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Lautaro Carmona
De forma frontal y directa, la actual conductora de la SAN dio a conocer su visión sobre el presente de la agricultura en la región y el país. Mayormente preocupada por los efectos del cambio climático sobre esta actividad más que por el episodio de la sequía en sí, y criticando que el Estado no haya desarrollado hasta hoy una política de desarrollo para el sector, Figari hizo un llamado a todos los sectores a aunar fuerzas en pro de superar el difícil momento que atraviesa el agro local.

Por Christián Armaza

María Inés Figari, actual presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte, SAN, se muestra franca y directa frente a los micrófonos: “Aquí hay temas que no se están tocando y me pareceque es de extrema urgencia hacerlo”, señala de entrada.

Y es que para esta reconocida dirigenta gremial del agro regional, la agricultura se encuentra casi en un estado de orfandad, pues, a su juicio, el sector no ha tenido la preocupación que merece de parte de las autoridades, a lo que se suma una suerte de diálogos de sordos que no ha contribuido en la superación de las problemáticas que afectan al sector.

Tal es así que para ella, en el actual debate por la sequía que afecta a la región, no se ha puesto el foco en lo que, a su parecer, debiese ser la principal preocupación del Estado: el cambio climático y la inexistencia de políticas de fondo para adaptarse a este cambio en las condiciones naturales de la región.

“Nosotros hemos sido una región semiárida desde siempre. No es novedad que no tengamos lluvia”, afirma, destacando en este punto, el manejo en la repartición de agua que han llevado a cabo las juntas de vigilancia de la zona. “Han sido muy prolijas en eso”, segura.

-Entonces ¿cuál es la situación en la que hoy se encuentra el sector agrícola?

“Hoy día nos encontramos con que efectivamente los embalses están más bajos, pero hay agua en ellos. Yo participo con la SNA y FEDEFRUTA, y hay regiones como la del río Tinguiririca, que riega la zona vinífera más importante de Chile, que estaba a punto de quedarse sin agua”.

-Entonces, ¿por qué pareciera que hoy estamos viviendo un caos, o es una realidad en la cual ustedes no están involucrados y es otro sector el que está más afectado?

“Efectivamente. Yo creo que ahí es donde está justamente el punto que yo quería distinguir. Se comenta de la escasez hídrica que está pegando fuerte, pero a quienes les pega mayormente es a los pueblos rurales, por ejemplo, y más concretamente a la alta dispersión de pequeñas propiedades rurales donde lógicamente les deben llevar agua en camiones aljibe.

“Tengo que decir que yo estuve en Europa y me preocupé especialmente de este tema, y vi como lo hacían en Italia, en Francia, y resulta que allí está delimitado el territorio. Yo no puedo irme a la punta del cerro a hacer mi casa. Y eso es algo que aquí vamos a tener que empezar a trabajar firme. Que se delimite el territorio”.

-¿Se refiere a que debe haber una suerte de ordenamiento territorial?

“Claro. Así lo hacen. Lo comprobé en Italia y en Francia”.

-¿Usted cree que se están armando negociados con el tema del agua, por ejemplo respecto a ciertas denuncias sobre los camiones aljibe?

“No me gusta entrar en ese tema de andar denunciando a la gente. Yo soy proclive a hacer las cosas que hay que hacer, porque si no, se entra en un hilo muy fino con el que a lo mejor, se culpa indebidamente a personas que lo están haciendo correctamente.

“Pero esto tiene que ver con la escasez hídrica de tal sector, para lo cual debe ir el camión. Años atrás se hizo el catastro sobre qué capacidad de cabezas de ganado somos capaces de tener en la región y hoy día eso está sobrepasado”.

-¿Comparte entonces lo dicho por Ricardo Ariztía cuando era director nacional de INDAP cuando dijo que había demasiada masa ganadera en la región, frase por la que fue muy criticado?

“Yo creo que hay que ser realista, aquí la situación lógicamente es preocupante. Pero es así desde siempre. Siempre hemos tenido esta condición.

