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En el Hospital San Pablo de Coquimbo, y hasta septiembre de 2017, se registraron 13 muertes encefálicas, de las cuales 6 derivaron en trasplantes de órganos. De los 7 casos restantes, 2 pacientes fueron contraindicados para ser donantes, 3 se negaron en vida a ser donantes y en dos casos la familia se negó a donar los órganos.

Sólo seis operaciones de extracción de órganos se concretaron durante el año 2017 en la región de Coquimbo, según informó la Unidad de Procuramiento de órganos y tejidos del hospital San Pablo de Coquimbo, el único centro médico de la zona facultado para ejecutar este tipo de intervenciones.

En el Hospital y hasta septiembre del año pasado, se registraron 13 muertes encefálicas, de las cuales 6 lograron concretarse en la extracción  de órganos. De los 7 casos restantes, 2 pacientes fueron contraindicados para ser donantes, 3 se negaron en vida a ser donantes y en los otros dos casos,  la familia se negó a donar los órganos.

Lida Miranda De La Fuente, enfermera encargada de la Unidad de Procuramiento de órganos y tejidos, y encargada de la Unidad de almacenamiento transitoria de tejidos del  Hospital San Pablo de Coquimbo, expresa que, si bien es importante mejorar equipamientos y aumentar los recursos humanos en los hospitales, resulta fundamental que exista un cambio de cultura entorno a la muerte en Chile para que aumenten la cantidad de donaciones de órganos y trasplantes.

En palabras de la profesional, la muerte en la cultura chilena aún es un tema tabú que incluye la asociación de lo sagrado a los cuerpos, particularmente de los niños y niñas que, para ser donantes, deben ser intervenidos quirúrgicamente al igual que los adultos, lo que en muchos casos resulta ser una situación muy fuerte de asimilar para los familiares.

Aún así, Lida es optimista, ya que no sólo han mejorado las estadísticas a nivel nacional sino que también a nivel local, a pesar de que la cantidad de trasplantes realizados se ha mantenido, la disposición y voluntad de las familias a donar los órganos de sus parientes, ha mejorado, lo cual resulta fundamental en términos de concretar una mayor cantidad de trasplantes.

De este modo, y en lo que va del año, en la Región de Coquimbo se han realizado 6 trasplantes de órganos efectivos, mejorando respecto al año 2016 en que se realizaron solo dos intervenciones de estas características, e igualando la cantidad de trasplantes realizados en el 2015.

En este aspecto, Lida recalca que desde el año 2010, en que se realizaron 5 trasplantes, la cantidad de intervenciones ha variado entre 2 a 6 cada año, manteniéndose el indicador en promedio hasta la fecha.

A pesar que las expectativas regionales para este 2017 eran más altas, se destaca que la cifra de negativa familiar para donar órganos - 15% en septiembre de este año -, está muy por debajo del 35% de negativa familiar nacional.

Aún así, y más allá de lo condicionante que es la decisión de las familias para que se concrete la donación de órganos y mejoren los indicadores, existen otros factores que inciden en ésto, como la cantidad de muertes encefálicas ocurridas y las condiciones, enfermedades y epidemiologías que presenten los pacientes con muerte encefálica.

En la región, hasta septiembre de 2017, se registraron 13 muertes encefálicas, de las cuales 6 derivaron en donaciones de órganos efectivas, es decir, que se concretaron en trasplantes. De los 7 casos restantes, 2 pacientes fueron contraindicados para ser donantes, 3 se negaron en vida a ser donantes y en dos casos la familia se negó a donar los órganos.

En cuanto a las regiones que lideran a nivel nacional las estadísticas de trasplantes de órganos realizados, se encuentran la Región Metropolitana y la Región de Valparaíso (Viña del Mar).

Este escenario no es novedoso, ya que ambas regiones se encuentran entre las tres más pobladas del país y cuentan con un mejor acceso al equipo médico necesario para realizar la donación de órganos, lo cual incide directamente en el factor tiempo, uno de los aspectos más importantes a considerar por las familias a la hora de decidir si donar órganos o no.

Según Lida Miranda, la principal urgencia de las familias es poder retirar el cuerpo de su pariente del hospital para proceder con los ritos y/o eucaristías que se hayan decidido.

Al respecto, y en la Región de Coquimbo, las condiciones climáticas también han podido afectar la concreción de donaciones de órganos.

Ésto, porque según relata la enfermera del  Hospital San Pablo de Coquimbo, incide en los tiempos que tienen que esperar las familias para que a un paciente con muerte encefálica con voluntad de donar se le extraigan sus órganos, ya que la nubosidad y neblina efectan los aterrizajes de los vuelos que transportan al equipo médico que vuela desde Santiago para realizar la intervención.

A esta situación se agrega que el proceso para declarar a un paciente con muerte encefálica está normado por la ley y es muy riguroso.  En primera instancia, el o la paciente tiene que ingresar a la Unidad de Cuidados Intensivos, UCI, donde a través de exámenes se corrobora que todos los valores se encuentran dentro de los márgenes normales. Este proceso puede durar entre 6 a 36 horas.

