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Si bien no está en televisión de manera permanente, ni es rostro de alguna multitienda, es su mensaje feminista, sus icónicas frases y la constante revisión de la actualidad desde una vereda crítica, pero a la vez cómica, lo que mantiene a Natalia Valdebenito vigente en la retina de los chilenos y, hoy por hoy, la tiene triunfando en Netflix y la lleva a recorrer los teatros del país con su show “Sin miedo”.

La gente “queda con gusto a poco”, asegura, a pesar de que las funciones tienen una duración de dos horas, donde incluye músicos en vivo, cambios de vestuario y una introducción a cargo de las “Orcas asesinas”. Este viernes y sábado llega el turno de la cuarta región. La humorista, que se considera “un poco adicta a los desafíos”, regresa a Enjoy Coquimbo totalmente renovada y promete que “se van a reír, va a valer la pena el gasto”.

Hace un año presentó “Gritona” en la región, ¿qué recuerdos guarda del show, del público y de la zona?

“Entusiasmo. Me acuerdo muy bien del escenario. El año pasado fueron tantos shows que tengo lagunas, hay cosas que no recuerdo, pero de Coquimbo sí me acuerdo. Es súper rico estar ahí, me encanta la región, debo decirlo. Hay un público súper prendido y que tiene experiencia en ver espectáculos. Tuve un preparación esta semana con un show agotado en Concepción y quedé lista para el viernes y sábado”.

¿Con qué expectativas vuelve a Enjoy Coquimbo?

“¡A dejar la cagada, obvio! Jajaja. Estoy muy feliz de llegar a la cuarta región y estoy muy contenta de que sean los únicos beneficiados con dos funciones. En Concepción y Puerto Varas se quedaron alegando, así que es bacán que en este lugar podamos hacer dos shows. Quiero invitar a toda la gente, no sólo las mujeres, no sólo los grupos de amigas. Pueden ir en familia y se van a reír todos. Gracias a todos los que han comprado su entrada y a los que faltan, les prometo que se van a reír y que va a valer la pena ese gasto, yo sé que es valioso”.

¿Cómo se creó este espectáculo?

 “’Sin miedo’ se hizo de la mano de ‘Gritona’. Tengo una necesidad de ir cambiando la rutina, no me caso con la rutina complemente porque me aburro y porque se va modificando: saco, pongo, improviso. No es un show lineal. El proceso creativo es bien variado, hay momentos donde me encierro a trabajar, pero también hay momentos de observar y luego vomitar en el papel. Observo mucho tiempo y después se transforman en ideas y voy conduciéndolo dramatúrgicamente. Pruebo hartos chistes con la gente, no se dan ni cuenta”.

Recientemente hubo elecciones presidenciales y también el Papa visitó a Chile, ¿ha integrando este tipo de sucesos al show?

“Sí, por supuesto que sí. Hay harto de actualidad, de política y también mucho para olvidarse de todo. Si bien yo disfruto de la actualidad, disfruto mucho hablar de cualquier otra cosa, jajaja”.

EN LA PLATAFORMA DIGITAL

Hoy se desenvuelve en la comedia, pero el drama era su fuerte cuando estaba en la escuela de teatro, ¿a qué se debe el vuelco?

“Tal vez nunca me interesó tanto el drama, jajaja. En verdad, en las escuelas de teatro siempre te llevan por ese lado, la mayoría de los actores se van por ese lado, por el drama, lo clásico o todo lo que se le parezca. La comedia nunca es como parte del menú. Yo creo que algunos hemos hecho de este trabajo algo tan valioso, hemos hecho que la comedia tenga un status más importante, pero hasta cuando la gente dice la palabra ‘humorista’, lo hace como con desprecio.

¿Cómo manejó este prejuicio hacia el humorista?

“De ningún modo, nunca me hizo daño. Yo tenía súper claro el valor que tenía para mí la comedia, tengo la impresión de que es pura ignorancia. A veces, los mismos actores han mirado la comedia como el trabajo fácil, entre comillas, porque yo lo considero difícil, pero siempre hay una visión como ‘ay, a eso te dedicas’. Yo me reía, consideraba que eran muy estúpidas las personas que me miraban en menos por hacer algo tan difícil, jajaja”.