“Esta es una actividad noble que la hemos elegido porque la queremos, porque es una condición de vida. Pero al elegir esa actividad, también tenemos que sobrevivir, nosotros y nuestros trabajadores. Por tanto, pensar en que estamos haciéndonos la América, no es así”

“Pero debemos preocuparnos porque detrás de eso, también hay miseria. Me ha tocado ver en mi propia propiedad que ha llegado gente en condiciones infrahumanas. Ahí hay familias, no personas que cuidan cabras. Pero si esa actividad no da, entonces ¿cómo podemos ordenarla? Justamente es que tenemos que tener considerado qué capacidad tenemos para criar esos animales y para que esa actividad tan sacrificada tenga un retorno para un mejor vivir de esas familias”.

-Y en relación a la situación de ciertos cultivos como el palto, por ejemplo, que consume mucha agua, ¿cómo convive esa situación justo cuando se busca impulsar  procesos como una reconversión productiva?

“Sobre el tema de lo que cultivamos, sabemos hacer de todo, y aquí en esta región, somos bendecidos porque se puede poner de todo.

“Pero en este momento, tenemos un problema que fue el tema del cambio de las variedades de uva del mercado mundial. Y esa es mi motivación del porqué quiero contar lo que está pasando.

“Los tranques tienen agua suficiente y me he encargado de averiguar si hay agricultores en Choapa, en Limarí y en Elqui, que hayan perdido sus cultivos, pero nadie ha perdido sus cultivos, porque todos hemos podido regar de forma normal.

“Se bajaron las cantidades de agua que se están asignando lógicamente, pero si uno ve, todo el mundo está cosechando los productos de esta fecha.

“Esta es una actividad noble que la hemos elegido porque la queremos, porque es una condición de vida. Pero al elegir esa actividad, también tenemos que sobrevivir, nosotros y nuestros trabajadores. Por tanto, pensar en que estamos haciéndonos la América, no es así. Es una actividad en la que día a día, se agotan las fuerzas, porque se debe luchar contra muchas cosas, y se obtiene muy poca devolución en cuanto a que esto te deje una cantidad suficiente de recursos”.

Empresas al límite

-Entonces ¿cómo calificaría el presente de la actividad?

“Hoy día estamos con una problemática económica realmente pavorosa. Entre el viernes y el lunes, supe de cinco empresas agrícolas que están en quiebra”.

-¿Qué es lo que llevó a la quiebra a esas empresas?

“Un conjunto de factores. Me atrevo a decir que el 98% de los agricultores tenemos créditos bancarios.

“Teníamos pensado que íbamos a tener una buena cosecha de cítricos, y en algunos casos tuvimos cosechas bajo al 50%, habiendo puesto las esperanzas de sacar el 100%, con lo que se permitía poder cubrir los gastos y seguir viviendo.

“Ya no tenemos las uvas, entonces nos quedamos con un monocultivo y ahí es donde incluyo también el palto. Porque de alguna forma, como la uva ya aquí colapsó, lo más rápido es el cítrico y el palto, que comienza a dar luego”.

-¿Pero en qué queda la critica que se le hace a esos monocultivos como el palto, especialmente en relación al alto consumo de agua de esa especie?

“Eso lo tenemos que mirar en su contexto. No debemos quedarnos pegados como el movimiento de Petorca en contra de la palta, porque detrás de ella hay trabajo, hay muchas familias que necesitan esos trabajos. Se ha satanizado la agricultura y eso no lo podemos permitir. Aquí hay esfuerzo y sacrificio de vida, y lo estamos pasando muy mal.

“Por eso, necesitamos que el Estado chileno tenga una línea de acción. Pero aquí en Chile no hay una política de Estado para la agricultura. El mundo entero está protegiendo a su agricultura, lo orgánico, el medio ambiente”.

-¿Cuántas son, en total las empresas que han quebrado que están, por ejemplo, bajo el paraguas de la SAN?

“Nosotros somos una institución que pusimos el foco en todos los agricultores. Seguramente en un inicio, esto comenzó con la mirada de los empresarios agrícolas. Hoy día estamos con todo aquel que esta involucrado en el mundo rural y de hecho, tenemos socios que son pequeños productores y que son sindicatos de trabajadores agrícolas, que es una modalidad diferente. ¿Y por qué? Porque aquí nos necesitamos todos.

“Ese pequeño agricultor, con lo que tiene, no le es suficiente para su sobrevivencia. Necesita de un trabajo extra que se lo da una empresa vecina a su campo, que tiene el trabajo de temporada donde obtienen esos ingresos para poder vivir durante todo el año.