En consiguiente, la familia es avisada de la situación, por lo que comienza el periodo de espera y duelo, en el que la confirmación de la muerte encefálica puede tardar 12 horas, a lo que se suma la espera del cuerpo por 14, 24 o 30 horas más si es que se decide donar órganos.

De este modo, influyen muchos factores en los tiempos del proceso, tanto intra hospitalarios como extra hospitalarios.

“Por ejemplo, si un paciente fallecido por muerte encefálica, es un caso médico legal, o sea que se sospeche de la participación de terceros, nosotros además de que la familia autorice la donación hay que pedir la autorización al fiscal donde fue el accidente. Y después del fiscal, el Servicio Médico Legal, tiene que hacerse presente en el hospital y ahí recién se da la autorización”, Lida Miranda.

Aún así, establece que las gestiones propias del Hospital San Pablo de Coquimbo han permitido que la comunicación con los fiscales y el SML sea rápida y efectiva, por lo que algunos tiempos se ven disminuidos en comparación a otras regiones en cuanto a la fluidez de comunicación con los otros estamentos involucrados en el proceso.

Requerimientos para que pacientes con muerte encefálica puedan ser donantes de órganos

Es importante señalar que para que se decrete que un o una paciente tiene muerte encefálica, debe existir un daño neurológico irreversible que esté fuera del alcance neuroquirúrgico, es decir, que ni siquiera con una operación pueda mejorar.

Decretándose esta condición, se debe verificar que a el o la paciente no se le hayan suministrado drogas, sedante o paralizantes del sistema nervioso central, que presente buena presión y buena temperatura.

Si tras realizarse los procedimientos de rigor, estipulados en la Ley de Trasplantes y donación de órganos, n° 19.451, se confirma que el o la paciente está con muerte encefálica, éste debe tener menos de 75 años, no padecer ningún tipo de cáncer, a menos que haya sido dado de alta hace más de 20 años, ni neoplasia con capacidad de metastizar.

Además de no presentar sepsis no controlada, es decir, infecciones en la que no se sepa qué germen está causándola.

Por último, la serología del o la paciente debe ser óptima: VIH, Hepatitis B y C, negativa.

 

“Pido a dios que su corazón siga latiendo"

“Yo les puedo decir que lo hagan, que es bueno que una parte de su ser querido siga vivito, que siga viviendo”

Dicen que la muerte de un hijo o hija es lo peor que puede enfrentar un padre o madre, sobre todo si ocurre de forma temprana o sorpresiva.

Lamentablemente la familia Fernández Miranda vivió esta situación cuando su joven hijo, de 22 años, fue atropellado en la carretera antes de llegar a su casa, en Coquimbito, en julio del 2012.

En este trágico escenario, Osman Fernández y Rosa Miranda, tuvieron que decir si donar los órganos de su hijo o no. “Para nosotros fue muy difícil tomar esa decisión, porque nosotros nunca pensamos que nos podía pasar eso. Así que tuvimos que decidirlo sorpresivamente”, declara Osman, padre de Francisco Javier Fernández Miranda.

Osman recalca que su hijo no tenía la voluntad de ser donante, por lo que les fue más complejo aún tomar la decisión y ver la posibilidad de donar sus órganos.

Conversaron como familia el tema más de una vez y los hermanos de Francisco resultaron fundamentales para dar el paso hacia la donación.

“Fue muy difícil para nosotros, al menos para mí como madre. Donar el corazoncito de mi hijo. Fue terrible lo que nos pasó. Fue una sorpresa muy grande para nosotros donar porque él no quería, siempre nos decía, si me pasa algo no, no, no”, agrega Rosa Miranda, madre de Francisco, quien establece que sus otros hijos le decían que era un acto bueno, generoso y bonito, y que si ella quería lo tenía que hacer.

Los reparos de Rosa con la extracción de órganos tenían relación con la intervención del cuerpo de su hijo. “No quería que lo abrieran tanto rato, porque a él eso no le gustaba, quería llevármelo así no más”, declara.

Pero finalmente Rosa sintió que su hijo, desde algún lugar, le decía “hazlo mami”. Fue así que como familia decidieron donar el corazón de Francisco.

 “Fue algo que todavía no puedo explicar. Han pasado los años y hartas cosas, pero por ese lado estamos bien, tranquilos, aunque siempre está la pena. Sabemos que resultó el trasplante pero no sabemos quién recibió el corazón de Francisco. Yo siempre le pido a diosito que ese corazón siga latiendo porque mi hijo fue lo máximo para nosotros”, señala Rosa, enfatizando que en su familia ahora todos dicen ser donantes.

“Cambió todo, sabiendo que hay otra persona que está viviendo con el corazón de mi hijo. Mis hijos me dicen “yo soy donante”, mi esposo igual”, sostiene.

Respecto a la trascendental responsabilidad de las familias a la hora de decidir si donar los órganos de sus parientes, y en el contexto del incremento de los trasplantes realizados en el país, Rosa declara: “Yo les puedo decir que lo hagan, que es bueno donar, que se hagan los trasplantes, y que una parte de su ser querido siga vivito, que siga viviendo”, finaliza emocionada Rosa Miranda, madre de Francisco Fernández Miranda, donante de un corazón trasplantado en el Hospital San Pablo de Coquimbo.

 

 

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