Cerca de 75 mil cabezas de ganado subieron a las veranadas este año

Llega marzo y la ancestral tradición de los productores de ganado caprino de la región de Coquimbo, específicamente en la zona del Limarí, llega a su fin. Y es que a partir de diciembre de cada año, los crianceros emigran por cuatro meses con su ganado a las pampas argentinas en busca de pasto, una usanza para capear los meses de mayor sequía que continúa intacta aun en 2017.

Según el catastro oficial y la Asociación de Crianceros de Limarí, durante la última temporada veranada subieron 354 crianceros con un total de 75.131 animales. Con todo, el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, en la región de Coquimbo desparasitó y entregó autorización para subir a las veranadas argentinas a 355 crianceros con un total de 79.791 animales, entre ellos caprinos, ovinos, porcinos, caballos, mulares, asnales, bovinos y caninos.

Juan Carlos Codoceo, presidente de la Asociación de Crianceros de Limarí, explica que las provincias del Choapa y el Limarí son las únicas en el país que siguen practicando esta costumbre y agrega que según los acuerdos que Chile mantiene con Argentina, no pueden pasar más de 80 mil cabezas por temporada, por la capacidad que tienen las praderas argentinas.

“Los precios de venta de una cabeza de ganado se mueven desde los $20 mil, pasan por $30 mil los chivos chicos y hasta $50 mil por una cabra adulta”, dice Codoceo, lo que se traduce en un ganado valuado en unos $2,5 mil millones en promedio.

En tanto, en la región de Coquimbo, según el último Censo del año 2007, hay catastrado un total de 396.767 caprinos, concentrados mayoritariamente en la Provincia de Limarí.

En el cuadro, se puede ver el análisis de las temporadas de veranadas argentinas en los altos valles de Calingasta, donde se observa que la cantidad de crianceros se ha mantenido a través de los años. Eso sí, la cantidad de cabezas de ganado que subieron aumentó en casi un 40% durante 2017, respecto del año anterior.

Inversión de crianceros ronda los $1.000 millones

Por otro lado, Codoceo explica que cada uno de los crianceros invierte al menos $3 millones en cada veranada, dinero que utilizan para vivir durante los cuatro meses que pasan arriba y para pagar el sueldo de un ayudante que los apoya en el arreo y la producción de quesos, entre otros.

En total, y considerando que este año subieron 354 crianceros la inversión completa del rubro rondaría los $1.000 millones cada año.

“En este sentido, un punto positivo que nos ha alivianado la carga de nuestra inversión ha sido el compromiso de este gobierno con el pago del peaje por cabeza de ganado por el paso a Argentina y el desparasitaje de cada cabeza de ganado. Eso hoy lo está pagando el Estado y estamos contentos con la medida”, afirma Codoceo.

La actividad se suma a la modernidad

Si bien la también llamada Transhumancia es una actividad que viene desde hace varios años atrás, los más de 300 crianceros activos en la región se están sumando a la modernidad gracias a una iniciativa del Ministerio de Energía, que entregó de forma inédita durante el comienzo de la temporada el año pasado, 264 kit de transporte para mejorar la respuesta a las necesidades propias de pasar un tercio del año en lugares inhóspitos, sin electricidad o energía.

La seremía de Energía, entidad consiguió que los crianceros de la región, que mantienen contratos de posturas en territorio argentino, accedan a un beneficio gracias a un proyecto financiado por el Fondo de Inversión Estratégica (FIE). La solución consiste en un kit solar de 20 watts, con dos accesos USB que les permitirán no sólo mantener una fuente de iluminación, sino que también posibilitará la carga de una batería para entregar energía cuando no exista disponibilidad del sol.

Asimismo, el Ministerio de Agricultura a través del Programa de Desarrollo de Inversiones (PDI) y Cuidado del Medio Ambiente del INDAP, busca que los crianceros que participan de las veranadas argentinas no dejen residuos peligrosos en los sectores cordilleranos. De esta manera, el Estado promueve el cuidado del medio ambiente, a través de la entrega de caja para desechos cortopunzantes y morral. Esta pudo ser utilizada por los arrierons para depositar jeringas, bisturí y otros elementos de estas características que son utilizados en el control sanitario de los animales.

Por su parte, el morral permite bajar la caja de elementos cortopunzantes y baterías desechables.

La inversión regional en la iniciativa sumó $4.222.416.

La segunda etapa del proyecto es un complemento a la entrega del kit. El objetivo es definir dos puntos que sean los sectores más concurridos de la cordillera para instalar dos antenas de telefonía celular, gestiones ya iniciadas con la Subsecretaría de Transportes y Telecomunicaciones.

El Seremi Marcelo Salazar ha precisado que la idea es que las antenas funcionen con paneles fotovoltaicos. “Se levantará la demanda de comunicación con los familias a través de una mejor señal telefónica, con antenas energizadas en los dos principales pasos de los crianceros”, detalló la autoridad. Con esto, los arrieros podrán sacar un mejor provecho al kit solar.