• El maestro Roberto Bravo, quien ha recorrido el mundo con la música, dijo sentirse muy ligado a La Serena, pero lamentó que siendo una ciudad tan atractiva cultural y turísticamente no contara con un piano para los artistas.
Crédito fotografía: 
Andrea Cantillanes
En entrevista con diario El Día, el maestro abordó varios tópicos de su carrera musical y su visión del mundo de la música en el país. Destacó la obra de Jorge Peña Hen que dejó una gran herencia con las orquestas juveniles y también recordó su encuentro con Nicanor Parra.

Durante su paso por La Serena, donde fue invitado a presentar un libro biográfico que editó la Universidad Técnica Metropolitana, el maestro Roberto Bravo concedió una entrevista a diario el Día, oportunidad en que se refirió a su obra, pero también a actuaciones suyas que van más allá de la música.

En este contexto, el maestro manifestó su visión sobre las nuevas generaciones y el talento que hay en el país, destacando de paso la obra de Peña Hen y las orquestas juveniles. Pero también se lamenta que acá no exista un piano para que artistas como él hagan sus presentaciones y este instrumento se debe arrendar, por lo general en la capital.

¿Qué lo liga a La Serena?

“Para mí tiene toda una historia desde muchos años ya de tocar acá. Desde los años difíciles en que no podía tocar en salas oficiales y tocaba en la Catedral nomás, pero también para mí es la entrada para el valle, yo soy un asiduo visitante y amante del Valle del Elqui y también mi vida ha sido muy influenciada por el pensamiento de doña Gabriela (Mistral), así que hay toda una historia y narración de muchos años. Justamente ahora pude hacer un concierto en el Teatro Municipal, hacía muchísimos años que no podía tocar ahí por la simple razón de que no hay un piano en La Serena y es un tema que podría estar en vías de solucionarse ahora, porque hay conversaciones para que se compre un piano para la ciudad y en estos días se presentó el libro que se llama ‘La Música se Encuentra Entre el Cielo y la Tierra’”.

Hoy las presentaciones de los maestros, tenores o músicos clásicos son distintas, ya no son únicas, incluso se presentan con artistas invitados ¿usted también tiene invitados y por qué se produce este cambio?

“Para enriquecer el programa con distintos repertorios, hay algunos artistas que han marcado pauta en esto de la transversalidad de los repertorios y entender que la música buena es una sola. En mi caso personal yo he transitado desde hace mucho tiempo, desde los años 80, primero con la música latinoamericana, Pablo, Silvio, Víctor, Violeta, luego empecé a grabar música de películas, luego tangos de Piazzola. Lo último que hecho como disco es música de las películas animadas japonesas, he incursionado también en el mundo del jazz junto a un saxofonista austriaco y el proyecto para este año es un disco íntegro de música de Johann Sebastian Bach. En algunos conciertos me han acompañado de Monserrat Prieto en violín, con la que he hecho tres discos y Dior Dratzer, austriaco, con quien he hecho ya dos discos; eso enriquece mi vida, pero también para el público es muy interesante tener esta variedad de oferta musical. De hecho, el recital que yo presenté acá tenía distintos bloques, uno de música coreana-japonesa y otro bloque de música de Schopin, después toqué con la orquesta música de Piazzola (Astor) y Ennio Morricone”

En nuestro país esporádicamente aparecen maestros como usted, como Claudio Arrau, ¿esto ocurre por la falta de oportunidades en el país, cuál es su opinión de que surjan tan pocos maestros?

“Yo creo que en Chile hay muchísimo talento y hay oportunidades para que se desarrollen. Hay muchas instituciones que están trabajando para aportar, hay varios chicos jóvenes estudiando en Europa”.

¿Y qué ocurre que despegan tan pocos tan alto como usted, por ejemplo?

“Todo toma su tiempo para que se desarrolle. Una flor necesita muchísimo cuidado, muchísima dedicación para que florezca. En este caso nosotros somos responsables de nuestro talento y fortalecerlo a través de la disciplina, de la constante práctica, de la constante autoexigencia y se basa en un pensamiento claro para todos, uno ama lo que hace y cuando uno ama lo que hace lo cuida”.

¿Qué le aconseja a sus discípulos?

“La vida de un artista se rige por tres principios fundamentales: Practicar, practicar, practicar. La perseverancia, la disciplina y creer en lo que uno hace y el amor por la música. Cuando uno habla cuál es tu gran amor de la vida, en el caso mío sigue siendo el piano. Porque ahí, como decía el gran maestro Franz Liszt, ahí es donde uno deja todas sus penas y alegrías y también es como la espada para el caballero por la cual tú luchas y defiendes las causas que necesitan tu apoyo”

¿Cómo se siente cuando hace sus presentaciones en el extranjero. Nacionalista, o es un artista del mundo?

“La verdad es que uno, como lo dijo siempre el maestro Arrau (Claudio), nosotros somos servidores de la música, somos los puentes entre los grandes compositores y el público. Por lo tanto, nuestra actitud tiene que ser de servicio. Fuera con el ego, fuera con la vanidad. Siempre nos decía él, el peor enemigo del artista es la vanidad y que nunca hay que salir a escena a buscar el aplauso fácil ni a tratar de impresionar al público y esa máxima se ha quedado conmigo desde hace muchos años. Ahora es una cosa muy personal entrar en un terreno energético en el cual todos somos uno, no hay diferencia cuando uno escucha y hace la música. No hay clases sociales, no hay fronteras, no hay colores, estamos todos unidos en esa energía que produce la música, porque la música abre portales energéticos y en eso entramos todos sin distinción”.

