Hace unos días, Luis González, gerente general de la empresa coquimbana Wilug Limitada, recibió un llamado de Fundibec, institución a cargo del premio Iberoamericano de la Calidad, en el cual le comunicaban que había resultado finalista en la versión 2012 de este certamen, en la categoría Empresa Privada Mediana.Este galardón se entrega anualmente desde 1999.
Cabe destacar que Fundibec es un organismo con representación en 17 países de la comunidad iberoamericana. Para lograr este reconocimiento, Wilug tuvo que superar diversas etapas, con evaluaciones de expertos de Cuba, Ecuador, Chile, Uruguay, México y España, para llegar a transformarse en la primera pyme nacional en lograr este reconocimiento.
Pero este no es el único logro que ostenta esta empresa de la zona, el 2010 también se adjudicó el Premio Nacional a la Calidad y la Gestión de Excelencia Categoría Pyme, organizado por Chilecalidad.
En sus 23 años de historia, se ha convertido en una de los emprendimientos locales más exitosos a nivel nacional. Pasó de efectuar recarga de extintores a prestar un servicio integrado de Ingeniería de la protección contra incendios. Evolucionando en el tiempo, a la fecha, ya tiene contratos con importantes empresas del rubro minero y cadenas de retail a nivel nacional. De cómo logró posicionarse en este competitivo mercado junto a su familia nos, habla en detalle su fundador.
Todo por el amor y los huevos
Los logros de esta firma han sido destacados a nivel nacional y local como ejemplo para otros emprendedores. Luis González accede gustoso a contar su experiencia, pero en cada una de sus charlas, dice, destaca que su primer emprendimiento fue el lograr el amor de su esposa, que lo acompañó en esta tarea. Cuando estudiaba en un liceo de la zona, llegó una mujer muy hermosa que inmediatamente lo cautivó. “Habían muchos hombres ojos azules que trataron de conquistarla, y yo era el patito feo, flaquito. Acá descubrí las cualidades que deben tener los emprendedores, nunca bajé los brazos ni me dejé vencer y logré mi objetivo, y ese es el tema, la perseverancia”, relata orgulloso.
Este hecho a la postre fue clave. Ya casado y mientras cursaba sus estudios de Ingeniería en prevención de riesgos en la entonces Universidad Tecnológica, comenzó a trabajar en el hospital de La Serena, en ese momento, ocurrió un hecho que daría un giro a su vida.“En la casa donde vivíamos con mi esposa comenzó a llegar gente a golpear preguntando si vendía huevos. Descubrimos después que la señora que vivía al lado efectivamente los vendía tiempo atrás, pero se había ido. Ahí a mi mujer se le ocurrió la idea y me encargó que, como yo viajaba a La Serena, le comenzara a traer huevos desde La Recova, donde los vendían muy baratos, y ese fue nuestro primer emprendimiento”, detalla.
El negocio fue creciendo y luego comenzaron con un pequeño negocito de barrio, que denomina “el regalón”. “En la crisis de los 80 fue un quiosquito que tenía cuatro frascos con confites, una cajetilla de cigarros sueltos y un teléfono que hizo lo que es el negocio en la actualidad, porque la gente de Guayacán no tenía donde llamar y comenzaron a venir acá. Ellos mismos nos fueron mostrando su necesidad, nos pedían fideos, arroz, otras cosas y comenzamos a surtir de acuerdo a lo que ellos pedían”, indica.
Este local aún existe frente a las actuales instalaciones de Wilug y se ha convertido en todo un símbolo para él y su familia. “Hemos tenido muy buenos momentos económicos en periodos, pero no lo cerramos, porque es nuestra cábala, nuestro regalón”, recalca.
Una nueva oportunidad de negocio
Una vez titulado, Luis González comenzó a trabajar como prevencionista de riesgos. “En ese momento el mercado de los extintores era muy mal atendido y yo como profesional sentí que podía aportar fortalezas al sistema. Allí nació la idea de crear una empresa de extintores, se abría una oportunidad de negocios”. Esto fue en 1989.
Lo siguiente fue buscar el nombre que tendría la empresa. Luego de diversos análisis y discusiones familiares, optó por tomar las primeras dos letras de los nombres de su hijo Wilson, las dos de su hijo Luigi y la “G” de Gonzales “de ahí salió Wilug”, recuerda con nostalgia.
En todos estos años, de la mano de la innovación y la creatividad, se han consolidado como una de las pymes más exitosas del país. “Fuimos innovadores en llevar el servicio a domicilio, actualmente contamos con 4 vehículos Mercedes Benz para cargar los extintores en cualquier lugar, y eso nos ha permitido llegar trabajando con empresas desde Iquique hasta Puerto Montt “, cuenta. Las claves del éxitoPara Luis González, incluir al núcleo cercano era fundamental. “Yo soy creyente y mi primera idea fue involucrar a mi familia, pero fuera de ello estaba la idea de cómo perseverábamos en el tiempo, yo les vendí el sueño y ellos lo compraron. El resultado de esto, son 23 años en que hemos estado los 4 juntos trabajando en este mismo objetivo, ahora con un equipo de gente que también nos ha creído y seguimos adelante. Creo que esa es la mayor fortaleza que tenemos”, sostiene. “La clave del éxito nuestro es porque tenemos una mezcla de juventud y la experiencia, porque en el momento que hubo que invertir recursos y acelerar los procesos estuvieron mis hijos, pero en los momentos que hubo que frenarse porque había crisis lo hicimos nosotros con mi señora”, agrega.
Además destaca que han logrado formar un muy buen equipo de trabajo, donde la seguridad y la calidad del servicio son entes fundamentales. “Nosotros queremos armar un Wilug forever, nuestro sueño creció y creemos que en el tiempo mis nietos tienen que estar trabajando acá, y los hijos de nuestros trabajadores también”, expresa.
Ahora tienen un proyecto de ampliación y a fines de octubre planea la inauguración de sus nuevas instalaciones en el Barrio Industrial. “El taller que tendremos allí es 7 veces más del que tenemos acá, la bodega 5 veces más, nuestro personal ahora va a tener oficinas mucho más amplias, es un gran avance para nosotros”, declara.
Respecto a la recomendación que puede dar a quienes recién están comenzando, señala que la palabra clave es la perseverancia y no dejarse abatir cuando a veces las cosas no salen bien, sobretodo porque ahora las oportunidades que existen son mucho mayores a las que cuando inició. “Nosotros empezamos en un tiempo un poco más difícil, porque no habían tantos beneficios del Estado. Hoy en día están más abiertos. Emprender y fracasar en el primer intento no es morir, es una experiencia más, yo creo que es el momento de que cada uno que tenga una idea la aterrice, recurra a estas instancias y las aproveche”, manifiesta.
LA EXPANSIÓN
Tras el éxito del negocio lo siguiente fue expandirse a otros ámbitos. Fue así que crearon un instituto técnico de capacitación. “Cuando nosotros hacíamos la mantención, la garantía nos exigía una charla teórica del uso de los extintores. Nos inscribimos en el Sence y la comenzamos a hacer nosotros mismos”, señala Luis González.
También crearon una empresa paralela que se encarga de desarrollar instalaciones especiales de construcción y montaje para la protección contra incendios.Asimismo, llevaron a cabo la idea de levantar un colegio, el San Luis. “Nació porque había mucha de nuestra gente que quería nivelar sus estudios, comenzamos con un colegio de adultos y después ya lo tomó la comunidad y creamos una sala cuna y un Jardín infantil. Ahora tenemos de enseñanza básica a cuarto medio”. El establecimiento es subvencionado, pero sin costo para los estudiantes.