Por: Roberto Rivas, Diario El Ovallino
Desde el año 2015 al interior del Hospital de Ovalle se lleva a un proyecto de inclusión laboral con pacientes de la Unidad de Psiquiatría. “Nos sentimos muy orgullosos porque hemos sido pioneros en la región”, afirma Bruno Barahona, médico jefe de la Unidad Psiquiatría del Hospital de Ovalle.
En esa época se trató de una iniciativa única y visionaria previa a la Ley de Inclusión Laboral que entró en vigencia hace sólo meses (ver recuadro). “El proyecto tiene como paradigma las definiciones que tiene actualmente la ley, es decir, se pensó desde el modelo social”, afirma.
De acuerdo al profesional, esta inquietud surge en el contexto del trabajo terapéutico. “La última del fase del tratamiento consiste en la integración del paciente ya sea su familia, a la comunidad o al mundo laboral. Busca subsanar un vacío en los pacientes que habiéndose recuperado tienen pocas posibilidades de acceso al mundo del empleo”.
Barahona detalla que en general, las personas que padecen de enfermedades de la psiquiatría, “están incluidos dentro del ámbito de la discapacidad psíquica y tienen muchas dificultades de integrarse al mundo laboral por el fenómeno social del estigma, lo que hace que estas personas sean vistas con recelo, sean marginadas, sean discriminadas y eso hace que tengan muchas más dificultades para integrarse laboralmente”.
De esa forma con los pacientes más severos comenzaron a cementar esta idea. “Teníamos un grupo de ellos cuyos padecimientos son muy severos y requieren muchos años de trabajo terapéutico para que logren un buen nivel de recuperación funcional, en algunos casos eso se puede prolongar por seis años. Por eso está enfocado en los que más les cuesta poder integrarse al mundo laboral después de verse recuperado”
¿De qué forma los trabajadores han aportado a la labor del hospital?, para Barahona su contribución ha sido, “fundamental, sin ellos esto no sería posible, han sido bien acogidos, realmente incluidos y valorados en el trabajo que actualmente llevan a cabo en lavandería”.
Es así como en el día los beneficiarios van ejecutando una labor asignada dentro del área de lavandería. “Es un proceso industrial bastante largo, tiene etapas; de lavado, secado, planchado, doblado de los distintos materiales. Se van integrando de poco, primero con las labores de doblado que son más sencillas y a medida que va pasando el tiempo van realizando tareas más complejas y un poco ‘más peligrosas’, como es el uso de máquinas como rodillo, sacarla la ropa de la secadora”.
Un cambio en los funcionarios de inclusión
Sin duda esta labor puede marcar un antes y un después en la vida de ellos. “La vivencia de sentirse sanos es una experiencia subjetiva y está sujeta a sentirse útil, integrado y parte de la sociedad. Es un cambio cualitativo en la forma de vivirse la persona ella misma y con los demás”, dice Barahona.
Los beneficios son variados y significativos, “logra que puedan integrarse a un contexto social, laboral, a compartir con otras personas y dejar de estar aislados”.
Las caras de la inclusión
Actualmente dos pacientes forman parte del equipo del servicio de lavandería.
Hace un año y medio que Sergio Tello es uno de los trabajadores de dicho proyecto. Durante su jornada laboral ayuda a lavar las sábanas y la ropa, “se sacan por el rodillo para que queden planchadas”, dice.
Tello valora la oportunidad, “me he sentido muy bien trabajando acá, cuando llegué me trataron bien de inmediato”.
Sobre el trabajo con otros funcionarios, comenta, “apoyan bien. Les daría las gracias por eso”.
Juan Cortés también ejerce labores en la lavandería. Anteriormente se desempeñaba en el campo como temporero.
“Se me presentó la oportunidad, me dijeron si quería trabajar y yo acepté. Nos juntaron a todos los enfermos y el doctor Barahona no hizo preguntas para ver a quiénes seleccionaba. Estuve contento porque me eligieron”.
Sobre cómo se desenvuelve en la lavandería, dice, “me he sentido bien con los compañeros, cuando no sabía cómo doblar la ropa Sergio me ayudó y me enseñó”.
Cortés se manifiesta muy contento por la experiencia, “me gusta trabajar en el hospital”.
En el día a día ambos se desempeñan y pueden compartir con otros trabajadores que no son pacientes. Una de ellas es Jocelyn Vásquez, quien ha sido testigo de la evolución de ellos dentro del área en donde comparten tareas a diario, “los recibimos bien porque son un apoyo, aquí hace siempre hace falta que venga a apoyar por la cantidad de ropa. Al principio les enseñamos con paciencia para que lograran aprender bien, ahora ya tienen el ritmo y lo hacen perfectamente como cualquier otro trabajador”.
Frente a este inédito proyecto de inclusión, señala, “esto es bueno porque ellos necesitan tener algún tipo de ingreso y que tengan esa situación no significa que no puedan trabajar ni generar flujo para su familia, lo necesitan y están aptos para hacerlo, son capaces”.
Vásquez dice que no ha sido complejo el camino para que ellos se adapten, “con las personas son medio tímidos pero ahora ya hablan y se relajan, tienen buena conversación”.
Proyecciones para el nuevo hospital
Dentro de pocos meses el recinto hospitalario se trasladará a unas modernas dependencias y sumará nuevos servicios, lo que podría también incidir en la labor de los funcionarios de inclusión.
“Tenemos bastantes expectativas. El director del hospital y el equipo directivo hemos logrado dos acuerdos importantes. Uno es poder expandir la cantidad de cargos, con la entrada en vigencia de la ley (ver recuadro) se nos abre una gran oportunidad porque va a haber 19 cargos a disposición. Vamos a tratar de utilizar la mayor cantidad de cargos posibles. Ya ha habido conversaciones con el equipo directivo, se acordó hasta el momento expandirlo a nueve”.
Otro punto es buscarán que la iniciativa forma parte del ADN del recinto, “que deje de ser un proyecto para ser un programa a través de una resolución y darle un soporte institucional”.