• Elisa Tabilo dejó un potente legado en sus familiares y amigos. Su descendencia supera las 400 personas.
  • En la iglesia San Agustín su familia la recordó con una misa en su honor.
  • Susana Gálvez y Sandra Mercado, hija y nieta de Elisa, siguen la tradición de ser floristas.
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En la Iglesia San Agustín se celebró una misa en su recuerdo y más de 120 familiares le homenajearon con una fiesta donde lo que más se destacó fue la solidaridad de esta mujer que dejó un recuerdo indeleble en quienes le conocieron

Fueron varias generaciones las que se reunieron en torno a la memoria de una mujer que pasó a la historia, pues fue una de las pioneras en establecerse como florista desde los tiempos del antiguo Mercado de La Serena, hoy conocido como La Recova.

Hablamos de Elisa Tabilo, que falleció hace dos años luego de 102 primaveras muy bien vividas, ya que fue una férrea defensora de su gremio y además dejó un sello en materia humana.

Para estos efectos, se celebró una misa en su recuerdo en la Iglesia San Agustín, justo a un costado de la que fue su segunda casa. Pero la celebración donde tiraron “la casa por la ventana” tuvo lugar en Las Compañías, donde más de 100 integrantes de la familia se reunieron para recordar a Elisa. Según estimaciones, la descendencia posterior a ella supera las 400 personas.

Para esta fiesta, Luis Pizarro Gálvez y Ximena Gálvez, parte de ese extenso linaje, se encargaron de convocar a todos los familiares.

Precisamente, quienes más saben de Elisa son sus hijos y nietos, quienes también se dieron cita en la celebración que tuvo lugar el sábado 17 de noviembre, cinco días después de cumplirse 104 años de su natalicio.

Susana Gálvez Tabilo, una de sus hijas, en conversación con diario El Día, recordó que ella misma debía ayudar a su madre a trabajar desde muy pequeña. “Trabajó prácticamente hasta los 100 años, y sólo dejó de hacerlo porque prácticamente no podía caminar en sus últimos días. Por eso y tantas otras razones desarrollamos esta fiesta en calle Teniente Merino, en un local que se arrendó para la ocasión. Éramos cerca de 120 personas en total, y sólo familiares, donde realizamos un cóctel muy contundente y con torta”, comentó.

EL LEGADO

Susana también recuerda la influencia que tuvo su madre y la buena llegada con las autoridades, pasando por su contacto con alcaldes como Eugenio Munizaga, Adriana Peñafiel, Raúl Saldívar y el actual edil, Roberto Jacob.  “Era muy regalona de los alcaldes. Todos los puestos para las floristas que hoy se ven son el resultado de su gestión junto a otras personas.  Hay que recordar que en una época andaban de un lado a otro con sus canastos las floristas, hasta las corrían, pero con el paso del tiempo lograron imponerse. Ahora el legado lo continúo yo y mi hija, y afortunadamente lo podremos hacer en mejores condiciones porque prontamente la Municipalidad nos va a renovar los módulos”, recordó esta mujer, que conversa en su lugar de trabajo un modesto altar en memoria de su madre, que inspira mucho cariño en quienes aún se acuerdan de su calidad humana.

Sandra Mercado Gálvez es una de las nietas de Elisa, quien también pone en valor el legado que dejó en la sociedad serenense. “Somos cerca de 45 nietos, y una cantidad incontable de bisnietos y tataranietos. En el puesto continuamos con mi madre y junto a mis dos hermanas seguimos trabajando en las flores”, rememoró.

Ella recuerda principalmente el cariño que Elisa le entregaba a sus semejantes. “Era muy solidaria. Siempre abría las puertas de su casa y la mesa era un lugar donde todos cabían.  Era una mujer de manos abiertas, las visitas siempre era bien atendidas. De hecho, ella no consultaba, simplemente servía. Ella no quería partir, porque deseaba estar siempre junto a su gran familia”, subrayó. 3801i

EN TODOS LOS ÁMBITOS 

La familia de Elisa además es la organizadora de fondas en la Pampilla de la Quebrada del Jardín durante fiestas patrias. “Yo me dedicó a la ramada tropical y mi hermano organiza la ranchera. Mi madre estaba orgullosa de que sus hijos estaban involucrados en esas actividades y además, gustaba mucho de la cueca. De hecho en una ocasión, incluso a su avanzada edad, bailó cueca con Raúl Saldívar. Nos dejó el valor del trabajo y del esfuerzo”, recordó Sandra.

Además, Elisa fue fundadora del Baile Marino, danza religiosa, que cumplió 50 años de historia.

 

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