Crédito fotografía: 
Leonel Fritis
Mayor tranquilidad de la esperada es la que se ha visto en dos de los balnearios más atractivos de la comuna de Coquimbo, donde visitantes disfrutan de sus vacaciones y también aprovechan de acceder a productos del mar. En materia gastronómica, los encargados de restaurantes aprovechan al máximo este envión que viven desde noviembre y los controles no son la tónica, de la mano de una menor población flotante.

Eran cerca de las 12:00 del día de ayer jueves cuando llegamos desde la conurbación hasta dos de los balnearios más apetecidos por los turistas que desean escapar de La Serena, Coquimbo y el valle de Elqui: hablamos de Guanqueros y Tongoy, que si bien son reconocidos por sus atractivos turísticos y su gastronomía, eran un enigma respecto del comportamiento de los turistas, por lo que quisimos comprobarlo.

Llegamos en primer término a Guanaqueros. Tras pasar por el sector de los campings, nos acercamos a la zona de la playa y la caleta, donde a sólo metros están los tradicionales restaurantes. Uno de estos recintos es el centro Gastronómico El Suizo, donde confluyen varios locales, que atienden con precios muy interesantes.

En este centro gastronómico, le toman el pulso a la realidad veraniega, inevitablemente relacionada a la pandemia por el Covid- 19, y aplican los protocolos correspondientes.

Esto lo sabe Guillermina Zambra, que lleva 21 años trabajando en el local, en el puesto 5 conocido como “La Negrita”.  Todos venden al mismo precio.

Respecto de la preferencia de los turistas, señala que “les ha ido bien durante este verano. Es cierto que existe un poquito de temor debido a la pandemia que sigue muy presente entre nosotros”.

Sobre fiscalizaciones sanitarias, subraya que “todas las semanas llegan autoridades a revisar el funcionamiento de este local, lo que nos parece muy positivo. Creo que ha venido mucha gente desde Santiago, eso se ha notado”, señaló.

Respecto del temor a un retroceso, Guillermina aseguró que “por lo que nos han dicho las autoridades, si nos cuidamos es muy difícil que cambiemos en el corto plazo”, subrayó.

 

Turistas de diversas partes

Marcela Quiroga vino desde Ovalle junto a su marido y su hijo.  Han elegido Guanaqueros para pasar un tiempo de descanso por la confianza que les da elegir un lugar de estas características.

 “No nos da temor ir a los restaurantes, porque venimos preparados con nuestro alcohol gel y mascarillas. Nos preocupamos de mantener la distancia con otras personas, pero nuestro propósito es pasarlo bien. Nos parece más seguro venir para acá que ir hasta La Serena y Coquimbo. Nos da más confianza por su tranquilidad”.

Por  su parte, Susana, Margarita y Katherina son familiares. Indistintamente, vienen desde Rancagua y desde Paine, y si bien están alojando en Los Vilos, decidieron trasladarse hasta Guanaqueros para conseguir mariscos.

Margarita agregó que “es un gusto disfrutar de una de las mejores playas de Chile. Y me he dado cuenta que la gente es más respetuosa, ya que usan la mascarilla y mantienen la distancia”, destacó este grupo de mujeres que estará en la región hasta el domingo, cumpliendo siete días en la zona, valorando que en Los Vilos también se ve distanciamiento.

Nuevamente nos encontramos con un grupo de turistas internos, provenientes ni más ni menos que de Vicuña. Es el caso de Vanina Torres, que llegó desde el valle de Elqui con su hija Berenice. También quisieron huir de la gran cantidad de turistas que hay en la comuna elquina, y así disfrutar de un ambiente mucho más agradable. “Además, allá se ve de todo, no sólo turistas nacionales, también extranjeros, muchos americanos y alemanes, por eso decidimos cambiar de aire aunque sea un ratito”.

De todas maneras, la tendencia son los capitalinos. Trinidad Silva llegó desde Santiago con sus hijos, todos pequeños, pues es un balneario que conoce bien y en el que confía. En esta ocasión, fue hasta la caleta para disfrutar de los mariscos. “Desde hace cinco años que venimos hasta acá, en distintas épocas. Llegamos hasta un camping que es el de siempre, y donde hoy la ocupación es como en veranos anteriores”, indicó.

Si bien se ve menos personas que en años anteriores, Trinidad esperaba que fuera aun menor debido a la pandemia. “En realidad, la decisión de venir hasta acá es porque el camping en el que nos quedamos es súper familiar. Los niños tienen sus amigos de años anteriores, el lugar es cómodo, la playa es exquisita, el agua es templada y no es tan masivo”, acotó.

 

Mayor extensión

Terminamos nuestro recorrido por el balneario de Guanaqueros, y nos trasladamos unos pocos kilómetros, específicamente hasta el sector de Tongoy, donde se veía un mayor tránsito, debido a que en la costa existe diversos tipos de comercio, además de artesanía. Vamos avanzando hacia el sector del centro gastronómico, donde se ofrecen sabrosos mariscos y pescados para comprar o disfrutar al paso, y cuando caminamos hacia la zona de los restaurantes, nos encontramos nuevamente con turistas.

El carácter más masivo de este sector facilita una mayor llegada de visitantes, pero proporcionalmente sigue siendo inferior a lo que vemos habitualmente en la conurbación La Serena y  Coquimbo.

En ese contexto, es que nos encontramos con Jesumina y Felipe, madre e hijo respectivamente. Ellos vienen desde Santiago, y están alojando donde unos familiares en La Serena, aprovechando que existe la posibilidad de los permisos de vacaciones dispensados por el gobierno. De todas formas destacan la mayor tranquilidad de un lugar que no conocían. “Hemos notado que hay menor cantidad de personas y hay mayores cuidados que en otros lugares. He visto poca fiscalización, pero si la gente se porta mal, la autoridad se va a dejar caer. De todas maneras, nuestra presencia como familia será muy breve, porque asumimos que en cualquier momento podría haber un retroceso”, indicó Felipe. 

 

Otro lugar con historia

Avanzando hacia el sector donde está la caleta y un pequeño embarcadero, es que nos topamos frente a frente con una zona de restaurantes que está pasando por un momento muy positivo. Debido a que la temporada estival prácticamente se adelantó a inicios de noviembre, es que han gozado de buen pasar en materia económica, lo que podría verse severamente afectado si es que se produce un retroceso en el marco del plan Paso a Paso.

De eso conversamos con Catalina Arrocet, quien es trabajadora y que forma parte de la familia que integra el restaurant “Buenaventura”, ubicado en la caleta de pescadores de Tongoy. “Nosotros cumplimos con todos los protocolos sanitarios,   no hemos tenido percances. Según mi experiencia, enero siempre ha sido más lento, y este ha sido mejor que en años anteriores, porque el flujo de gente avanza más rápido”

Respecto de fiscalizaciones, Arrocet sostuvo que “hay mucha de parte de las autoridades, sobre todo los fines de semana. Hemos podido trabajar con bastante tranquilidad, y lo peor que nos podría suceder es retroceder a una Fase 2 ó cuarentena, porque el año pasado estuvimos prácticamente siete meses con las puertas cerradas”, concluyó, mientras ponemos fin a nuestro periplo contemplando a los turistas que disfrutan de las embarcaciones que recorren

 

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