• Una renovada imágen presenta la escalera Buenaventura Argandoña en la comuna de Coquimbo. Foto Lautaro Carmona
    Una renovada imágen presenta la escalera Buenaventura Argandoña en la comuna de Coquimbo. Foto Lautaro Carmona
  • Los vecinos del sector participaron de manera activa en la remodelación de este espacio, que beneficia a toda la comuna coquimbana Foto Lautaro Carmona
    Los vecinos del sector participaron de manera activa en la remodelación de este espacio, que beneficia a toda la comuna coquimbana Foto Lautaro Carmona
El trabajo realizado en el año 2015, en el cual participó de manera activa la comunidad del lugar, permitió volver a darle vida a uno de los rincones más tradicionales de la comuna puerto, iniciativa que ha sido reconocida en el país.

Si hay algo que caracteriza a la comuna de Coquimbo, son sus cerros y sus tradicionales zigzag, largas escaleras que conectan la parte alta del puerto con la zona céntrica. Sin embargo muchos de estos lugares se encuentran deteriorados y abandonados.

Por esta razón en el año 2015, se realizó el proyecto de restauración y renovación de la Escalera Buenaventura Argandoña, ubicada entre las calles Pinto y O’Higgins, en pleno barrio Inglés en la comuna puerto. Esta iniciativa impulsada por la Fundación Mi Parque y patrocinada por TPC, permitió trabajar con la comunidad en la intervención del lugar, acción que ha obtenido importantes reconocimientos.

Quienes de alguna u otra forma tuvieron un rol protagónico en este proyecto fue la propia comunidad del lugar, la que participó activamente en la conformación del plan de trabajo y en la ejecución de esta iniciativa.

Mario Álvarez, quien vive junto a su padre en el lugar, valoró la importancia de cada uno de los arreglos que se realizó en el lugar, en los cuales participó de manera activa junto a su familia y sus vecinos.

“Este proyecto es muy importante para quienes viven aquí, esto antes estaba sucio, como abandonado. Desde que nos propusieron participar dijimos que sí, se organizaron reuniones de trabajo y con la ayuda de todos los vecinos logramos hacer un espacio bonito, limpio y que puede ser usado por quienes vivimos aquí y quienes visitan el lugar. Yo participé con mi esposa y mi hija, fue algo importante para nosotros ya que mi padre vive hace más de 40 años aquí y este lugar necesitaba una nueva vida”, señaló.

Actualmente, tanto la familia de Mario, como más de 1.200 vecinos beneficiados, pueden disfrutar de un lugar totalmente renovado, sin basura, sin rastro de abandono y esto en gran parte gracias al trabajo de la comunidad.

“Se nota el cambio y esto nos ayudó a todos, a unirnos más como vecinos, aquí trabajamos todos y que mejor recompensa que ver a mi nieto y a los niños del sector disfrutando de los juegos y de las instalaciones que hay en el lugar, estamos muy agradecidos de quienes gestionaron este proyecto y por habernos incluido a todos en esto”, agregó el vecino del lugar.

Proyecto y reconocimiento

Los artífices de este proyecto son Fundación Mi Parque, quienes vieron en el lugar un enorme potencial para realizar esta iniciativa, la que no habría sido posible gracias al financiamiento de TPC. Hoy el trabajo tanto de estas instituciones como de la comunidad ha cosechado importantes reconocimientos, los que tienen tremendamente conformes a quienes iniciaron esto.

“Nosotros vimos en el lugar un gran potencial. Este proyecto se presentó como todo un desafío porque se trataba de un espacio público que estaba deteriorado y en desuso, pero que tenía una gran importancia para la comunidad ya que conecta la parte alta de la ciudad con la zona céntrica. Por esto decidimos presentar este proyecto que gracias a Terminal Puerto de Coquimbo y a la misma comunidad pudo concretarse”, señaló Max Correa, Director Ejecutivo (S) Fundación Mi Barrio.

Apoyo poblacional

Para Max Correa, también fue fundamental la participación de quienes viven en el lugar, los que en definitiva permitieron intervenir el sector y además ayudaron en cada una de las tareas que se realizaron.

“Acá lo fundamental fue la participación y la buena voluntad de los vecinos. En cada una de las reuniones técnicas que tuvimos con ellos y en los mismos trabajos que posteriormente se realizaron, siempre hubo una buena participación de toda la comunidad y eso aquí fue fundamental, ya que todo este trabajo va en directo beneficio de ellos”, agregó.

Finalmente, Max Correa valoró la importancia del reconocimiento obtenido por el proyecto, el cual lo destacó como uno de los más relevantes realizados en el país.

“Estamos muy satisfechos por ser reconocidos como una de las cinco instituciones acreedoras del Premio de Aporte Urbano 2016 (PAU), gracias al proyecto realizado en Coquimbo. El nombre de la categoría en la que la fundación fue reconocida, corresponde al Premio a la Institución de la Sociedad Civil con Aportes Significativos a la Ciudad, galardón que se entregó por la relevancia que tuvo el proyecto no tan sólo en el área estructural, sino también social, donde toman un importante rol la participación de la comunidad. Es algo que nos pone muy contentos y esperamos poder seguir desarrollando estos trabajos en la zona, sólo es necesario su financiamiento”, finalizó el Director Ejecutivo (S) de la Fundación Mi Parque.

 

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