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Cinco profesionales de los hospitales de La Serena y Coquimbo nos cuentan las satisfacciones y dolores que ha dejado un año de lucha donde han vivido de todo lo imaginable. Pese al cansancio, siguen adelante.

Hace exactamente un año, se conoció del primer caso de Covid-19 en el país. Pocos días después, el 18 de marzo, se anunciaron los dos primeros contagios en la Región de Coquimbo, con lo que se inició un largo trabajo de las autoridades competentes y fundamentalmente, de la primera línea en materia de salud, que ha debido trabajar redoblando esfuerzos, tiempo y recursos con un solo propósito: salvar vidas.

En efecto, muchos de estos profesionales incluso sufrieron cambios inesperados en su propia actividad,  debiendo acostumbrarse a un nuevo escenario, sin importar lo complejo que éste resultase.

En ese contexto, en los hospitales de La Serena y Coquimbo ha existido una “primera línea” que ha hecho frente con valentía, y que seguirá haciéndolo si es necesario, más ante la segunda ola. Son personas comunes y corrientes, con una virtud indiscutible: una vocación sin límites.

Si bien es cierto saben que el escenario es complejo, estos profesionales no darán tregua. Sin embargo, esperan que de una vez por todas, la comunidad tome verdadera conciencia de que se trata de una enfermedad que puede ser mortal.

 

Rodrigo Barrera / Médico jefe hospital modular de La Serena

El hospital modular de La Serena, ubicado en las dependencias del estadio La Portada, también ha sido fundamental para así liberar las dependencias más importantes del recinto, especialmente en materia de camas que han sido reconvertidas a UCI. El esfuerzo ha sido tremendo. Han atendido más de 1.300 pacientes, de los cuales más de mil se han dado de alta.

Quien sabe de aquello es el médico jefe de esta unidad, doctor Rodrigo Barrera, quien en conversación con diario El Día se refirió a una etapa difícil. “Ha sido un año complejo para todos. Ya veníamos con los problemas sociales, pero la pandemia vino a poner a prueba nuestro sistema sanitario, y ahí tuvimos que asumir roles que realmente uno no se imaginaba”, reconoció el profesional.

En ese momento,  Barrera se desempeñaba como cirujano del Hospital de La Serena, cuando le invitan a formar parte de este desafío. “Si bien somos un recinto no Covid, hemos estado muy presionados para que el hospital principal pueda entregar dedicación a los pacientes críticos. El tiempo ha pasado, y honestamente en un inicio proyectamos que esto sólo iba a durar un par de meses”, admitió Barrera.

Cabe recordar que cuando bajó la primera ola, en el hospital modular incluso se hicieron cargo de enfrentar las listas de espera. “Además, recibimos a los pacientes quirúrgicos, sumamos toma de PCR, logramos una unidad de cirugía mayor ambulatoria, por tanto creo hemos ido sacando el mayor provecho al dispositivo”.

Desde el punto de vista humano, el profesional reconoció que “ha sido desafiante, porque la gran mayoría de los profesionales son gente nueva. Para mucha gente, es su primer trabajo clínico. Lo que les sobra son ganas y altruismo”.

Sobre los momentos duros, reconoció que “el fallecimiento de un paciente en el hospital modular fue uno de los instantes más difíciles. Tenía muchas enfermedades. Pero creo que el mayor golpe es el que se vendrá ahora, con la segunda ola”, confesó.

 

 

Piara Espinoza /Enfermera Jefe (S) Unidad de Emergencia hospital de Coquimbo

La responsabilidad que debió asumir Piara Espinoza tiene una directa relación con la pandemia. En efecto, hasta antes de la llegada del Covid- 19, trabajó durante nueve años como enfermera clínica, “por tanto, tengo una visión en los pocos años de mi ejercicio profesional netamente clínico. En ese sentido, ingresar a un cargo que es mucho más administrativo, es potente, aunque está igualmente relacionado con la parte clínica”.

 Sin embargo, reconoce que cumpliendo con estas responsabilidades, las visiones también son muy distintas. “Me permite ver de una manera mucho más global lo que hacen mis compañeros en el área clínica”, acotó.