¿Cuál es la visión que tiene referente a lo que se está haciendo referente a  la música, principalmente en regiones?

“Siempre hay que hacer más. Este es un país con mucho talento, donde todo lo que inició Jorge Peña (Hen) ha tenido frutos fabulosos en las orquestas juveniles que están repartidas a lo largo de Chile. Yo toqué con los chicos de la orquesta de La Antena. Muy talentosos, muy bien dirigidos por el maestro Ibacache (Mauricio). Me encantaría volver a tocar con ellos porque fue una linda experiencia y hay que apoyarlos siempre, porque la música les abre otro mundo, donde es un privilegio tener un instrumento en las manos y entrar a ese mundo. Es también un rescate social, tanto para los niños, como para sus familias, para el barrio. Entonces, esos programas siempre hay que fortalecerlos y apoyarlos. En ese sentido creo que hemos avanzado mucho, hay orquesta incluso en la Isla de Pascua. Mahani Teave, a quien yo considero mi discípula, es una maravillosa pianista, pero también es una maravillosa persona, entendió que el talento o la oportunidad que ella tuvo la traspasa a otros niños para que también se puedan desarrollar musicalmente y ella tiene ya una escuela de música en la isla, con 72 niños, es un proyecto maravilloso que ella creó en su tierra para potenciar los talentos y así hay otras personas trabajando en otros lugares”.

¿Qué ve en La Serena?

“En el caso particular de La Serena hay dos cosas urgentes y creo que lo puedo decir con propiedad porque hace años que estoy en esto. La Serena Necesita un piano y creo que es el momento de que se produzca la compa de uno, porque eso va a permitir que nosotros los pianistas y alrededor del piano también los tríos y cuartetos y todo, puedan pasar por La Serena y dar un concierto. Las veces que yo he tocado acá, en la calle o en colegios, han tenido que arrendar pianos y algunas veces traerlos de Santiago. Ahora afortunadamente no porque hay una casa de pianos acá, pero el teatro (municipal) debería tener un piano. No es posible que una ciudad tan musical, tan hermosa, tan visitada no tenga un piano, hay una deuda ahí que debería solucionarse pronto. No es una tremenda inversión. Yo vengo hablando este tema de los tiempos de la alcaldesa Adriana Peñafiel, hace muchos años. El teatro que tienen acá es pequeño, pero tiene una maravillosa acústica y permite hacer conciertos de cámara. El segundo punto es que La Serena se merece un teatro, un teatro regional, como el que se inaugura en el mes de marzo en Concepción. Talca tiene su teatro, Rancagua también y así vamos, esa es la segunda deuda. Yo creo que esa idea hay que retomarla, porque la región se lo merece”.

“Tenemos que aprender de los países desarrollados donde los presupuestos de cultura son muy altos comparados con los de Chile”.

Usted se desenvuelve cotidianamente en el mundo de la cultura, ¿cómo miró la muerte de Nicanor parra?

“Don Nicanor era un personaje muy especial, yo tuve el honor de hacer un concierto con amigos en la Quinta Vergara el año 83 donde él era el invitado especial y creo que fue la primera vez que don Nicanor leyó sus artefactos ante 10 mil personas. Eran tiempos muy complicados esos años, pero para mí fue un honor ver a un poeta solo en un escenario frente a miles de gentes escuchando con religioso respeto lo que él les estaba diciendo. Después fuimos juntos, porque me pidieron que lo llevara, a un almuerzo con Mijail Gorbachov (expresidente de la Unión Soviética) que estaba de visita en Chile y estuve varias veces en su casa en La Reina. Me acuerdo en una ocasión muy especial, porque llevé a mi hijo que estaba en cuarto medio en Inglaterra y él estaba traduciendo las obras de Shakepeare. Se impresionó mucho, porque se pusieron a hablar de Hamlet y de repente Roberto chico se puso a recitar Hamlet en inglés de memoria y don Nicanor se fue de espaldas. Pero lo bueno de don Nicanor es que aterrizó la poesía a un lenguaje más asequible y bajó a los poetas del Olimpo”.

Así como Nicanor Parra baja la literatura a una comunicación más coloquial ¿cómo aterriza la música usted?

“Eso se produce en el momento que yo regreso a Chile después de una prohibición de seis años que tenía de volver y empiezo a tocar la música de Víctor (Jara) y de Violeta (Parra) en público y eso me lleva a la trova cubana, a la música latinoamericana popular en general y eso hace que todo un mundo de gente se acerque a los conciertos, porque sabe que voy a tocar a Violeta y a Víctor, que en ese minuto estaban muy prohibidos, pero era un minuto en que había que dignificar la memoria de estos artistas y que su música transitara libremente por todas partes y eso fue lo que hice en ese entonces y lo sigo haciendo”.

¿Cuál es su deseo para el mundo de la música en Chile?

“Que siga creciendo como va creciendo. Que haya más apoyo tanto del Estado como de la empresa privada, porque siempre es la única en hacer la fuerza, tenemos que aprender de los países desarrollados donde los presupuestos de cultura son muy altos comparados con los de Chile. Si tocamos el tema del libro, hasta cuándo van a seguir con los impuestos. Como quieren que la gente lea si los libros son muy caros. Una de las cosas que yo pedí a la universidad es que el libro autobiográfico que ellos escribieron, no salga a un precio muy caro para que la gente lo pueda adquirir”.

 

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