Lo que la ciencia no puede explicar, sí lo puede la fe. Para la familia Rojas Méndez, lo que ha ocurrido con el más pequeño su hogar, Benjamín, es simplemente un milagro, como una retribución divina por no haber vislumbrado nunca un final sin esperanza, sino al contrario, haber tenido una esperanza sin fin. Siempre, incluso en los momentos más complejos, cuando la tormenta arreciaba y las grietas hacían tambalear la vida de su hijo, vieron la luz a través de ellas y nunca decayeron.
Evolución que no se explican
Desde el mes de enero que no sabíamos de él. En esa oportunidad concurrimos a su casa en Coquimbo, y fuimos testigos de cómo evolucionaba de una manera inusitadamente rápida y positiva. Benjamín Rojas (15) junto a sus padres Alejandro Rojas y Lorena Méndez, nos recibieron para contarnos la experiencia más fuerte de sus vidas luego del accidente que casi se lleva para siempre “al Benja”. Todavía no hablaba ni caminaba solo, pero iba por buen camino y su familia estaba convencida de que en algún momento volvería estar al 100%.
Y así fue. El día viernes, a un año y dos días del lamentable episodio, volvimos a estar con ellos. Esta vez, fue la madre y la hermana de Benjamín, Julissa, quienes nos recibieron con una alegría que cuesta describir. “A nosotros no nos queda nada más que darle las gracias a Dios por este regalo, porque logramos darle la vuelta al destino. Este año que ha pasado, es como celebrar un nuevo nacimiento”, cuenta su madre Lorena, mientras seca las lágrimas de sus ojos que miran a Benjamín caminando por la casa, hablando y haciendo todo de manera prácticamente normal. “Ya se vale por sí mismo, juega, volvió a clases online. Está casi al 100%, muy similar a lo que era antes. Obviamente que faltan cosas, pero lo que ha avanzado a nosotros nos llena de emoción”, agrega.
Testigo de la recuperación
Además de sus padres, quien ha sido fundamental en la recuperación de Benjamín es su hermana mayor, Julissa (21), que estaba en primer año de universidad cuando ocurrió el accidente y que tras el hecho decidió congelar sus estudios para ayudar al cuidado que requería el pequeño. Según dice su madre, Lorena, “ellos dos son cómplices, se miran y se entienden”. Y claro, ese nivel de cercanía se puede percibir de inmediato, por lo mismo la felicidad que hoy tiene Julissa no se compara con nada. “Recordar cómo estuvo hasta hace poco tiempo y verlo ahora, conversar con él, enseñarle cosas que olvidó, verlo correr incluso, para mí no tiene precio. Somos muy afortunados y él muy fuerte. Yo creo que nadie en el momento en que supieron del accidente pensaban que después de un año Benja estaría tan bien, ni los doctores”, cuenta Julissa.
El protagonista
Ahí está él, inquieto, curioso, descubriendo el mundo una vez más. Benjamín está totalmente consciente de lo que pasó, pero prefiere mirar al futuro. Está estudiando de manera online a la par de sus compañeros del Colegio Adventista que tanto lo han ayudado y lo único que quiere es volver a compartir con todos. Lo único que se lo impide es la cuarentena, como a cualquiera. “Sí, me dan ganas de salir, pero aquí estoy entretenido. Juego a la pelota y también al basquetbol. Sí, quiero volver, pero por ahora está bien”, dice el ya adolescente de 15 años cuya voz, y cada paso, constituyen un verdadero milagro.
La tragedia
Cabe señalar que la historia de Benjamín y su tragedia se remontan al 26 de agosto del 2019. Ese día a eso de las 16:00 horas, el alumno de por entonces séptimo básico del Colegio Adventista de La Serena, salió de clases y se aprestaba a regresar a su hogar. Como siempre tenía que cruzar la carretera para esperar el microbús que lo llevaría de vuelta a su casa, pero esta vez no pudo emprender el camino. El menor se encontraba todavía en la calzada junto a otros compañeros, cuando un camión aljibe que iba de norte a sur realizó una maniobra inesperada. Luego que intentara esquivar a otro automóvil que frenó abruptamente, se desvió en dirección a los alumnos. Todos alcanzaron a escapar, menos Benjamín quien fue embestido por la máquina de alto tonelaje quedando gravemente herido, al borde de la muerte.
Afortunadamente, y luego de una larga e incansable batalla el adolescente hoy se encuentra prácticamente recuperado y con la esperanza de retomar su vida normal. Luego del episodio y tras las protestas de los apoderados el Gobierno instaló una pasarela para evitar que se volvieran a producir accidentes.