Respecto de que estas circunstancias se hayan dado justo durante la pandemia, Piara Espinoza aclaró que “yo ingresé a este cargo el pasado 4 de marzo del año pasado. Justo en esa jornada, se dio el primer caso de sospecha de Covid-19, un día donde se mezcló la alegría y el nerviosismo para mí. Aplicar los protocolos en la parte práctica era todo un desafío. Tuvimos que tener mucha fuerza para sobrellevar el primer caso que habíamos recibido, había que trabajar en equipo, lo que nos hizo unirnos más, y eso nos abrió un camino para seguir abordando un año difícil”, subrayó.

En ese sentido, la profesional quiso destacar todo el empeño que han puesto sus colegas para sacar adelante la Unidad de Emergencia en tiempos de alta complejidad.

“La labor del hospital, el equipo médico, enfermería y tens ha sido crucial para abordar la pandemia. La infraestructura ya estaba segregada para cumplir con los protocolos, eso fue bueno haberlo anticipado. La verdad, es que todo ha sido aprendizaje, día a día, en lo mental, en lo físico, lo intelectual y cognitivo, porque muchas de estas áreas las hemos tenido que aprender a desarrollar en la necesidad de ser fuertes. Requerimos que la comunidad mantenga su autocuidado, porque los equipos de salud estamos cansados y una segunda ola será muy complicada de abordar”, indicó.

 

Eduardo Gónzalez / Kinesiólogo UCI adultos hospital de Coquimbo

Este profesional trabaja en el recinto porteño hace ocho años. La pandemia ha obligado a su departamento, debido a la contingencia, a elaborar un sistema de turnos. “Debimos comenzar a trabajar con una mentalidad de equipo y en la actualidad somos tres kinesiólogos por grupo. Sin lugar a dudas, este sistema de organización se debe exclusivamente a la contingencia”, señaló.

En ese contexto, resulta inevitable dejar de lado la experiencia de un año que ha sido difícil, pero muy desafiante. “El sólo hecho de que hoy trabajemos tres personas en turno ha complejizado la labor, porque el Covid-19 es una enfermedad específicamente de origen respiratorio, y los kinesiólogos de UCI estamos dedicados al cuidado respiratorio y a la terapia ventilatoria”, indicó.

Sin embargo, el profesional destaca las características tan peculiares de esta afección “Ésta ha invitado a los equipos de trabajo y los ha desafiado a exponer toda su experiencia y capacitación previa. Respecto de los pacientes, es duro compartir con ellos, porque ellos no reciben visitas. Están aislados, y por lo tanto el contacto más cercano con otras personas es con el equipo de trabajo. Hay casos en que los pacientes están más conscientes y logramos establecer videollamadas con sus familiares”, aseguró Eduardo.

Paralelamente, destacó la importancia de contar con un psicólogo que los apoya permanentemente, lo que resulta un desafío desde el punto de vista emocional para todos ellos. “Si bien es cierto nosotros hemos sido un equipo muy humano, porque en UCI eso es central, son pocos los pacientes que en la actualidad son capaces de despertar cooperadores, orientados y en condiciones de poder preguntar por su familia. Muchos de ellos evolucionan y salen de esta unidad, pero en malas condiciones. Lo grave de esta enfermedad es que cuenta con una mortalidad y una morbilidad altísima, pues quedan con muchas secuelas. Quizás desde el punto de vista emocional, para nosotros, es complejo porque cuando uno de nosotros se enferma, hay otro que tiene que cubrirlo”, concluyó.

 

 Ljuvica Gelvez / Jefa Unidad Relaciones Laborales hospital de Coquimbo

Ljuvica, que es psicóloga de profesión, lidera una unidad que es fundamental para que la calidad laboral al interior del Hospital de Coquimbo se desarrolle de la mejor forma posible. “Somos muy importantes, porque somos los encargados de acompañar, tanto a funcionarios como a jefaturas, en materia de relaciones interpersonales, evaluaciones de clima laboral, técnicas de manejo emocional, talleres, etcétera. La idea es poder contribuir a un buen clima, además de asesorar a las jefaturas y a los funcionarios, para poder subsanar dificultades o crisis que no desemboquen en una enfermedad profesional, considerando el contexto que se vive”, subrayó.

