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El Ovallino
Luego que aparecieran las primeras acciones de violentos contra los bienes públicos, un grupo de civiles –sin conocerse- salió espontáneamente a repeler la acción vandálica, porque no quieren ver a su ciudad destrozada. Apoyan la protesta pero no avalan la violencia.

“Lo primero que tenemos que aclarar es que no estamos en contra de las protestas ni las exigencias de la gente, tampoco defendemos a los políticos, pero estamos en contra de la violencia y el vandalismo que rompe y quema las plazas y propiedades que son de todos los ovallinos”.

Así comienza Luis la entrevista. De los poco más de 20 civiles que se han plantado contra la anarquía y la violencia en Ovalle, Diario El Ovallino se logró sentar con tres de ellos, quienes explicaron cómo ha sido el trabajo voluntario que los ha llevado a enfrentarse directamente con quienes han pretendido generar el caos, cada vez que terminan las manifestaciones pacíficas.

Luis, Jorge y Andrés son parte de ese grupo ciudadano que todas las noches, desde el pasado lunes, se ha concentrado en Ariztía y ha tratado de evitar que pequeños grupos causen destrozos a bienes públicos y privados.

“No somos un grupo organizado, antes del lunes no nos conocíamos, simplemente nos juntamos porque ninguno de nosotros quería ver cómo un grupo de gente destrozaba a Ovalle y nadie hacía nada”, explica Luis.

Jorge recuerda que el día lunes al culminar la marcha pacífica, mucha gente se quedó en la alameda, y luego de un par de horas, algunos sujetos comenzaron a realizar actos vandálicos como levantar y quemar barricadas o romper semáforos y señales. “En ese momento una señora de edad se enfrente a los jóvenes que estaban causando desmanes y grita a todo pulmón si nosotros –los que mirábamos- íbamos a permitir que eso pasara sin hacer nada. Entonces salimos como 40 personas, hombres y mujeres a apagar las barricadas y a enfrentarnos a los que hacían actos vandálicos”.

Indican que en ese momento hicieron retroceder a los grupos violentos y fue cuando recibieron el apoyo de Carabineros.

“Carabineros se nos acercó y nos protegió porque nos lanzaban piedras. Nosotros ayudamos a una de las jóvenes a saltar la reja del espejo de agua y ella nos llenó de agua varias botellas y envases para apagar las barricadas”, comenta Andrés.

Luego de eso se generó una batalla campal en Ariztía que se trasladó hasta el Hospital de Ovalle y más arriba, con los jóvenes violentos por una parte y los “civiles” y Carabineros por la otra. Cuando al fin los grupos se lograron dispersar, los uniformados agradecieron el apoyo que le brindaron los civiles, porque de alguna manera se habrían visto superado en número por los violentos, y sin los voluntarios, no habrían podido contener la situación.

“Felicitaciones por lo que hicieron y gracias por el apoyo. Nos vemos mañana’, nos dijo uno de los que estaba a cargo de la operación. Y así fue nos volvimos a reunir el martes”, comenta Luis.

Trabajo con los uniformados

A contar de ese martes ha habido una especie de coordinación con Carabineros, quienes han sabido valorar el apoyo de los “civiles”. Aunque no asistieron tantos como salieron espontáneos el día lunes, las noches del martes y miércoles se han concentrado poco más de 20 voluntarios que están dispuestos a no permitir que un pequeño grupo haga añicos lo que es de todos los ovallinos.

“Nosotros participamos en las marchas, apoyamos las exigencias porque nos parecen justas, contra la desigualdad, contra las AFP, contra las dietas de los parlamentarios. Y al terminar la macha nos juntamos en la alameda porque sabemos que estos grupos de niños van a querer romper las ciudad, pero ellos no están protestando, quizás lo hacen por moda, para salir en las noticias”, comenta Jorge.

De esas reuniones ya los Carabineros los conocen como “los civiles”, y los han apoyado y les han dado algunas recomendaciones de seguridad.

“Nos dicen cómo debemos ponernos, están pendientes de nuestra seguridad, nos dicen que debemos estar a unos tres pasos de ellos, a cómo resguardarnos del gas lacrimógeno, de las piedras que nos lanzan, de todo eso nos apoyan los Carabineros” indica.

Casi coordinados

Luego del segundo día, ya se ha hecho habitual en la “nueva normalidad” de Ovalle que luego de la manifestación pacífica, los violentos se concentren en un lado, los Carabineros en otro, y los “civiles” se reúnan cerca de los uniformados, a quienes ya saludan como una especie de brigada de apoyo.

“Ya nos conocen y nos agradecen el apoyo. Nosotros los hemos ayudado a mantener a raya a los violentos, porque no creemos que sea la manera de protestar. Hemos visto como cada vez menos gente apoya a esos grupitos, al principio venían más de 200, ahora no son ni 50, y son puros cabros chicos”, comenta Luis.

Indican que en los días casi que se han coordinado para trabajar en equipo, se han separado en grupos y se han repartido algunas funciones de vigilancia, porque entienden que los pocos Carabineros que hay dispuestos para mantener el orden no dan abasto para cumplir la misión.

“El martes salimos a repeler a estos grupos y los fuimos a perseguir hasta La Loma, donde habían seis chicos como de 15 años escondidos después de hacer destrozos. Da dolor ver a unos niños tan jóvenes metidos en vandalismo solo por moda o por malas influencias. Nosotros ayudamos en el operativo y Carabineros logró la detención. Uno de los niños decía ‘cuidado con la mochila que tengo un teléfono que me costó caro’, y yo le dije ‘¿y lo que rompiste en la plaza no te dolió lo que costaba?”, narró Luis, quien indicó que minutos antes los jóvenes habían tenido la intensión de quemar los juegos infantiles que están colocados en La Alameda.

Comentó Andrés que también han notado que en las mismas poblaciones los vecinos han repelido la acción de los jóvenes violentos, ya que en las que están ubicadas por La Paz o por la avenida Ena Craig, Limarí, La Loma, los vecinos han salido con palos a defenderse de los violentos que se quieren esconder, y les indican a los Carabineros y “civiles” donde se esconden para que los atrapen.

“Los niños nos gritan que somos sapos, vendidos o que trabajamos con los pacos, pero nosotros lo que no queremos es ver los destrozos, porque sabemos que son recursos que se pueden gastar en cualquier otra cosa y no reparando algo que alguien rompió por puro gusto”.

El riesgo

Estos “civiles” saben que lo que hacen les conlleva un riesgo, tanto por una piedra lanzada como porque puedan cazar a alguno de ellos desprevenido entre varios de los violentos, pero descartan el temor, porque saben que están haciendo lo correcto.

“La misma gente entiende que no todos son violentos. Nosotros hemos marchado, pero no apoyamos la violencia y la gente lo agradece, porque quiere cambios, pero no quiere ver a su ciudad destruida”, comenta Jorge, quien agrega que hay gente particular o pequeños negocios que les han colaborado con agua u otros insumos porque saben el valor de lo que están haciendo.

 

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