Ricardo Lalanne, gerente general regional de Aguas del Valle, sale en defensa del trabajo que se está realizando en materia de tratamiento de las aguas servidas y se refiere a lo difícil que ha sido mantener el abastecimiento a raíz de la sequía

Controversia generó durante esta semana la denuncia de la agrupación ambientalista “Movimiento ciudadano por Coquimbo”, quienes afirman que la planta de tratamiento de aguas servidas, ubicada en la Pampilla de Coquimbo, no estaría cumpliendo con la normativa vigente, generando contaminación en la bahía. Dicen contar con pruebas al respecto.
Las alertas se encienden en los ciudadanos, sin embargo, Ricardo Lalanne, gerente general regional de Aguas del Valle, dice estar tranquilo pues están seguros que el recinto cumple con toda la reglamentación ambiental y que así lo corroboran también las entidades pertinentes. Asegura que este sistema está establecido como política en los sectores costeros y que otra alternativa, como la instalación de una planta de lodo activado (con un sistema como el utilizado en La Farfana) sería de mayor costo, el que se traspasaría a los usuarios.
Pero esa no es la única preocupación de la compañía por estos días. También está el tema de la sequía y el asegurar el abastecimiento a la población. Reconoce que la situación está complicada, pero que se realizan las inversiones que impidan que los hogares vean restringido el acceso al vital elemento.
Sostiene que el trabajo unido del sector privado y público será fundamental en el futuro en una zona que la sequía es y seguirá siendo el invitado de piedra.

Existe una denuncia, de un grupo ambientalista de Coquimbo que acusa que el emisario de Coquimbo estaría generando contaminación. ¿Cuál es la versión de la empresa al respecto?
“La política del país han determinado efectuar el tratamiento de aguas servidas en base a un procedimiento preliminar o físico donde se retiran todas las basuras, el aceite, la arena y después disponerlo en un punto determinado en el mar. Este es diseñado, calculado científicamente a modo de no afectar las otras actividades económicas que hay en el sector y así se hizo en el emisario de Coquimbo”.
¿Se cumple con la normativa?
“Pasó todas las aprobaciones de las instituciones que comprendían la CONAMA en ese entonces y entró en servicio el 2006. Desde esa fecha, se le ha hecho seguimiento al funcionamiento en base a la resolución ambiental, que estipula una serie de condiciones. Toda esta información y los resultados de estos controles dicen que está funcionando de acuerdo al proyecto y así también lo acreditan las instituciones que fiscalizan”.
“Por eso nosotros estamos muy seguros de que el diseño, que tiene un respaldo científico, y la operación que tiene un argumento y una justificación empírica de que está funcionando adecuadamente”.
¿Cuál sería otra alternativa para evitar los emisarios al mar?
“En nuestro país se inició esta modalidad porque es un sistema que es más fácil de operar, más seguro desde el punto de vista operativo y además tiene un costo económico menor. En cambio el proceso de lodo activado, que se realiza en las localidades donde no hay costa requiere una mayor inversión. Nosotros hicimos los cálculos en el caso de Coquimbo y el costo era 5 veces superior y eso se traspasa a las tarifas. Por eso no fue aceptado, porque no estaban las condiciones”.
¿Cabe la posibilidad de que puedan hacer una inversión para que estas aguas tratadas se vuelvan a utilizar, teniendo en cuenta el tema de la sequía?
“Eso es posible, hay que normar, pero es una buena alternativa, sobretodo en una zona donde escasea el agua. Yo creo que se le puede dar un uso mejor en vez de depositarla en el mar”.
¿Cómo para la minería por ejemplo?
“Sí, para la minería, la agricultura, hay que legislar al respecto. Pero en un área como la nuestra, hacer un uso más racional del recurso es una alternativa a estudiar”.
¿Hay que legislar para saber de quién es esta agua?
“Hoy en día no existe el inconveniente de aguas que son descargadas hacia el interior, porque ya no hay más usuarios de ella, esa es la ventaja que tiene, por lo tanto no se afecta a nadie”
¿Hay interés ya de algunas empresas de poder tomar estas aguas y utilizarlas?
“Sí, hay interés, pero a nivel preliminar”
¿De la minería sobretodo?
“De la minería y de la agricultura también”
¿En cuánto tiempo más se podría concretar esto y cuanta inversión requiere?
“Lo que estamos haciendo es muy preliminar, depende de la calidad que se quiere obtener, podría costar cerca de 20 millones de dólares, pero aún es pronto para hablar de eso”.
¿Pero es una alternativa viable?
“Claramente es una alternativa a estudiar, no se puede dejar de lado y yo diría que es previo a pensar en desalinizar. Esto se tiene que analizar en el ámbito de las autoridades, ellos son los que nos van a permitir, en la medida que creen una legislación adecuada, que la compañía pueda buscar y analizar con terceros este tipo de soluciones. Por ahora, hay que esperar, pero nosotros siempre vamos a estar con la mejor disposición y estamos interesados en investigar y trabajar el tema”.
¿En materia de sequía, cuanto ha invertido la empresa y cuánto esperan invertir este año?
“Invertimos 1.200 millones específicamente en lo que es fuentes de agua para enfrentar la sequía. Ejemplo de ello es que este fue uno de los veranos con más afluencia de turistas y no hubo ningún problema con el agua potable. Eso significa que todos los esfuerzos que ha hecho Aguas del Valle para mejorar la generación del recurso funcionaron a la perfección”
“En la medida que el agua superficial ha ido disminuyendo, nosotros hemos tenido que empezar a explotar nuestras fuentes subterráneas construyendo y mejorando los pozos y las plantas elevadoras”.
¿Está costando mucho obtener el agua? ¿Falta conciencia?
“Sí, claramente, hay muchas personas que riegan los jardines a mediodía, con sol, como que no hemos tomado conciencia del fenómeno de sequía que nos ha azotado durante tantos años. Creo que falta que nosotros mismos tomemos medidas”.
Se habla del tema de la calidad del agua también, que se está volviendo más “dura”, ¿efectivamente les está costando más entregar un agua mejor?
“Sí, aumentó un poco la dureza donde han ido bajando los niveles de las napas subterráneas en algunos sectores, pero en general es un agua aceptable”.
“En general el agua en el norte del país tiene una mayor dureza que hacia el sur, es normal. Todos sufrimos el problema del sarro en el calentador, en las llaves, pero hemos aprendido que hay que hacer algunas mantenciones”.
¿Qué va a pasar si se mantiene esta situación de sequía para el próximo año?
“En nuestro plan de inversiones, consideramos un monto similar al del año pasado para hacer nuevas obras de mejoramiento de la dotación existente a modo de mantener el 100% del abastecimiento. Significa mayores esfuerzos, mayores costos, pero ese es nuestro objetivo. Hay casos como Canela y Punitaqui donde el año 2007 el agua en el sector se apagó. Los acuíferos son de poco espesor, de poco almacenamiento y eso nos ha obligado a transportar agua desde otros lugares potabilizándola y entregándola a los clientes, que no se han dado cuenta de eso”.
¿Es primordial entonces que comience a trabajar la mesa regional del agua en la que ustedes participan?
“Es el momento para que todas las instancias trabajemos en conjunto, porque al parecer la sequía vino para quedarse. Hay que perfeccionar y eficientar el uso del recurso, pensar en nuevas tecnologías, como usar las aguas que hoy se descargan a través del emisario, pensar en la desalinización, ir haciendo proyectos a futuro para ver que va a pasar más adelante”.
 

 

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