A su juicio, la idea es poder afrontarlo de la mejor manera posible, lo que por cierto es difícil teniendo en cuenta el clima de estrés y preocupación por el que han atravesado los diferentes funcionarios del Hospital San Pablo de Coquimbo.

“Afortunadamente, ingresaron dos psicólogas más esta área de trabajo. Si bien es cierto teníamos otra planificación, ya conocidos los primeros casos de Covid-19 nos abocamos exclusivamente a los que era la pandemia, pensando en el acompañamiento de funcionarios, dependiendo de las necesidades que fueran surgiendo. En efecto, se instaló un profesional de turno de nuestra área todos los días, para así apoyar a nuestros compañeros en la medida que lo fueran requiriendo”, aseguró.

Para aquello, era importante ver al funcionario desde una mirada más psicosocial, no tan sólo en la prestación psicológica, la escucha o el acompañamiento. “Había que entender que se trataba de una persona que tenía miles de dificultades, que muchas veces estaba distante de su propia familia y que no podía responder a todos los requerimientos. Bajo ese punto de vista, creo que nuestra labor ha sido importante, ya que hemos sido mucho más que una asesoría, en el tiempo que los factores emocionales están presentes a cada paso”, concluyó Gelvez.

 

Marcela Maturana / Enfermera coordinadora equipo Hospitalización Domiciliaria hospital de La Serena

Marcela Maturana, junto a un equipo multidisciplinario, han tenido la responsabilidad de acompañar el proceso de los pacientes Covid-19 que han sido atendidos en sus casas.

No ha sido fácil, pero la entrega de estos profesionales, 38 en este momento, ha sido absoluta. “La hospitalización domiciliaria es una alternativa de continuidad al paciente en su domicilio. Esto incluye la enfermera, el kinesiólogo y el pediatra si es prudente. Esto, finalmente puede favorecer la hospitalización de un paciente más agudo en camas UCI, por eso es tan importante nuestra labor”.

Respecto del proceso de adaptación, Marcela agregó que con el Covid-19 “hemos debido aprender a trabajar nuevamente, en condiciones que eran desconocidas. Ha sido difícil, porque hemos atendido a pacientes de todas las edades, donde el más pequeño ha sido un bebé de dos días y otros incluso superan los 100 años”.

Además, destacó que este equipo del Hospital de La Serena es el único en la región que se ha dedicado a ver pacientes pediátricos sean o no Covid-19. “Nosotros hacemos un tratamiento que es diario, donde muchas veces los padres están nerviosos porque no pueden estar en contacto con sus hijos y no saben lo que les puede ocurrir, porque no se pueden admitir visitas”, señaló.

Hay todo tipo de momentos, pero Marcela subraya que la “mayor satisfacción es cuando una familia puede ver de alta a su familiar. En ese momento, hacemos la diferencia entre la vida y la muerte. Ingresan muy agudos, con dificultades respiratorias, deben quedar con oxígeno incluso en domicilio”, subrayó. A su juicio, lo más difícil ha sido tener que presenciar la muerte de un paciente y también, a ratos, la incomprensión de las personas. Eso es estremecedor. “Muchas veces, cuando hemos ido a los domicilios, hemos sido agredidos. En alguna ocasión, alguien intentó hacerlo con un martillo y hasta nos lanzaron cloro, lo que es tremendo. El sólo hecho de vernos vestidos de verde nos ha perjudicado”, aseguró Marcela.

Incluso, se ha dado la instancia que mientras están preocupados por mantener estabilizada la salud de un paciente en específico, paralelamente un familiar que también se ha visto afectado por la pandemia ha dejado de existir. “Da mucha impotencia, porque ver a una familia que no puede vivir su duelo es algo complejo”, expresó.

A su juicio, otra cosa complicada fue ver como las personas prácticamente llevaron adelante sus vidas en forma normal este verano. “En enero y febrero, muchas veces tuvimos que trasladarnos en la ambulancia y no podíamos llegar a los domicilios por los tacos, ya que la gente está en la playa. Eso ha sido complejo, porque nosotros sólo estamos buscando salvar vidas”, concluyó.

 

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