Tras ataque incendiario, Seremía del trabajo intenta ponerse de pie

Totalmente destruidas por la acción de saqueadores y un posterior ataque incendiario resultaron las dependencias de la seremia del trabajo en La Serena, las que se ubican en un edificio  que data de 1952 en el casco histórico de la ciudad, en la esquinas de las calles Francisco de Aguirre y Balmaceda.

El seremi del Trabajo, Matías Villalobos, dijo sentir “impotencia, rabia y tristeza” ante la destrucción total de las oficinas de la repartición pública que lidera, pero al mismo tiempo afirmó que ya realizan las gestiones necesarias para retomar la atención a público. 

Además de la seremia del trabajo, el ataque incendiario afectó a la oficina del Instituto de Seguridad Laboral y a la Dirección de Crédito Prendario (la Tía Rica). Sobre esta última, aclaró que ésta dirección sufrió daños de consideración, pero que ninguno de los objetos que se mantienen en prenda en el lugar fueron sustraídos por los vándalos. 

“En la seremia, la pérdida es total -dijo Villalobos- todo el mobiliario resultó dañado y completamente destruido, al igual que toda la información pública, los libros, los informes, todo está absolutamente dañado y quemado. Aquí, según lo que revisamos en las cámaras de seguridad, primero apedrearon, luego ingresaron para saquear y robar y finalmente terminaron por quemar el edificio”.

Villalobos detalló que actualmente están operando en una oficina facilitada por la Seremía de Desarrollo Social. Asimismo, informó que Bienes Nacionales entregó un inmueble en comodato, precisamente a un costado de la Seremía de Desarrollo Social, en la avenida Francisco de Aguirre, para en el mediano plano reanudar la atención a público.

“Da mucha tristeza lo sucedido, pero hay que seguir trabajando por la gente y nos estamos poniendo de pie. Vamos a seguir trabajando con mayor energía y con todo el corazón como siempre”, expresó el seremi, mientras volvía a caminar por sobre los escombros.

Matías Villalobos expresó que atentados como el que sufrió el edificio de la seremia del trabajo no se pueden volver a repetir. “Desde el gobierno hacemos un llamado a todas las personas para que retomemos la senda del diálogo, que nos unamos, y que volvamos a la racionalidad porque este tipo de actos vandálicos son irracionales. Afortunadamente se trata de un grupo aislados de personas, porque la gran mayoría de la gente se está manifestando de forma pacífica”.      

La autoridad recalcó que el Ministerio del Interior se ha estado querellando por el delito de incendio y en el caso de la seremía del trabajo “se querelló en contra de una persona que fue encontrada en la vía pública porque el mismo día lunes por la tarde estaba transitando con una CPU de un computador que pertenecía al seremía”.  Esta persona fue formalizada en el Juzgado de Garantía de la ciudad. 

Consultado acerca de los objetos que permanecen en prenda en la Dirección de Crédito Prendario, aseguró que “no hubo destrozos en los bienes empeñados” por lo que realizó un llamado a la tranquilidad de los usuarios.   

“Los objetos de valor siguen bien custodiados. Por los daños, no se podrá atender a público y los remates están suspendidos, hasta nuevo aviso”, agregó. La atención se debería retomar dentro de las próximas dos semanas. 

El Día del ataque

A la hora que ocurrió el saqueo y el ataque incendiario, el pasado lunes, la seremia estaba cerrada, pero en su interior permanecía una funcionaria encargada de las labores del aseo, quien debió escapar de la acción de los vándalos. 

A esa misma hora, el seremi Matías Villalobos se enteró de los incidentes y quiso acudir para ver con sus propios ojos lo que estaba sucediendo.” Tal vez no era una decisión muy racional considerando todos los desmanes que estaba ocurriendo”, comentó.

El martes, antes de la 8 de la madrugada, el seremi y su equipo llegó al edificio y pudo constatar los severos daños a las oficinas. Durante la mañana, otros seremis y funcionarios públicos llegaron para entregar su apoyo y para colaborar en las labores de rescate de muebles y documentos. 

Matías Villalobos relata que “fue muy doloroso  ver a funcionarios que tienen 20 o 30 años en el servicio y que veían sus puestos de trabajo totalmente destruidos. Con sus ojos llenos de lágrimas me decían que en esos escritorios estaban toda su vida laboral, todos sus recuerdos”