“Tenemos productores que son dueños de 5 hectáreas de uva pisquera y les están pagando a 50 pesos el kilo. De eso no puede vivir una familia”.

“Aquí nos tratan de llorones”

-Y si existen esas dificultades ¿por qué no se reunió con el ministro Antonio Walker que estuvo visitando la región?

“Tengo una reunión el lunes en el Ministerio. Lo que pasa es que aquí el ministro viene a ver situaciones puntuales de estos temas que fueron puestos en Santiago por las municipalidades. Yo no puedo contaminar el tema para lo que él viene, que es ver al pequeño criancero, a las comunidades que se están quedando sin agua. No lo puedo contaminar con lo de nosotros, porque aparecería que otra vez estamos llorando, porque nos tratan de llorones. Pero aquí ya no da ni para lágrimas. Esto es realmente muy duro”.

-¿No le gusta politizar los temas?

“Exactamente. Y la gente me conoce que yo me la juego por los temas agrícolas. No tenemos color político. Aquí tenemos unas necesidades que nos competen a todos. Y ese es mi trabajo”.

-Pero si ya no da para lágrimas como dice Ud., ¿no descarta, como ha pasado otras veces, ‘sacar los tractores a la calle’ como ocurrió en un momento coyuntural en la región?

“Yo soy una persona de dialogo y eso es lo que busco en todos los frentes.

“Pero respecto al Código de Aguas, por ejemplo, ¡qué poco diálogo hemos tenido, qué poco sabe el Congreso de lo que está pasando en la agricultura! No porque cambien el código nos va a llegar más agua. Eso es una panacea que se le esta prometiendo gratuitamente a la gente, y no es así, no va a llegar más agua por el Código de Aguas.

“Por eso no vamos a permitir que se le quite el agua al que está produciendo por ir a darle agua al que tiene su parcela de agrado en el cerro. Eso no es justo.

“Hay que dialogar, pero aquí se está tratando de imponer lo que un pensamiento político sugirió y ahí estamos”.

-¿La postura de los regantes y sus organizaciones no ha sido escuchada en este tema?

“Bueno, agradezco que nos hayan invitado a hablar sobre el tema, pero he ido a hablar al aire. Y no, no se toma en cuenta, pese a que he llevado argumentos serios.

“Por ejemplo, que una persona tome la dirección total del agua cuando hay una sequía, eso lo dice el Código. Y resulta que estábamos con los tranques llenos y se decretó zona de emergencia hídrica. Yo hablé con las personas encargadas en ese momento y me dijeron que eso había sido orden de la Intendencia.

“No podemos seguir tapándonos los ojos para que no se note cuáles son mis intereses detrás. Tenemos que ser abiertos en lo que estamos promoviendo.

“Y la verdad, no tengo pensado sacar tractores a la calle porque pienso que tenemos capacidad de sentarnos a conversar, explicar lo que estamos viviendo, y lo que estamos necesitando”.

-¿Pero qué ocurre si no llueve o no hay nieve suficiente en la cordillera para la próxima temporada?

“La próxima temporada tiene agua. El tranque Paloma tiene un 60% de llenado, y eso es mucha agua. Estamos hablando de unos 420 millones de metros cúbicos de agua. En la última sequia regamos con 35 millones.

“Yo no quiero alarmar, porque se habla mucho de la sequía…”

-Justamente, se habla de la peor sequía de los últimos 50 años, se compara con la de 1969, por ejemplo.

“Ese dato me gustaría que lo diera firmado quien lo tiene registrado.

“La razón que dio origen a la SAN fue una tremenda sequia de 10 años, por la necesidad de los agricultores de unirse para poder formalizar su situación y proponer medidas al gobierno.

“Después de 10 años lograron convencer al Estado chileno de la necesidad de construir el tranque La Laguna. Antes no había ningún medio y sin embargo, ellos lograron organizarse, ordenarse y sacar buenas propuestas”.

Ausencia de una política de desarrollo

-Pero cuando hablamos de la sequía, volvemos siempre a las canastas con alimentos, volvemos a los bonos, a los programas de empleo. ¿Cómo es posible que no se haya avanzado nada en 30 años para evitar los problemas de la agricultura familiar campesina?

“Bueno, nosotros también tenemos agricultura familiar campesina en la organización. Nos relacionamos con ellos. Pero aquí hay un problema grave también, que es la venta de los productos.

