• Actores públicos y privados se reunieron para revisar las perspectivas de la iniciativa, al alero de la Corporación de Desarrollo Productivo.
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Durante un taller público privado, actores involucrados analizaron propuestas concretas para ser más eficientes en el uso de este vital elemento. Entre las alternativas de uso, se perfila el riego de miles de hectáreas de uso agrícola.

En la actualidad se vierten al mar, 1.000 litros por segundo de aguas residuales en promedio, entre La Serena y Coquimbo, equivalentes a 31 millones de metros cúbicos al año. Estos últimos servirían para regar unas 4.000 hectáreas y son equivalentes a 4 veces el agua que extrae minera Teck CDA del acuífero Elqui Bajo, por dar un ejemplo.

A juicio de Manuel Schneider, Gerente de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo, CRDP, estos datos son el argumento suficiente para determinar la necesidad de trabajar en iniciativas para evaluar la reutilización de aguas residuales tratadas, así como continuar desarrollando esfuerzos que apunten a su gestión integrada.

“Estos datos, nos reiteran la importancia de acelerar los procesos para el tratamiento de aguas residuales. Es por eso que como CRDP, a través de su eje estratégico Recursos Hídricos, estamos conversando este tema con los actores involucrados, para determinar propuestas concretas y evaluar la reutilización de aguas residuales tratadas, tanto para beneficiar al sector productivo, como también para garantizar el consumo humano”, indicó.

 

El poder de los privados

Damaris Orphanoupoulos, vicepresidenta del directorio de ECONSSA, asegura que la clave para el reúso de esos recursos, radica en permitir que una iniciativa privada se manifieste y quiera invertir. “Utilizarla de forma productiva va a generar beneficios, lo importante es que todos los actores sean partícipes, es decir, el cliente, la empresa sanitaria, el usuario y el Medio Ambiente”, sostiene.

En ese sentido, afirma que nadie debería imponer ni restringir posibles clientes, porque ello dependerá única y exclusivamente del reúso que se proponga realizar y los precios deben ser acordados libremente entre ambas partes.

“Existe reutilización en varios lugares de Chile, desde hace 25 años por lo menos, sin ninguna ley perfectamente adecuada para esto, y tampoco hay necesidad de desarrollar ninguna normativa nueva”, indicó.

A su juicio, el rol de las autoridades radica en fomentar y motivar al sector privado que es el que tiene los recursos económicos, puede tomar riesgos y tiene creatividad. “Hay que invitarlos a participar, darles la posibilidad de traer proyectos, ideas. Esa agua se puede utilizar en el sector industrial, que no tiene tantos requerimientos de calidad, pero también en riego, o para recargar acuíferos, dependiendo de las necesidades geográficas que existan”, sostiene.  

La venta para el reúso constituye entonces la sexta etapa del sistema sanitario y permite reducir tarifas y subsidios. “Ya existen experiencias en Antofagasta, Caldera y Cerrillos de Tamaya, entre otras, ninguna igual a la otra y ese es el peligro que plantea una ley, intentar homogeneizar”, aseguró.

Por otro lado, hay que destacar que en la región ya existen experiencias para el reuso del agua, como en Punitaqui, Tongoy y en colegios del Limarí.

“La primera consiste en reutilizar el 100% el agua que sale de la planta de aguas servidas, en una industria local que la ocupa en toda su producción; en Tongoy se trata de una inmobiliaria local que genera riego en sus áreas verdes con aguas servidas; lo mismo en algunos establecimientos de la región. La idea es buscar oportunidades a mayor escala, de manera de aumentar la matriz de oferta de agua, para los distintos sectores productivos, de ahí la importancia desarrollar este tipo de talleres, en donde concurren todos los involucrados del sector público y privado”, explicó Juan Carlos Codoceo, Presidente de la Comisión de Fomento Productivo, del Consejo Regional.62-02i

Entre los desafíos del ente regulador

Desde la Superintendencia de Servicios Sanitarios, Verónica Vergara de la División de Fiscalización, manifiesta que entre los desafíos al 2030 de este organismo, contemplan la reutilización de aguas; la valorización de lodos e inversiones para conducir y manejar las aguas lluvias.

“Actualmente la normativa permite tratar las aguas servidas generadas en el continente, pero debemos abordar también aquel recurso que se arroja al mar a través de los emisarios submarinos”, acotó.

 

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