Por Camila Hidalgo
Ninna Nyberg Sørensen, antropóloga y socióloga encargada de un programa de migraciones en el mundo del Instituto Danés de Estudios Internacionales, establece que conocer la historia de las migraciones es un paso primordial para lograr hacer políticas migratorias reales y no ficticias, como considera que lo hacen en la actualidad quienes manejan los flujos mundiales de las personas.
En sus palabras, “hay que estudiar históricamente cómo ha sido la migración y también imaginar cómo puede ser diferente”.
Desde la llamada “crisis migratoria que sufre el mundo”, en opinión de algunas autoridades internacionales y expertos, que el tema de la migración se ha mantenido en la palestra. Sobre todo en relación a las medidas y políticas adoptadas por ciertos países, como Estados Unidos.
En este sentido, la experta que visitó la región en el contexto del Congreso del Futuro, establece que hablar de crisis o de fenómeno migratorio da cuenta de una visión histórica muy breve, ya que los seres humanos siempre hemos migrado. Agrega, que se olvida que Estados Unidos se ha forjado como un país de migrantes.
“Ahora pensamos que todos somos de una nacionalidad distinta, pero no es así. Las guerras mundiales han producido un enorme movimiento a nivel mundial, nuestros involucramientos en guerras en distintas partes del mundo también están influyendo, entonces yo creo que hay que tener una perspectiva de largo plazo para entender que quizás no es tan distinto lo que está pasando ahora”, sentencia.
MIGRACIÓN Y XENOFOBIA
En cuanto a la fuerte xenofobia que se ha hecho visible con los nuevos desplazamientos humanos, Nyberg establece que conocer la historia y cómo funcionan los procesos migratorios, es la clave para mitigar el odio que muchas veces se dirige hacia inmigrantes latinos, más que hacia los europeos.
“Supongo que se considera al europeo más cerca culturalmente que el otro, ¡cómo puede ser! Pero claro, nuestros gobiernos, nuestros sistemas escolares, nuestros museos, nos han enseñado esto. Hacerse conscientes del pasado, que hemos venido todos de África, fijarse menos en las diferencias y más en lo que tenemos en común”, es lo que apunta Nyberg como el gran cambio que necesitamos generar, pero no sólo como individualidades, sino que también desde los gobiernos que debiesen apuntar a ser solidarios y trabajar la cooperación internacional.
En el caso particular de Chile, la antropóloga manifiesta su asombro por la gran cantidad de personas de distintos países de origen que han llegado en los últimos años. En ese contexto, dice comprender que los chilenos se pregunten “¿qué está pasando?”.
Aún así, se asombra de la poca conciencia de los chilenos sobre la historia del país, y de las migraciones que han sucedido para conformarse como tal.
En cuando a políticas públicas que permitan mitigar la xenofobia, Nyberg plantea que vincular las ciencias sociales y sus estudios respecto a este fenómeno, es fundamental para hacer políticas en base a conocimiento y no a mitologías, prejuicios y temor.
“Aceptar que la migración la vamos a tener siempre. No podemos abrir nuestros mercados, nuestras mercancía y no nuestras mentes, no me hace sentido si queremos desarrollo económico y humano”, agrega.
Desde esta premisa, de que los seres humanos siempre nos hemos desplazado, se podría llegar a comprender que los migrantes son más parecidos a nosotros de lo que pensamos, o de lo que nos hacen creer. “La visión que nos da la prensa, nuestros políticos populistas, no es lo que necesitamos saber, necesitamos saber mucho más de la historia nuestra”, asegura.
La única diferencia entre quienes han migrado y quienes no, es que los primeros habitaron un país en el que no encontraron cómo ganarse la vida, vivir en paz y de forma segura, lo cual resulta vital para los seres humanos, en opinión de la experta debemos cambiar la forma en que concebimos y pensamos a los otros seres humanos.
ELMUNDO, LA ALDEA GLOBAL
En relación al contexto mundial actual, la experta plantea que debiese existir una ley internacional sobre migración acorde a los tiempos de globalización e instantaneidad que permita el desplazamiento humano y el acceso al trabajo, única forma en que a los y las inmigrantes se les permita aportan al país al que migran.
Sin este proceso de “legalización” los migrantes quedan desamparados, vulnerados y precarizados social y económicamente.
Para concretar este tipo de políticas internacionales, el rol de la ONU se potenciaría en pos de coordinar y activar las discusiones sobre cómo mejorar los procesos migratorios. Nyberg dice que antes de la crisis económica del 2008, existía un avance en este tema y habría que avanzar en ver a la migración y el desarrollo como ejes complementarios y excluyentes.