“En este minuto tenemos los cítricos, por ejemplo, las lindas clementinas. Las veo en el supermercado a 1.650 pesos. Pero en el propio campo me la van a vender a 80 pesos.

“Ahí hay un temazo, pero nos dispersamos en los temas y no estamos poniendo el foco en lo que realmente se necesita arreglar”.

-Pero ¿por qué no se ha avanzado en darle soluciones concretas a los campesinos y crianceros?

“Bueno, yo presenté en una reunión que tuvimos en Ovalle, mi preocupación por las familias de los crianceros.

“He visto a los niños acostados en el suelo tomar leche de la cabra. Hay un sistema de vida que podríamos decir que va en contra de lo que podríamos denominar como derechos humanos.

“Niñitos que están cuidando las cabras bajo el sol, malos tratos de parte de sus propios padres, no van a la escuela porque tienen que ir a cuidar las cabras. Eso está ocurriendo a vista y paciencia de todos.

“A eso me gustaría que le estemos poniendo el ojo. Hay que hacer algo en conjunto, vayamos a lo concreto”.

-¿Usted cree que se está sobrerreaccionando en el tema de la sequía?

“No. Pero sí se está dejando de vista lo verdaderamente importante que es cómo le arreglamos la vida a esa gente. Ellos son parte de nuestras vidas. ¿Quién no come queso de cabra aquí?

“Pero hoy día hay que poner la mirada en otras cosas. No puede haber un país que enfrente un problema de sequía, de cambio climático, a punta de cajitas. Llegan bien, pero también producen abusos. Por ejemplo, a mí me llegaron denuncias que en Monte Patria, en la sequía anterior, se repartían cajas de alimentos a los dueños de los almacenes.

“Por eso, el verdadero tema de fondo es el cambio climático”.

-Pero dado el escenario que nos muestra, ¿cómo cree Ud., entonces que el Estado de Chile pretenda convertir al país en una potencia agroalimentaria, si no hay una política de desarrollo agrícola concreta?

“(Risas) Bueno, es muy alta la pretensión que seamos potencia alimentaria si no hemos resuelto todas esas situaciones.

“Por ejemplo, cuando en plena sequía se le hizo un tajo al río para canalizarlo, me encontré con personas ambientalistas que estaban furiosas e indignadas por eso. Pero yo creo que en la vida uno tiene que priorizar: tenemos que ser claros. ¿Quién es primero? ¿El hombre o el sauce que se dice defender? Porque defender que el entorno del río que se está secando y no defender que esa agua va a ir al consumo humano, lo encuentro, ciertamente, mediocre.

“El problema es que salen estos temas que se aprovechan políticamente, pero no se va al trasfondo del tema de cómo resolverlos”. 

No a la politización

-¿No le seduce hacer ese planteamiento desde un cargo como alcaldesa, diputada o senadora?

“Yo me entrego a mi gente. Yo soy campesina de alma, entonces creo que puedo ser la vocera con todo respeto, del drama que estamos viviendo. Eso me gusta más. Me lo han pedido, pero con mucho agradecimiento, la verdad es que no es mi lugar”.

-¿No le gusta la política?

“Es que hay intenciones que no las alcanzo a tener yo en mi corazón, entonces esas intenciones a veces desvían los caminos, y eso no me gustaría. Si yo me dedicara a ser cualquier cosa, la gente diría ‘ah, por eso esta señora venía para acá’. Y yo no quiero eso, sino que las personas nos sigan contando todos sus dolores, todas las penas, todas las necesidades. Tenemos el alma, el corazón y la mente para escucharlos y apoyarlos.

“El ministro de Agricultura me conoce desde hace muchos años, tengo cercanía con él y sabe en qué estoy yo. Pero estos temas no se pueden politizar, pues hoy vivimos una urgencia”.

 

Minería Vs agricultura

-¿Usted cree que la minería es una de las grandes complicaciones que ha tenido el agro acá en la región, como a veces se asegura?

“No conozco a nadie que haya perdido su producción a causa de la minería. Yo creo que aquí volvemos al tema del ordenamiento (territorial). Pienso que aquí todos podemos convivir, pero la idea es que tengamos claridad de lo que está pasando, seamos sinceros en lo que necesitamos.  Sé que hay muchas personas que sienten en su corazón  lo yo estoy hablando, pues lo están viviendo, y eso es lo importante”.

 

 

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