen en el país, con proyectos de INIA,  algunos  trabajos de  universidades y también algunos  agricultores, pero nosotros decidimos incorporar la tecnología de la subirrigación de bandejas  con sistemas  modulables , homogéneos  en cuanto  al germinado verde hidropónico  final y por cierto, nuestra pequeña fábrica es, sin lugar  a dudas, la que más innovación tecnológica posee; muy pronto incorporará también energía solar para climatización e impulsión del agua”.

En un  contenedor climatizado, se germina pasto que sirve para entregar alimento fresco y de calidad al ganado. Según cuentan miembros de empresa Diez Ríos, la mayor ventaja que tiene el proyecto es que el cultivo es independiente del clima y requiere 200 veces menos agua que un cultivo de forraje tradicional; además “tiene ahorro considerable de superficie porque en 50 mts. cuadrados se cultiva el equivalente a 6 hectáreas de pasto”.

Acerca del uso de agua, el productor explica que “para generar 5 toneladas diarias de forraje hidropónico se necesita una superficie de 300 mts. cuadrado en contenedores con uso de sólo 10 metros cúbicos de agua. Si yo tuviera un pozo que me da  1  litro  por segundo y  que equivale a   86.4 m3 de agua, me sobraría  agua para producir 5 toneladas diarias de  pasto. De esos  86 m3  yo sólo necesito 10 m3. Con esa cantidad se pueden mantener 2.500 cabras, entre 500 a 600 vacunos o 400 caballos”.

“El uso de forraje hidropónico sería una solución para evitar la transhumancia del 27% de los ganaderos caprinos de la región de Coquimbo que realizan esta actividad para poder alimentar a sus animales cada año, arriesgando su vida y con los costos que eso implica para las familias”, agrega el vocero de Diez Ríos.

Innovación y futura planta

Respecto a la presentación del proyecto ante la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados el martes pasado, uno de los socios de Empresa Diez Ríos explica que “Esta fue una iniciativa que respondía a una necesidad personal, pero estamos contentos de que genere interés en la comunidad y parlamentarios, se conozca y más adelante los productores lo repliquen. Este proyecto es el inicio de uno mayor que estaría asociado a una empresa ganadera y de lechería con vacunos y cabras cuyo alimento sea el forraje hidropónico”.

 “Nuestros retos son mantener las condiciones óptimas de desarrollo del proceso constantes en el tiempo, manejar grandes cantidades de producción, minimizar consumo de agua y energía así como minimizar la mano de obra necesaria con costes competitivos”, explica uno de los socios de Diez Ríos.

Finalmente la empresa está en proceso de construcción de una fábrica  de  pasto, la que  estará  operativa en septiembre de este año; su creación y operación involucra a un equipo multidisciplinario en el que algunos de los miembros de la familia son ingenieros industriales y cuentan con colaboradores como ingenieros agrónomos, veterinarios y expertos en nutrición animal.

Esta planta permitirá el cultivo de forraje hidropónico y además permitirá evaluar la factibilidad de iniciar el cultivo de otros productos e incluir algunos para el consumo humano.

 

 

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