“Gritona”, su primer show, iba a tener 4 funciones, pero terminaron siendo más de 60, ¿imaginó que algo así podría suceder?

“No, para nada. Mi idea eran 4 funciones y con mucho temor, porque pensaba que nadie me quería ver”.

¿Todo comenzó con temor?

“¡Pero por supuesto! A mí me parece que plantearse la situación desde ‘voy a ser un éxito’, no funciona. Desde el minuto que se piensa así, el plan se va a la mierda. Esa es mi percepción. Yo hice 4 funciones y me parecía súper valioso que la gente fuera a esas funciones. Cuando empezó a llenarse fue una sorpresa y tuve que estar a la altura, era más pega, mucha más pega. Para mí fue todo lo que ocurre es una sorpresa”.

Este mismo show ya se encuentra en Netflix, ¿cómo ha sido la retroalimentación?

“Sabes que súper bien. Hace poco, el portal Time Out México me catalogó tercera entre los 10 mejores stand up de Netflix del año, no es menor, porque yo entré recién en noviembre. ¡Feliz! El feedback empieza a ser más excesivo, mucho (comentario) desde el extranjero y bonito, bonito, bonito… La gente lo percibe, las mujeres perciben el mensaje, los hombres también. Llega lo que yo quiero, un mensaje feminista, pero también abierto a pensar y eso es bacán porque se amplifica lo que yo quiero decir. Insisto, yo no quiero que me quieran, quiero que me escuchen. Algo va a generar cuando me escuchen”.

Este año se logra, por primera vez, 3 hombres y 3 mujeres en la comedia del Festival de Viña, ¿qué le parece este avance?

“Bien, espero que se mantenga en el tiempo y que no sea sólo para demostrar que se hace algo de par a par. Yo creo que ya se tiene que empezar a equilibrar, porque o si no les podría dar vergüenza ajena, o sea, a estas alturas me parece que es lógico”

¿Considera que su presentación marca un hito en la historia del festival?

“Es raro que yo lo diga…”

Es imponente la palabra hito…

“Sí, es que yo tampoco me veo así, no hablo así, no me refiero así a las cosas, porque yo me concentro más en la pega. No me puedo concentrar en la historia ni en lo que va a suceder después, tengo que construir la historia. No sé si un hito, pero tal vez, y lo digo con mucha humildad, ponerle un poco más de contenido a la cosa, yo creo que por ahí puede ir un poco la diferencia. Tengo la sensación de que esto pasa porque a mí me fue bien. ¿Qué hubiese pasado si me hubiese ido mal? Ahora le he dado vuelta a eso, como reflexionando. No sé si es un hito o no, pero siento que es porque me fue bien. Claro, para las mujeres es como si no te va bien, no existes. Hombres (comediantes) tenemos miles, y vamos llevando, pero no pasa eso con las mujeres, como que nosotras tenemos que estar a la altura de quién, ¿de un hombre? Es raro, da para reflexionar…”.

De modo inverso, ¿el Festival de Viña marca un hito en su carrera?

“Lo marca porque después de hacerse el trabajo de uno tan masivo, se exige más, actúas más. Le puso exigencia, porque yo, más encima, al poner la vara alta para mí, me hizo tener que trabajar el doble, preocuparme de mi salud el doble, de mi entrenamiento físico, de todo, profesionalizar el cuento. Desde ese punto de vista, sí es un hito”.

¿Qué balance hace el 2017?

“No puedo estar más que contenta. Agradecida del público, que sigue creciendo y me sigue escuchando. Yo soy bien poco conformista, puede ser un defecto en algunos casos, nunca me parece suficiente, pero porque uno se va poniendo más perfeccionista con el tiempo y es difícil, porque la mayor presión la tengo yo misma. De lo único que me preocupo es de trabajar, yo respiro esto, vivo para esto. Supongo que si hay tanto resultado, es por eso”.

 

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